Los que morir¨¢n en la pobreza
La conferencia de las Naciones Unidas sobre la financiaci¨®n del desarrollo que tiene lugar en Doha, Qatar, del 29 de noviembre al 2 de diciembre tiene como objetivo trazar un balance de las acciones puestas en marcha durante el Consenso de Monterrey (2002) y, sobre todo, prever nuevas medidas para la realizaci¨®n de los Objetivos del Milenio. En el contexto de la grave crisis financiera y econ¨®mica mundial actual, la celebraci¨®n de esta conferencia aparece como un gran momento de verdad, puesto que la recesi¨®n que se instala en los pa¨ªses desarrollados no s¨®lo penalizar¨¢ las exportaciones sino que provocar¨¢ tambi¨¦n la reducci¨®n de las inversiones en estos pa¨ªses.
La situaci¨®n es m¨¢s preocupante todav¨ªa puesto que, estos ¨²ltimos a?os, la globalizaci¨®n liberal ha provocado un potente movimiento de privatizaci¨®n de la financiaci¨®n exterior de los pa¨ªses en desarrollo. Su dependencia respecto de los fondos privados ha ido aumentando: as¨ª los pr¨¦stamos e inversiones de cartera por una parte, y los IED (inversi¨®n extranjera directa) por otra, constituyen hoy las dos primeras fuentes de financiaci¨®n (m¨¢s de un bill¨®n de d¨®lares en 2007), por delante de la ayuda p¨²blica al desarrollo, en disminuci¨®n desde 2006 (s¨®lo 103.700 millones de d¨®lares en 2007).
El ?frica subsahariana debe ser la prioridad de un gran acuerdo global contra la miseria
La disminuci¨®n de las capacidades para financiar a los pa¨ªses del Sur, unida a los efectos directos de la crisis econ¨®mica y financiera, y a la volatilidad de los precios de los alimentos y de la energ¨ªa, podr¨ªa asestar un golpe fatal a la realizaci¨®n de los objetivos de desarrollo del milenio. La ONU estima por otra parte que el aumento de los precios alimenticios podr¨ªa precipitar este ¨²ltimo a?o hasta 100 millones de personas a la pobreza absoluta.
Ahora bien, a la vez que hablamos de refundar el sistema econ¨®mico mundial, la persistencia de la pobreza y del hambre, as¨ª como la p¨¦rdida de los recursos naturales -cambios clim¨¢ticos, deforestaci¨®n, amenazas a la biodiversidad, escasez de agua potable, falta de sistemas de saneamiento...- y el refuerzo de los flujos migratorios son factores esenciales que impiden el desarrollo. Nunca lo repetiremos bastante: la ayuda al desarrollo no depende ni de la caridad ni de la solidaridad abstracta. En un mundo cada vez m¨¢s interdependiente, ¨¦sta es en realidad una condici¨®n del crecimiento de los pa¨ªses ricos.
Tomar la medida de esta solidaridad de intereses es, antes que nada, proveerse de los medios para una verdadera estrategia de codesarrollo a escala mundial. Los grandes ejes de esta estrategia son conocidos. Erradicar la pobreza significa en primer lugar actuar en las regiones donde subsisten bolsas de extrema pobreza mediante un gran acuerdo internacional: la prioridad de las prioridades es el ?frica subsahariana, donde la tasa de pobreza sigue siendo muy elevada (50%) y no ha disminuido desde hace 25 a?os.
S¨®lo inversiones masivas concertadas mundialmente, a la manera del Plan Marshall, pueden desencadenar din¨¢micas virtuosas de desarrollo duradero. ?ste no debe ser concebido como una funci¨®n ¨²nicamente econ¨®mica, sino como un objetivo social global. Los desaf¨ªos cruciales m¨¢s elementales en ?frica son el desarrollo de las infraestructuras de base -transportes, medioambiente, agua potable, saneamiento...-, el refuerzo de las pol¨ªticas educativas, en particular para las mujeres, con frecuencia cruelmente discriminadas, el desarrollo de pol¨ªticas de sanidad que luchen contra la mortalidad infantil y las enfermedades end¨¦micas como la malaria, la tuberculosis y el sida. Y hoy, m¨¢s que nunca, hay que gestionar de manera conjunta los flujos migratorios, concretamente potenciando hacia los pa¨ªses de origen las transferencias financieras de los migrantes.
Poner en marcha esta estrategia entra?a varias dificultades. En primer lugar, hay que hacer frente a la corrupci¨®n, factor que perpet¨²a la pobreza, instaurando una verdadera cooperaci¨®n internacional para luchar contra la evasi¨®n y el fraude fiscal masivos que practican las multinacionales (los flujos transfronterizos de capitales il¨ªcitos representar¨ªan de 1 a 1,6 billones de d¨®lares al a?o en el mundo, la mitad de los cuales han salido de los pa¨ªses en desarrollo). Tambi¨¦n hay que invertir el fen¨®meno, que penaliza a los pa¨ªses pobres, de privatizaci¨®n de las ayudas, aumentando fuertemente el nivel de la ayuda p¨²blica al desarrollo. El compromiso del 0,7 del PIB s¨®lo es respetado por cinco pa¨ªses de la OCDE (Dinamarca, Luxemburgo, Noruega, Holanda y Suecia). A partir de ahora, la ayuda p¨²blica proviene cada vez m¨¢s de los pa¨ªses emergentes. Los que se quejan de la entrada de China y dentro de poco de India en ?frica se sorprender¨ªan al ver lo que estos pa¨ªses hacen en materia de ayuda al desarrollo.
Tambi¨¦n, y sobre todo, hay que inventar nuevos instrumentos de financiaci¨®n del desarrollo para responder a los desaf¨ªos medioambientales. La creaci¨®n de una tasa para las transacciones de cambio, y el retorno a los pa¨ªses de una parte de los dividendos provenientes de la subasta de las cuotas de CO2 en el mercado del carbono a partir de 2012, son buenas iniciativas. Se estima que ser¨ªan necesarios 97.000 millones de d¨®lares de inversiones anuales en los pa¨ªses del Sur para estabilizar, de aqu¨ª a 2030, las emisiones mundiales de CO2 a su nivel actual.
No es f¨¢cil resolver de ra¨ªz todos estos problemas. Pero es esencial recordarlos en un momento en el que los pa¨ªses ricos acaban de provocar una crisis econ¨®mica de consecuencias dram¨¢ticas para el futuro de la humanidad, y que afectar¨¢ duramente a los pa¨ªses pobres. En Doha, se necesita menos ret¨®rica y m¨¢s propuestas concretas. Ser¨ªa, en el fondo, la mejor manera de respetar la memoria de millones de seres humanos que todav¨ªa morir¨¢n en la pobreza.
Traducci¨®n de M. Sampons.
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