Robert Carsen, poeta en las tablas
En el panorama de la escena internacional abundan la boutade y alguna que otra extravagancia. Pero falta provocaci¨®n. De la buena. Por eso, cuando uno asiste a la magia suele quedar perplejo. Ocurre poco, pero cuando se da la circunstancia, al espectador le cuesta, para bien, recuperarse de la experiencia. Uno de los escasos directores de escena que suelen hacer explotar a menudo el milagro es un canadiense peque?o, discreto, con tono de voz bajo y pausado, que se llama Robert Carsen: uno de los mayores poetas esc¨¦nicos con los que puede toparse el espectador hoy en un teatro.
La cr¨ªtica, el p¨²blico, los aficionados, coincidieron en que el Di¨¢logo de carmelitas, de Poulenc, que se vio la temporada 2005-2006 en el Teatro Real fue lo m¨¢s grande del a?o y uno de los mejores montajes de la reciente historia de la ¨®pera en Madrid. Ahora, Carsen regresa con toda su profundidad po¨¦tica de la mano del enigm¨¢tico Leos Jan¨¢cek y su ¨®pera Katia Kabanova.
"El agua es elemento, personaje y sobre todo met¨¢fora. Provoca claustrofobia y ansia de libertad, se comporta como un espejo"
El checo es un compositor que cuadra perfectamente con las concepciones b¨¢sicas de Carsen: "La ¨®pera es un arte que mezcla emoci¨®n e intelecto, algo que ¨¦l sabe dominar al m¨¢ximo". Adem¨¢s del tiempo: "El tiempo en Jan¨¢cek es lo que m¨¢s me fascina de ¨¦l. Nuestras vidas son una carrera contra el reloj. Ese avance se lo traga todo como una apisonadora. Por eso el hombre es vicioso, porque las drogas, el alcohol, el sexo, detienen el tiempo. Jan¨¢cek tambi¨¦n. Lo congela, lo consigue siempre, y en medio no dejan de ocurrir cosas", afirma Carsen.
Ocurre en Jenufa, en La casa de los muertos, en El caso Makropoulos, obras que se han ido recuperando como aut¨¦nticas joyas del repertorio del siglo XX -las compuso entre 1904 y 1930- desde hace poco. De hecho, su resurrecci¨®n tiene que ver con el ejercicio del poder de los directores de escena en la ¨®pera. Es un compositor que les fascina. Aunque tambi¨¦n a los musicales, que lo ven dif¨ªcil, laber¨ªntico, retador. "Los directores de escena s¨ª han influido en la recuperaci¨®n de Jan¨¢cek, pero casi todo el m¨¦rito es de Charles Mackerras. ?l le ha hecho grande", comenta Carsen. Ha sido ese m¨²sico australiano quien lo ha vuelto a colocar en ¨®rbita como uno de los grandes del siglo XX a partir de los pasados a?os ochenta. En las funciones del Real, la batuta est¨¢ en manos de Jiri Belohlavek, y en el reparto destacan Karita Mattila, Miroslav Dvorsky y Oleg Bryjak.
No s¨®lo es el tiempo elemento esencial en la escena de Carsen. El espacio, el movimiento, tambi¨¦n desempe?an un papel primordial. Junto a eso, este artista juega con la f¨ªsica, la precisi¨®n, la matem¨¢tica. Pero a todo lo citado le a?ade los ingredientes que conforman la emoci¨®n: el color, la dramatizaci¨®n, el s¨ªmbolo... En Katia Kabanova, basada en la obra La tormenta, de Alexander Ostrowski, existe uno esencial sobre todos los dem¨¢s: el agua.
"El agua en este montaje es elemento, personaje y sobre todo met¨¢fora de los sentimientos que atormentan a esta mujer. Provoca claustrofobia y ansia de libertad, se comporta como un espejo", asegura Carsen. Un espejo en el que todos se reflejan rodeados de l¨ªquido, movimiento y color. "Fue arriesgado elegirlo, porque uno no puede hacerse idea de lo poco pr¨¢ctico y lo peligroso que es en escena, pero era fundamental para explicar muchas cosas de la obra. Quise utilizarla de forma po¨¦tica".
