Haga su propio 'Malevich'
Una oleada de juegos de mesa recurre a referentes culturales para hacer frente a la hegemon¨ªa de la pantalla
Regale una escultura. Atr¨¦vase a hacer de escultor. Una ola de juguetes inspirada en ideales modernos y suprematistas quiere convertir el juego en una excusa para la cultura o, por la misma regla de tres, a la cultura en un pretexto para el juego.
Sea como sea, se trata de aprender jugando. El viejo tablero de ajedrez de la Bauhaus, cuyas piezas repet¨ªan el movimiento de las fichas: el salto del caballo en L, o el cruce diagonal del alfil como una X, se convirti¨® en uno de los juegos m¨¢s famosos de la escuela alemana. Su autor, Josef Hartwig, dirig¨ªa uno de los talleres de escultura de la m¨ªtica academia que abogaba por que la forma siguiera a la funci¨®n. Hartwig ide¨® piezas y tablero en 1923. Y el tiempo ha transformado su entretenimiento en su escultura m¨¢s conocida. Hoy, el legendario ajedrez acumula m¨¢s ventas como objeto escult¨®rico que como juego de mesa.
Algunos fabricantes se han acordado ahora de ¨¦l. Y han decidido explotar esa baza ludo-cultural para competir con la adicci¨®n a los juegos de ordenador.
Combinan est¨¦tica, arte e ingenio. Son juegos "cultos" de construcci¨®n, o evasi¨®n, que no se conforman con distraer el tiempo. Buscan aprovecharlo. As¨ª, detr¨¢s de Be a Malevich est¨¢ la historia de Xavier Vidal, un empresario barcelon¨¦s que, tras vivir cuatro a?os en Mosc¨², se qued¨® parado delante del cuadrado negro de Kasimir Malevich que colgaba en la Galer¨ªa Tetriakov. Este hombre de negocios no vio aquel cuadrado como un agujero oscuro sino como un umbral a un mundo desconocido. De regreso en Barcelona, ha puesto a trabajar a dos talleres artesanos de su ciudad "con la idea de no quedarme nunca sin piezas". Y con la voluntad de colocar a su producto la etiqueta "not made in China".
Vidal cuenta que el juego propone convertir en escultor "a cualquier persona capaz de ver algo m¨¢s que un cuadrado negro frente a un cuadrado negro". Puro suprematismo ?o la revoluci¨®n del souvenir? Basado en los juegos Arquitecton Alfa del padre de ese movimiento, Be a Malevich invita a ser creativo. Una peque?a revoluci¨®n dom¨¦stica que triunfa en las tiendas de los museos (Caixaforum, Macba, Reina Sof¨ªa o la Fundaci¨®n Mir¨®) desde 50€. (www.beamalevich.com).
Pero Malevich no est¨¢ solo. Estas navidades, Habitat lanza un ajedrez inspirado en el de la Bauhaus. El modelo Karl se ha puesto a la venta por 150 euros. Admite estrategia, imaginaci¨®n, diversi¨®n y, por supuesto, contemplaci¨®n.
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