La otra crisis
Con la congoja y el acoquine que nos produce la crisis estamos descuidando un asunto esencial: la educaci¨®n. Hace unas semanas se public¨® un estudio que demostraba que los profesores tienen la autoestima por los suelos y que est¨¢n infravalorados socialmente. Me record¨® aquel chiste del desaparecido Eugenio: "Mam¨¢, no quiero ir al colegio, los profesores me odian y los ni?os se burlan de m¨ª. Hijo, no tienes m¨¢s remedio que hacerlo. Primero, porque es tu obligaci¨®n, y, segundo, porque eres el director del colegio". El caso es que los profesores se sienten fatal y creen que los culpables son los padres, que cuestionan sus decisiones ante los alumnos (un 75% opina as¨ª), y los continuos cambios legislativos (71%).
Es verdad que los profesores espa?oles est¨¢n entre los peores pagados de Europa y que cambiar las leyes educativas cada dos d¨ªas es una estupidez monumental, pero supongo que los docentes tambi¨¦n tendr¨¢n alguna culpa. Y no s¨®lo ellos: alguna responsabilidad tendremos todos por no haber sabido transmitir el principio de la responsabilidad y del esfuerzo. Somos el segundo pa¨ªs de la UE con m¨¢s abandono escolar. Y al contrario que el primero, Portugal, que va mejorando, nosotros empeoramos: en 2006 tuvimos un 29,9% de abandonos, en 2007 un 31% (la media de la UE es un 14,8%). A¨²n m¨¢s: al parecer la Universidad espa?ola es la peor entre los 17 pa¨ªses m¨¢s avanzados del mundo. Los padres de la Espa?a pobre del desarrollismo sab¨ªan que la mayor riqueza es una buena formaci¨®n cultural, y empe?aron hasta las pesta?as para que sus hijos se instruyeran. Hoy vamos de arrogantes y de ricos e inauguramos millonarias c¨²pulas con mucho tron¨ªo, pero mientras tanto la sociedad se hace cada d¨ªa un poco menos competitiva y m¨¢s borrica. Y eso s¨ª que es una crisis de proporciones incalculables, mucho peor que la de la Bolsa.
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