C¨®mo ser Casto Herrezuelo
Quiz¨¢s todo radica en el trato y las personas. Desde el masoquismo de volver al en¨¦simo comercio donde sabes que te ignoran, hasta el bar donde la gente sabe y huele a reducto. "Vas por ah¨ª a tomar algo y te miran como si fueras gilipollas. Quieres el peri¨®dico y no puede ser, una cerveza y est¨¢ caliente, un caf¨¦ y la m¨¢quina est¨¢ apagada... Aqu¨ª ni se nos apaga la m¨¢quina ni se nos calienta la cerveza". As¨ª resume e intenta explicar Casto, camarero incombustible de El Palentino, por qu¨¦ desde hace m¨¢s de medio siglo este bar tiene una clientela fija y mutante.
El Palentino es un local largo en cristales, espejos gastados, l¨¢mparas fluorescentes y esbeltas, e historias. Historias que son las de este hombre que junto a sus seis hermanos entr¨® a trabajar hace 54 a?os en la parte baja del barrio de Malasa?a, en la calle del Pez. Ahora s¨®lo quedan ¨¦l y su cu?ada, Loli, que es el contrapunto perfecto matinal de Casto, gallega directa que no se las guarda y al mismo tiempo arropa.
"Pasan por la puerta los chavales y dicen: Mira, el m¨ªtico Palentino''
Casto es sabio y juguet¨®n, tan capaz de calar a un cliente nada m¨¢s pisar como de hacer una cr¨ªtica teatral sagaz sobre la sala colindante, el Alfil: "Est¨¢n montados, no tienen los bajones de antes. Tuvo una ¨¦poca preciosa cuando lo dirig¨ªa gente m¨¢s joven. Hoy es m¨¢s seria la gente que viene, las obras son de ahora, m¨¢s picantes, lo que gusta. Lo llevan los de Yllana y cojonudo".
Casto creci¨® -sus varias casas siempre han estado a menos de 100 metros del bar- y se form¨® con la clientela del barrio de los a?os cincuenta y sesenta, clientela m¨¢s familiar, de caf¨¦, chocolate y churros. Vio pasar a la fauna del ?gapo, sala dura del underground madrile?o: "Aqu¨ª ven¨ªan, con sus crestas y sus pintas. No se met¨ªan con nadie, Marisa, Santi... Buena gente. Que no les gustaran a los del barrio es aparte".
Los Enemigos, Poch, Derribos Arias. El bar saldr¨ªa en la canci¨®n Somos Siniestro Total del disco Ante todo mucha calma. Pero quiz¨¢ la ¨¦poca que m¨¢s recuerda es la de sus 30 a?os: "Cuando estuvo aqu¨ª el peri¨®dico Informaciones hab¨ªa en el bar toda clase de p¨²blico: malo, bueno y regular, de todo. Hac¨ªan del bar su oficina. Se tra¨ªan al que hab¨ªan denunciado, al que hab¨ªan cogido, al otro que la polic¨ªa no dejaba en paz, a boxeadores, a futbolistas...".
Pregunta. ?Canallesca?
Respuesta. Cuando yo llegu¨¦ aqu¨ª estaba De la Serna como director, V¨ªctor no, su hermano Jes¨²s. V¨ªctor no lleg¨® a ser director. Quien s¨ª lleg¨® fue Emilio Romero.
P. ?Buen cliente?
R. Era muy raro. No hablaba con nadie. Siempre con distancia. S¨®lo beb¨ªa caf¨¦, mucho caf¨¦. Quien tambi¨¦n ven¨ªa mucho por aqu¨ª era Juan Luis Cebri¨¢n, y Forges. ?Ah! Y Jos¨¦ Luis Mart¨ªn Prieto, que era un cr¨ªo. Ahora cuando lo veo por la tele me asombro, lo que son las cosas.
