El pistolero m¨¢s filos¨®fico
Cuttlas salta del papel al escenario del teatro del Raval
Carece totalmente de la ruda belleza de Blueberry, pero a la hora de filosofar no tiene rival en todo el far west. Adem¨¢s su reinado ya no es exclusivo de las vi?etas porque el personaje m¨¢s famoso de Calpurnio salta del papel al escenario con Cuttlas, anatom¨ªa de un pistolero, que recala en el teatro del Raval entre el jueves y el pr¨®ximo 4 de enero. La magia del noveno arte se mantiene con gran fidelidad: los sencillos monigotes del comiquero no se convierten en actores de carne y hueso, sino en marionetas. En vez de trazos, unas cuerdas dibujan las siluetas de los t¨ªteres.
Para hilvanar las ocurrencias del bueno de Cuttlas se ha trenzado una historia a partir de su eterno romance con Mabel. Como no pod¨ªa ser de otra manera, sus aventuras acaban con el jolgorio de una rave cherokee organizada por el dj Jer¨®nimo. M¨¢s all¨¢ de los ritmos electr¨®nicos de la farra final, el montaje cuenta tambi¨¦n con m¨²sica en directo, una banda sonora que se mueve entre el ragtime, esa suerte de jazz primitivo, y aquellas melod¨ªas de Ennio Morricone que evocan inmediatamente el sabor de los spaghetti western. En el plantel no faltan ni el malvado Jack, ni el reflexivo Juan Bala (al menos cuando est¨¢ despierto bajo la sombra de la tapia y del sombrero mexicano), ni Jim y su novia, Pocahontas. La oferta visual del montaje se completa con proyecciones de v¨ªdeo, una propuesta similar a la que se encuentra el lector de Calpurnio cuando el dibujante utiliza en sus vi?etas im¨¢genes reales.
"Cuttlas tiene un punto muy cotidiano, pero a la vez es muy trascendental y despliega una filosof¨ªa del d¨ªa a d¨ªa impresionante. Calpurnio posee una visi¨®n muy rica de las cosas sencillas de la vida", explica Sergi Pons, responsable de la concepci¨®n del espect¨¢culo, para justificar su fascinaci¨®n por el pistolero metaf¨ªsico. "Hemos respetado mucho el lenguaje y el car¨¢cter de los personajes; aunque, como se trata de una historia de amor cl¨¢sica, la obra tiene un happy end que no est¨¢ en los c¨®mics", a?ade. En cualquier caso, para el equipo del espect¨¢culo ha sido una suerte que Calpurnio tire tanto del gag, lo que ha facilitado la adaptaci¨®n teatral.
Lo dem¨¢s ha sido dejarse llevar, tal como reconoce Pons: "Es algo m¨¢gico, porque las marionetas consiguen cobrar vida en las manos de los int¨¦rpretes y hasta parece que improvisen escenas". Realmente, en el imaginario de los tebeos todo es posible...
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