Las bombas de racimo quedan fuera de la ley
M¨¢s de 100 pa¨ªses firman en Oslo la prohibici¨®n total de este tipo de armamento - Estados Unidos, China, India, Rusia e Israel se niegan a suscribir el acuerdo
Un centenar de pa¨ªses han dado en Oslo un paso sin precedentes para liberar al mundo de las bombas de racimo, unas armas dise?adas para sembrar el terreno de peque?as cargas explosivas que, tras el fin de las guerras, causan durante d¨¦cadas la muerte de los civiles que viven en la zona.
La Convenci¨®n sobre las Bombas de Racimo, firmada en la capital noruega entre ayer y hoy, proh¨ªbe la fabricaci¨®n, almacenamiento, venta y uso de este armamento. Un acuerdo calificado como "hist¨®rico" por los pa¨ªses firmantes, pero que nace con el importante borr¨®n de no estar apoyado por los principales fabricantes y consumidores de estas bombas: Estados Unidos, Rusia, China, Israel, India y Pakist¨¢n. Otros Gobiernos, como Brasil, tambi¨¦n han declinado firmar alegando que necesitan tiempo para adaptar sus arsenales, pero se han comprometido a sumarse a ¨¦l en el futuro. S¨ª se han adherido al tratado, en cambio, miembros de la OTAN como Reino Unido, Francia, Alemania o Espa?a, y pa¨ªses en conflicto como Afganist¨¢n.
"Es cierto que hay ausencias importantes, pero el mundo debe saber que el paso dado es muy importante", sostiene Daryl Kimball, director de la organizaci¨®n Arms Control Association, con base en Washington. "Con m¨¢s de 100 pa¨ªses comprometidos en su prohibici¨®n, el Gobierno que utilice una bomba de racimo a partir de ahora sentir¨¢ los reproches de la comunidad internacional y deber¨¢ dar muchas explicaciones", a?ade.
Ratificaci¨®n del acuerdo
El acuerdo firmado en Oslo, que entrar¨¢ en vigor cuando sea ratificado por 30 pa¨ªses, da un plazo de ocho a?os para destruir las bombas de racimo de los arsenales. Adem¨¢s, los Gobiernos estar¨¢n obligados a tomar las medidas necesarias para limpiar en una d¨¦cada la "munici¨®n que se encuentre en los terrenos bajo su jurisdicci¨®n y control". A las v¨ªctimas de las bombas de racimo (m¨¢s de 110.000, seg¨²n un estudio del grupo Handicap International), el tratado les confiere el derecho a recibir asistencia m¨¦dica, rehabilitaci¨®n y apoyo psicol¨®gico.
La aplicaci¨®n de estas medidas deber¨¢ llevarse a cabo mediante planes nacionales, cuyo cumplimiento ser¨¢ supervisado por el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon -que actuar¨¢ como depositario del tratado- mediante informes en los que los Gobiernos deber¨¢n comunicar las medidas adoptadas para cumplir sus cl¨¢usulas.
Algunas organizaciones critican que hayan quedado fuera de la prohibici¨®n armas muy parecidas a las de racimo, como aquellas que cumplan, entre otros, los siguientes requisitos: contener menos de 10 cargas explosivas (en lugar de varias decenas o cientos, como es habitual), estar dise?adas para atacar un simple objetivo (en lugar de varios diseminados en una amplia superficie) y contener mecanismos electr¨®nicos que desactiven las cargas que no estallen al tocar el suelo. El texto tambi¨¦n permite a los Ej¨¦rcitos de los Estados firmantes cooperar con otros que s¨ª utilicen las bombas de racimo, un punto incluido en las negociaciones para que pa¨ªses como Reino Unido pudieran sumarse al tratado sin poner en peligro su colaboraci¨®n con Estados Unidos. La cooperaci¨®n entre un pa¨ªs firmante y otro deber¨¢ cumplir, sin embargo, una condici¨®n b¨¢sica: que el Ej¨¦rcito del primero no se apoye en el segundo, o se beneficie, de las armas de racimo que utilice el segundo en las operaciones militares.
Los expertos consultados consideran que las excepciones contenidas en el acuerdo firmado en Oslo le quitan algo de peso respecto al firmado en Ottawa en 1997, por el que se prohibieron las minas antipersona y que ya han ratificado 150 pa¨ªses. "Pero este tratado aporta una novedad muy importante y valiosa: la definici¨®n y el reconocimiento de derechos a las v¨ªctimas de las bombas de racimo", explica Kimball.
Las bombas de racimo han sido ampliamente usadas en todos los conflictos importantes desde la II Guerra Mundial. S¨®lo en el conflicto que en el verano de 2006 enfrent¨® a Israel y la milicia chi¨ª libanesa Hezbol¨¢, m¨¢s de un mill¨®n de cargas explosivas sin explotar quedaron diseminadas sobre el terreno, seg¨²n Arms Control Association.
Espa?a destruir¨¢ sus arsenales en siete meses
Tras el fin del negocio de fabricar armas nace el de desactivarlas. Es lo que ocurrir¨¢ en Espa?a, que destinar¨¢ cuatro millones de euros para terminar en siete meses con su arsenal de bombas de racimo, seg¨²n anunci¨® el martes la ministra de Defensa, Carme Chac¨®n.
La beneficiaria de este negocio de ida y vuelta es la empresa Fabricaciones Extreme?as situada en El Gordo (C¨¢ceres), encargada de dejar fuera de servicio las 5.589 bombas de racimo con las que cuenta el Ej¨¦rcito espa?ol. De ellas, 4.600 son granadas de mortero de fabricaci¨®n espa?ola, 600 son municiones estadounidenses y 400 bombas espa?olas.
Los materiales contenidos en las bombas, como pl¨¢sticos y metales, adem¨¢s de explosivos, son reciclados, excepto en aquellos casos, como las espoletas, en las que el riesgo es demasiado elevado y se procede directamente a su incineraci¨®n. A partir del pr¨®ximo verano, "s¨®lo quedar¨¢n en Espa?a aquellas bombas estrictamente necesarias para que que zapadores e ingenieros aprendan a desactivarlas", asegur¨® Carme Chac¨®n.
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