P. ?En los a?os ochenta c¨®mo fue?
R. ?Cu¨¢ndo empez¨® la droga? Mor¨ªan chavales como... Puf... Aqu¨ª se murieron todos los chavales del barrio, lo tomaron con vicio. Pasaban todos por aqu¨ª y al d¨ªa siguiente te dec¨ªan: "?Sabes qui¨¦n ha muerto? Fulano". "Pero si estuvo aqu¨ª ayer...". As¨ª, uno, dos, tres, cuatro [se le acaban los dedos de la mano], no s¨¦ cu¨¢ntos. Es como ahora: "?Oye, que en el ba?o se drogan!". ?Y qu¨¦ quiere que haga yo? No puedo entrar en un ba?o cerrado. Un polic¨ªa pesado [dec¨ªa] que deber¨ªa poner un vigilante. El t¨ªo me insist¨ªa, as¨ª que le dije que lo ten¨ªan bien f¨¢cil, que se viniesen con un coche a la puerta del bar y que a cada uno que entrase, que le oliesen [risas].
Ahora Casto, con sus 70 a?os, est¨¢ un tanto perplejo. Lleva tiempo viendo c¨®mo este bar est¨¢ abarrotado hasta el tu¨¦tano de gente joven: "Joder, si ahora hay hasta cola para entrar, una cola que llega hasta el parqu¨ªmetro", dice con cierta sorna. Quiz¨¢ tenga algo que ver que deja la copa a tres euros.
Los entretenimientos del lugar tampoco son muchos: un cuadro entre el c¨®mic y el tatuaje del artista To?o Camu?as. "Dijo que me lo regalaba, pero que lo ten¨ªa que poner ah¨ª. No encaja nada con el bar, pero bueno, ah¨ª est¨¢, qu¨¦ vamos a hacerle". Una eterna tragaperras, una m¨¢quina de tabaco y una televisi¨®n. Eso es todo. "Ahora est¨¢ disparado. La gente no est¨¢ bien atendida, pero le da igual. Me imagino que el v¨ªdeo que rod¨® aqu¨ª Manu Chao, lo de Internet, que se han rodado pel¨ªculas... Quieren conocerlo, quieren entrar a verlo, pasan por la puerta los chavales y dicen: "Mira, el m¨ªtico Palentino" [carcajada]. ?Qu¨¦ hostias m¨ªtico! Me tengo que re¨ªr".
P. Parece que os hab¨¦is puesto de moda. Hasta te han hecho un blog, ?no?
R. Mejor me hubiera ido si me pasa esto con 20 a?os. Me viene gente y me dice: "Oye, yo ya soy simpatizante; oye, que soy tu fan". Yo respondo que s¨ª, que vale, que me parece muy bien. "Que ya somos m¨¢s de 500", me dicen... Es curioso, ?eh? Un d¨ªa estoy cerrando y me viene una chica y me dice que le tengo que servir, que viene desde Alemania para ver el bar y conocerme. Y claro, la serv¨ª. Todo ha cambiado mucho. Ahora hay aqu¨ª franceses, italianos, alemanes...
En el blog (alojado en MySpace) podemos ver la cara de Casto repetida hasta el infinito, a semejanza del p¨®ster de la famosa pel¨ªcula de Spike Jonze C¨®mo ser John Malkovich. Aseguran que si te metes por una puerta baja del bar no llegas al almac¨¦n, sino que acabas en el cuerpo y la cabeza de Casto.
Pero ¨¦l a lo suyo: "?Qu¨¦ consejo dar¨ªa yo? Ser, primero, limpio. Segundo, tratar bien a la gente, te gusten o no. Y tercero, dar calidad. Ah, y los problemas que tengas en casa no bajarlos al bar. ?sta es otra casa distinta".
![Casto Herrezuelo atiende la barra de su bar, El Palentino.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/Q7S77VKACQBIF6W2PCPIYU6KMI.jpg?auth=1e2ec013c02e787dde9fad16a5ed531baf5f311ed614687b3325e1f12e854c58&width=414)
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