Di¨¢logo art¨ªstico con Curros

Unos largos y huecos tent¨¢culos de hierro, una especie de alien sin cabeza, se erigen, desafiantes, ante una pared en la que luce, contundente, una proclama: "Quen dixo que Galicia non ten arte pouco co?ece noso chau paterno. Ten arte, ten! O que non ten ¨¦ artistas porque os escupe para chaus alleos". Es como un di¨¢logo, una afirmaci¨®n en versos con respuesta esculpida, entre dos autores, uno muerto hace 100 a?os, el poeta e intelectual Manuel Curros Enr¨ªquez, y otro joven, exponente de la nueva cantera art¨ªstica, el escultor Diego Cabezas. Y es s¨®lo un fragmento de la sorprendente y cuidada exposici¨®n para la que el Ayuntamiento de A Coru?a junt¨® a 56 artistas naturales o afincados en la ciudad para evocar versos del poeta e intelectual cuyos restos reposan desde hace un siglo en el cementerio municipal.

Quen puidera convosco voar!, dec¨ªa Curros. La muestra que lleva por t¨ªtulo esta famosa frase del autor de Aires d'a mi?a terra no s¨®lo aparece como un homenaje al comprometido galleguista, uno de los primeros espadas del Rexurdimento y confeso "enamorado do pobo crun¨¦s". Se trata de una exposici¨®n ecl¨¦ctica, con presencia de todas las artes pl¨¢sticas y que abarca todos los estilos y corrientes de artistas consagrados o de carrera reci¨¦n iniciada.

Una ciudad en la que nunca vivi¨® Manuel Curros Enr¨ªquez (Celanova, 1851-La Habana, 1908) pero que siempre profes¨® al poeta, tanto en vida como tras su muerte, una fuerte admiraci¨®n demostrada en muchos actos multitudinarios. Entre ellos, su coronaci¨®n como Gran Poeta de Galicia en 1904, en v¨ªspera de su marcha, por trabajo, a La Habana. O el abrumador funeral que reuni¨® a 40.000 personas cuando sus restos fueron repatriados para ser enterrados en A Coru?a.

La muestra, que permanecer¨¢ s¨®lo hasta el 8 de diciembre en el Kiosco Alfonso, los artistas no pretendieron ilustrar la obra escrita de Curros, sino evocar la fuerza de sus poemas. Algunos, como el fot¨®grafo Vari Caram¨¦s o el dibujante Miguelanxo Prado, escogieron entre sus obras ya existentes. Otros optaron por crear una espec¨ªfica para la ocasi¨®n. El pintor Jorge Cabezas ide¨® unos coloristas Moci?os honrados de sangre brav¨ªa para evocar un texto de Curros dedicado a los j¨®venes. A Eva Carrera, el "Abr¨ªdeme esas portas, conciencias farisaicas, almas mortas" del poeta de Celanova le inspir¨® la huida de una sombra, pintada en un conjunto de cuatro cuadros. "A pombi?a mensaxeira de blanca pluma" se asocia a un Esc¨¢panos a paz de gran tama?o pintado por Fernando Prieto y unas estrofas de O Divino Sainete se recrean con un hombre-gr¨²a del escultor Benito Freire.