Volver a ser personas

Hace tres a?os Cristina viv¨ªa encerrada en casa, aislada, sin amigos ni relaciones sociales: el t¨ªpico perfil de la persona con esquizofrenia cronica. Nada que ver con la Cristina actual. Ahora, a sus 27 a?os, tiene un empleo y vive con su pareja, con quien ha tenido un hijo. "Venir al programa me ha ayudado a darme cuenta de que puedo trabajar y realizarme como persona", comenta en el taller de bisuter¨ªa de Aldaia al que acude a diario.

Basta esta frase y estos cuatro trazos de su vida para cargarse de un plumazo los mitos y el estigma que persiguen a las personas con esquizofrenia, el 1% de la poblaci¨®n. Claro que pueden trabajar. Y, como ella dice, ser personas y ejercitar los derechos y las responsabilidades que les corresponden. S¨®lo hace falta que se pongan a su servicio los cuidados y los instrumentos adecuados. En ello consiste el programa al que se refiere Cristina: el proyecto Alalba, que se encuentra en la cuerda floja por la falta de ayudas de la Administraci¨®n.

"El programa me ha servido para realizarme como persona"

Empresas de jardiner¨ªa y bisuter¨ªa emplean a pacientes con esquizofrenia

Si la salud mental es la hermana pobre de la sanidad, la esquizofrenia es la ¨²ltima de la lista, por detr¨¢s de fobias, la ansiedad o las neurosis. Frente a ¨¦stas, lo normal es que no se cure y necesite un tratamiento de por vida. "Es mucho menos gratificante su abordaje", apunta Mar¨ªa Huertas, jefa de servicio de la unidad de salud mental de Aldaia y Torrent. Y m¨¢s complejo. Quiz¨¢s por ello, haya tantos pacientes sin atender recluidos en casa como estaba Cristina.

Ante la falta de recursos para abordar de forma integral las necesidades de estos pacientes, en 1994 el equipo de salud mental del ¨¢rea, con las psiquiatras Mar¨ªa Huertas y Pau Peris al frente, solicit¨® ayudas del Fondo Social Europeo para montar una estructura encaminada a alcanzar la reinserci¨®n sociolaboral de estas personas. Y lo consiguieron.

El programa, en el que participan tambi¨¦n las psic¨®logas Inma Navarro y Elisa Gallach, est¨¢ estructurado en una serie de etapas que los pacientes van superando, en la medida de sus posibilidades, encaminadas a recuperar a la persona. Al comenzar el proyecto, dirigido a enfermos de Aldaia, Torrent, Picanya, Xirivella, el Barrio del Cristo, Paiporta y Alaqu¨¤s, muchos de los pacientes llevaban a?os de abandono y marginaci¨®n, fruto de un proceso cronificado. De ah¨ª que en estos casos, el trabajo comience por la recuperaci¨®n de conductas sociales b¨¢sicas como h¨¢bitos de higiene o normalizaci¨®n de horarios. De ah¨ª se pasa a la recuperaci¨®n de la convivencia tanto en la familia como en el resto de entornos sociales. Las siguientes fases son la capacitaci¨®n laboral y la inserci¨®n social, un objetivo ¨ªntimamente relacionado con la ¨²ltima etapa: la obtenci¨®n de un trabajo.

En estos ¨²ltimos 14 a?os, las responsables de la iniciativa han conseguido tres ayudas europeas gracias a los cuales se ha podido vertebrar una estructura que permite dar a los pacientes lo que necesitan. Junto a la atenci¨®n especializada, tanto social como sanitaria, cuentan con tres talleres formativos: de jardiner¨ªa -cedido por el Ayuntamiento de Torrent-, cer¨¢mica y bisuter¨ªa. Estos dos ¨²ltimos est¨¢n en dos bajos de Aldaia, donde venden sus productos al p¨²blico. Tambi¨¦n han montado dos empresas de jardiner¨ªa y bisuter¨ªa, las ¨²nicas de este tipo en la Comunidad Valenciana, que compiten en el mercado y dan trabajo a pacientes. Cuentan con una vivienda tutelada donde viven 7 personas.

Todas estas acciones tratan de conseguir que los pacientes vuelvan a la sociedad que dejaron cuando les sobrevino la enfermedad. No todos llegan hasta el final, pero muchos s¨ª. El 25% de sus beneficiarios -ahora tiene 102- han logrado un trabajo.

Por los sucesivos programas (primero Albanta, luego ?gora y ahora Alalba) han pasado muchas cristinas, aunque su caso es excepcional. Como Jaime, que lleg¨® en un importante estado de degradaci¨®n, con la cara y los brazos llenos de heridas que se infring¨ªa ¨¦l mismo. Ahora no s¨®lo trabaja como alba?il especializado en azulejos, sino que recurri¨® judicialmente la discapacidad que ten¨ªa reconocida para trabajar en igualdad de condiciones y salario que sus compa?eros. O como Luisa que tambi¨¦n trabaja en el taller de bisuter¨ªa: "Aqu¨ª demostramos que ni somos tontas ni peligrosas, valemos igual que el resto a la hora de trabajar".

Las ayudas se acabaron el 30 de abril y no se pueden pedir m¨¢s fondos europeos -la autonom¨ªa ya no es Objetivo 1-. "La situaci¨®n actual es ruinosa", se lamenta Pau Peris. Te¨®ricamente, si los programas europeos son exitosos, las Administraciones deben asumirlos y mantenerlos. En este caso, no ha sido as¨ª. El futuro de esta innovadora iniciativa est¨¢, sobre todo, en las manos de las consejer¨ªas de Sanidad y Bienestar Social a trav¨¦s de subvenciones, as¨ª como en las ayudas de los municipios que se benefician del programa. Sus impulsoras tampoco han olvidado llamar a la puerta de las obras sociales de las cajas. Y es que el objetivo no es otro que seguir recuperando a personas.