En Katia Kabanova se entrecruzan la tragedia y la psique, la b¨²squeda de la libertad y la opresi¨®n, la pasi¨®n y la naturaleza como fuerzas que se conjuran revueltas, contradictorias. Una mina, una atracci¨®n fatal para p¨²blicos que buscan en la ¨®pera algo m¨¢s que el mero entretenimiento o el simple deleite: "Dicen que el p¨²blico de la ¨®pera es conservador, yo no lo creo", asegura Carsen. "Lo cierto es que resulta dif¨ªcil de sorprender porque siempre se suele dar vueltas sobre el mismo repertorio. Debe existir una complicidad entre quien se sienta a ver un espect¨¢culo y el director. Somos contadores de historias que ya se han narrado antes y debemos hacerles creer que cada noche es la primera vez". En esa tesitura, es m¨¢s que complicado intentar buscar lo extraordinario: "La pasi¨®n que nos conmueve en esta forma de arte es que sabemos que puede trascender lo normal. Entiendo que el p¨²blico se enfade cuando no lo logramos".
No es ¨¦se un riesgo que se vaya a correr con este espect¨¢culo. Se trata de una ¨®pera muy pocas veces vista en Espa?a, donde fue estrenada en 1973 en el Liceo. Eso ayuda. La curiosidad se multiplica. Y el hecho de acudir a una propuesta de Carsen es un est¨ªmulo m¨¢s por el juego que establece con el p¨²blico: "Quien acude al teatro debe completar la historia", comenta. Para eso elige t¨ªtulos que le fascinen. "Obras de las que estoy enamorado; si no, no merece la pena".
Nada de encargos, elecciones propias. As¨ª, Carsen ha recorrido por el camino de sus autores favoritos, desde Richard Strauss hasta Puccini... "Ellos s¨ª sab¨ªan lo que hac¨ªan", afirma. Adem¨¢s de Jan¨¢cek, "alguien que no se dejaba arrastrar por el glamour ni la cosm¨¦tica, que iba incre¨ªblemente al grano, al coraz¨®n de cada historia".
No es la ¨®pera el ¨²nico trabajo del que vive Carsen, aunque sea el que m¨¢s ocupado le tiene. Elige, pero tambi¨¦n dirige teatro y hasta ha montado alguna exposici¨®n. "Sobre Mar¨ªa Antonieta en el Grand Palais. Aprend¨ª much¨ªsimo". Busca formas de contar. Es un comunicador, pero adem¨¢s encuentra placer en la seducci¨®n, como ha hecho en el ¨²ltimo trabajo que ha abordado junto al experto en barroco William Christie: "Ha sido Armide, de Lully, en Par¨ªs. Nos ha resultado un trabajo muy fascinante. Nos las arreglamos para que en algunos pasajes el p¨²blico oliera perfumes". As¨ª que, adem¨¢s de una experiencia emocional e intelectual, Carsen persigue lo f¨ªsico, la excitaci¨®n de los sentidos en sus propuestas.
Seguro que para el proyecto siguiente se volcar¨¢ en una esmerada b¨²squeda de la sensualidad. Har¨¢ Carmen en Amsterdam. Una ¨®pera en la que no quiere por nada del mundo caer en lo t¨®pico. "?ltimamente es dif¨ªcil no dejarse tentar por lo kitsch cuando se aborda esta ¨®pera", asegura Carsen. Si hay alguien en la escena mundial que garantice no pisar ese hoyo de mal gusto, es precisamente ¨¦l.
Katia Kabanova, de Leos Jan¨¢cek (1854-1928), se estrena el pr¨®ximo martes en el Teatro Real de Madrid. Producci¨®n de la Vlaamse Opera de Amberes. Direcci¨®n musical: Jiri Belohlavek. Direcci¨®n de escena: Robert Carsen. Direcci¨®n del coro: Peter Burian. Escenograf¨ªa y figurines: Patrick Kinmonth. Coro y Orquesta Sinf¨®nica de Madrid. Int¨¦rpretes: Oleg Bryjak, Miroslav Dvorsky, P?r Lindskog, Julia Juon, Guy De Mey, Karita Mattila, Andrea Dankova, Gordon Gietz, Natascha Petrinsky, Marco Moncloa, Itxaro Mentxaka, Mar¨ªa Jos¨¦ Su¨¢rez. Hasta el 23 de diciembre. www.teatro-real.es/
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