Sefard¨ªes y moriscos siguen aqu¨ª
El 30% de los espa?oles tiene huella gen¨¦tica de su origen jud¨ªo o magreb¨ª
Los historiadores no creen que Espa?a albergara a m¨¢s de 400.000 jud¨ªos sefard¨ªes en 1492, y encima los Reyes Cat¨®licos expulsaron ese a?o a casi la mitad. Tambi¨¦n en 1609 fueron desterrados cientos de miles de moriscos, a los que se supon¨ªa ¨²ltimos herederos de los siete siglos de reinado musulm¨¢n en la pen¨ªnsula. Pero los cromosomas cuentan otra historia. Nada menos que el 20% de la poblaci¨®n ib¨¦rica actual desciende de sefard¨ªes. Y otro 11%, de norteafricanos. Si ambos siguen aqu¨ª, es que nunca se marcharon.
Los estudios gen¨¦ticos se han aplicado hasta ahora a los grandes flujos migratorios prehist¨®ricos, pero a¨²n hay mucho margen para ampliar su resoluci¨®n -estudiando a m¨¢s personas en cada zona geogr¨¢fica- e iluminar episodios m¨¢s recientes, como las invasiones, migraciones y otros movimientos de poblaci¨®n registrados en la historia.
El estudio revela "un alto nivel de conversi¨®n", seg¨²n sus autores
Los cromosomas africanos se concentran en el oeste peninsular
En la Pen¨ªnsula han coincidido durante largos periodos hist¨®ricos dos poblaciones, los musulmanes norteafricanos y los jud¨ªos sefard¨ªes, que tienen unos or¨ªgenes geogr¨¢ficos muy distintos, y que por ello pueden rastrearse f¨¢cilmente con marcadores gen¨¦ticos como los asociados al cromosoma Y. Como s¨®lo se transmite por l¨ªnea paterna, su rastro no se diluye con el paso de los milenios.
Un consorcio de cient¨ªficos brit¨¢nicos, espa?oles, portugueses, franceses e israel¨ªes ha analizado a 1.140 hombres de 18 poblaciones de la pen¨ªnsula y las Islas Baleares. El resultado es una proporci¨®n m¨¢s alta de lo esperado de personas con ancestros norteafricanos (11%), y sobre todo de jud¨ªos sefard¨ªes (20%).
Estos datos revelan, seg¨²n los autores, "un alto nivel de conversi¨®n, voluntaria o forzosa, impulsada por episodios hist¨®ricos de intolerancia social y religiosa, y que condujo a la integraci¨®n de los descendientes". Los resultados se presentan hoy en el American Journal of Human Genetics.
Los 15 kil¨®metros de agua del Estrecho de Gibraltar nunca han sido un buen aliado de la pureza racial ib¨¦rica. El primer contacto registrado hist¨®ricamente fue el cruce desde Marruecos de un ej¨¦rcito ¨¢rabe y bereber en el 711. Los ocupantes conquistaron la mayor parte de la pen¨ªnsula en cuatro a?os y la controlaron durante m¨¢s de cinco siglos.
La poblaci¨®n de la pen¨ªnsula antes del 711 era de unos siete u ocho millones de personas, y unos 200.000 visigodos constitu¨ªan la clase dominante. Las fuerzas invasoras no sumaban m¨¢s de 10.000 o 15.000 personas inicialmente. La islamizaci¨®n fue r¨¢pida, pero la tendencia de los historiadores ha sido atribuirla a la conversi¨®n de los pobladores anteriores.
Los jud¨ªos ya estaban en la pen¨ªnsula antes del 711. Muchos llegaron desde Oriente Pr¨®ximo, como ciudadanos libres o esclavos romanos, tras la derrota de Judea en el a?o 70. Su poblaci¨®n se estimaba en unos 400.000 en 1492, cuando 160.000 fueron expulsados por los Reyes Cat¨®licos. Se supone que la poblaci¨®n actual de sefard¨ªes en todo el mundo es de unos dos millones de personas. Pero s¨®lo los descendientes espa?oles de sefard¨ªes, seg¨²n los nuevos datos, suman ocho millones.
No hay evidencia de un gradiente sur-norte en los cromosomas norteafricanos. M¨¢s bien hay una divisoria entre el oeste (alta frecuencia) y el este (baja): la ascendencia norteafricana va de 0% en los Pirineos al 20% en Galicia y el 22% en Castilla noroccidental. Andaluc¨ªa tiene uno de los ¨ªndices m¨¢s bajos. Esto cuadra con las expulsiones de moriscos ordenadas por Felipe III en 1609, que diezmaron los guetos de Valencia y Andaluc¨ªa, pero poco pudieron hacer contra las dispersas e integradas poblaciones de Extremadura y Galicia.
Los cromosomas de origen sefard¨ª, siendo de una ¨¦poca m¨¢s remota, aparecen distribuidos por el territorio de forma homog¨¦nea, con la excepci¨®n del noreste de Castilla, Catalu?a y los Pirineos, donde su frecuencia es muy baja.
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