Otto Spoerri, el hombre que sentaba a las estrellas
Distribuy¨® las entradas para los Oscar durante dos d¨¦cadas
A la hora de conseguir entradas para los Oscar, Otto Spoerri era el hombre m¨¢s respetado de Hollywood. El contable que durante m¨¢s de 20 a?os se encarg¨® de otorgar los asientos para la ceremonia m¨¢s importante del mundo del espect¨¢culo falleci¨® el pasado s¨¢bado en Suiza, su pa¨ªs natal, a los 75 a?os, v¨ªctima de una embolia y neumon¨ªa, confirm¨® en Los ?ngeles un portavoz de la Academia de Artes y Ciencias Cinematogr¨¢ficas.
Spoerri lleg¨® a EE UU en 1957 y a Hollywood en 1959, y trabaj¨® como contable en la Academia desde 1978. Pero el trabajo que le dio la fama fue el que realiz¨® entre 1980 y 2002, cuando se encarg¨® de distribuir las entradas para la ceremonia de los Oscar y el Baile de los Gobernadores que organiza la Academia a continuaci¨®n de la entrega de estatuillas. Se trata de la fiesta m¨¢s deseada de Hollywood, ¨¦sa en la que s¨®lo los candidatos tienen el asiento asegurado. Y Jack Nicholson siempre que quiera. Eso es todo. Ni tan siquiera los alrededor de 6.000 miembros de la Academia tienen este privilegio garantizado ya que sus entradas son otorgadas en base a un sorteo y a los servicios rendidos en la organizaci¨®n. Pero los candidatos saben que un asiento tiene su nombre, el suyo y el de un acompa?ante, aunque si Spoerri consegu¨ªa hacer hueco era capaz de conseguirles alguna invitaci¨®n extra. "Si ven¨ªan exigiendo se me acababa la paciencia. Ten¨ªan m¨¢s posibilidades si preguntaban primero", confes¨® en una ocasi¨®n a la prensa.
The Wall Street Journal le describi¨® como "el m¨¢s grande de los ¨¢rbitros", porque su labor no se limitaba a repartir las entradas. De ¨¦l depend¨ªa d¨®nde se sentaba cada invitado. "Si le ca¨ªas bien te sentabas dos filas m¨¢s delante de donde te hab¨ªa tocado", reconoci¨® Sid Ganis, productor y presidente de la Academia. Lo cierto es que Spoerri aprendi¨® de su predecesora, quien le ense?¨® el arte de sentar a las estrellas durante los Oscar. Los m¨¢s famosos, en las primeras filas para estar al alcance de las c¨¢maras. Los candidatos, distribuidos por toda la sala, pero nunca juntos aquellos aspirantes en una misma categor¨ªa. "No quieres una cara larga al lado de una feliz", explic¨® en una entrevista. Adem¨¢s est¨¢ el tema de lidiar con los egos, las rencillas y, lo que es peor, los ex. ?se fue su error un a?o cuando sent¨® a una actriz bastante vol¨¢til cerca de un gal¨¢n de la pantalla que acababa de romper con ella.
Otro de los factores a tener en cuenta es el ritmo de la producci¨®n, siempre demasiado larga y donde cada segundo cuenta. Por eso Spoerri se encargaba de colocar al mayor n¨²mero posible de candidatos en butacas de pasillo, llegando incluso a hacer c¨¢balas con su equipo sobre las posibles victorias para colocar al supuesto caballo ganador m¨¢s cerca del escenario. Quinielas que dado el secreto con el que se guarda el resultado de los premios Oscar no siempre son acertadas y el mejor ejemplo fue la victoria en 1999 de Roberto Benigni como mejor actor por La vida es bella, un galard¨®n que muchos cre¨ªan que ir¨ªa a parar a manos de Tom Hanks. El realizador italiano utiliz¨® su mala localizaci¨®n en un asiento central para crear uno de esos momentos de Oscar, llegando al escenario por encima de las cabezas del resto de los invitados, incluido Hanks.
La labor de Spoerri est¨¢ ahora en manos del director del departamento encargado de la membres¨ªa de la Academia.
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