Indefensos en la Red
Muchos fraudes que trastornan la vida del internauta son simples faltas al tratarse de enga?os de poca cuant¨ªa
?Qu¨¦ hacer cuando alguien manda cartas falsas en nuestro nombre? ?A qui¨¦n acudir ante una estafa electr¨®nica? ?Y si una operadora nos secuestra la conexi¨®n? Muchos internautas desconocen c¨®mo hacer frente a estos abusos y optan por sufrirlos en silencio. La polic¨ªa recomienda denunciar, pero la naturaleza de la Red convierte en misi¨®n muy dificultosa el castigo al malhechor. Marta Torres, una ling¨¹ista catalana, vivi¨® un caso t¨ªpico: compr¨® un billete de avi¨®n en una agencia en la Red. Costaba 106 euros con tasas, pero le cobraron 197, m¨¢s 12 de comisi¨®n del intermediario. Envi¨® quejas a la compa?¨ªa a¨¦rea y a la agencia. Ninguna respondi¨®. "Como el pago se ha hecho con VISA, no se puede anular. Tendr¨¦ que pagar y despu¨¦s reclamar. Mi banco me ha dicho que tardar¨¦ en recuperar el dinero. Lo que no recuperar¨¦ es el tiempo perdido", se queja. Peor lo tienen quienes compran un coche de lujo a bajo precio por Internet y, cuando han mandado la se?al, la empresa, ubicada supuestamente en un pa¨ªs extranjero, desaparece.
Una variante son los estafadores que usurpan la identidad del que hace la venta, sin que ¨¦ste pueda detenerlos.
Los fraudes, junto con la pornograf¨ªa infantil, los delitos contra la intimidad, las injurias y las amenazas, son los m¨¢s antiguos y usuales en la Red. El rey de las estafas es el phishing o robo de datos bancarios con enga?o. Los bancos suelen reponer este dinero, por lo que, aunque la cantidad de casos es alta, no provoca en los internautas una sensaci¨®n acusada de indefensi¨®n.
La persecusi¨®n de algunos de estos enga?os, como el spam, es muy dif¨ªcil. Lo confirma un portavoz de la Brigada de Investigaci¨®n Tecnol¨®gica (BIT) del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa: "En la mayor¨ªa de las investigaciones nos encontramos con servidores que est¨¢n en pa¨ªses extranjeros y, aun en el caso de que colaboren, se ralentiza enormemente el procedimiento y cuando se llega a quien tiene la evidencia que probar¨ªa el delito, ¨¦sta ya no existe".
Cada pa¨ªs tiene su propia legislaci¨®n y, a veces, lo que es delito en uno no lo es en otro. Los problemas burocr¨¢ticos transnacionales entorpecen la investigaci¨®n. Adem¨¢s, explican los polic¨ªas, "el anonimato en muchas formas de acceso, como los cibercaf¨¦s o las conexiones inal¨¢mbricas, dificulta abordar la investigaci¨®n".
Desde un ordenador ajeno
En enero, los amigos de una profesora madrile?a de 37 a?os recib¨ªan un sorprendente mensaje: la joven anunciaba que hab¨ªa "salido del armario". Horas despu¨¦s, ella mandaba otro correo explicando que alguien hab¨ªa entrado en su cuenta y enviado una carta falsa a las 285 direcciones de su agenda. El instituto identific¨® al bromista, un estudiante que hab¨ªa usado un ordenador del aula justo despu¨¦s de la profesora. Fue denunciado, pero el juez le absolvi¨® por falta de pruebas. "Este tipo de acciones est¨¢n a la orden del d¨ªa, sobre todo en institutos: insultan a los profesores, atacan a compa?eros...", explica Marcos G¨®mez, subdirector de E-Confianza del Instituto Nacional de Tecnolog¨ªas de la Comunicaci¨®n. Es dif¨ªcil perseguirlas porque muchas veces no se puede demostrar qui¨¦n mand¨® el correo.
Pero no son los bromistas los responsables de las mayores quejas de los internautas, sino sus propios proveedores de acceso. Gran parte de las quejas que llegan a la Asociaci¨®n de Internautas (AI) se refieren a facturas abusivas, cobros por conceptos no solicitados o inclusiones indiscriminadas en listas de morosos por parte de operadoras que no dan el servicio contratado y sus clientes se han negado a pagar.
Una de las peores pesadillas es el slamming o secuestro de la conexi¨®n por parte de otro operador. Se trata de un cambio de compa?¨ªa sin la autorizaci¨®n del cliente, utilizando t¨¦cnicas fraudulentas.
Anna Solana, una periodista de Barcelona de 37 a?os, estuvo un mes sin Internet: en octubre aprovech¨® una oferta de su proveedor que implicaba un cambio t¨¦cnico. En el proceso, se qued¨® sin Internet: "Les llam¨¦ cada d¨ªa durante una semana y nunca me dijeron qu¨¦ pasaba", afirma. Por fin descubri¨® que un t¨¦cnico de otra operadora hab¨ªa enchufado su ADSL sin su permiso; pero esta segunda compa?¨ªa desconoc¨ªa lo que hab¨ªa hecho su t¨¦cnico: "Estaba en un limbo digital porque la compa?¨ªa que me hab¨ªa cogido mi ADSL no me reconoc¨ªa como cliente y, por tanto, no lo traspasaba a mi compa?¨ªa original, que lo reclamaba". Tampoco pod¨ªa denunciarlo porque necesitaba una factura de la compa?¨ªa secuestradora. Al final pudo arreglarlo. "Nadie sabe la energ¨ªa que se pierde llamando a los servicios de atenci¨®n al cliente", afirma. Para no entrar en la lista de morosos, pag¨® la mensualidad del servicio no suministrado.
En abril de 2007 el Ministerio de Industria emiti¨® una orden reguladora del slamming, por la que se obliga al operador denunciado a demostrar que la persona se ha dado voluntariamente de alta. A pesar de ello, esta pr¨¢ctica sigue vigente.
Los problemas con las operadoras deben denunciarse a la Oficina de Atenci¨®n al Usuario de Telecomunicaciones. S¨®lo el 17% de las reclamaciones se resuelven a favor de las operadoras. V¨ªctor Domingo, presidente de la AI, destaca otro caso de "impotencia absoluta" de los internautas: los tel¨¦fonos de atenci¨®n al cliente mayoritariamente usan el prefijo de pago 902, lo que se traduce en un coste a?adido al reclamar.
Las estafas y los abusos en el comercio electr¨®nico son otra gran fuente de problemas. Deben denunciarse en la comisar¨ªa. Seg¨²n la BIT, son dif¨ªciles de perseguir por "el bajo importe de los mismos, que hace que, en muchos casos, tengan el reproche penal de simples faltas y, habida cuenta de la gran cantidad de peque?os delitos, hay que priorizar los de mayor importe". El 70% de los intentos de estafa que reciben por Internet los hogares son phishing.
Indefensi¨®n
La indefensi¨®n absoluta consiste no s¨®lo en ser v¨ªctima de un abuso, sino adem¨¢s en que te denuncien como autor del mismo. Lo ¨²ltimo es que alguien use las conexiones inal¨¢mbricas de un tercero para cometer delitos, de forma que quien t¨¦cnicamente aparece como delincuente no es el ladr¨®n de la conexi¨®n, sino su v¨ªctima. Le ocurri¨® a la profesora norteamericana Julie Armero cuando de su ordenador sal¨ªa un alud de ventanas emergentes pornogr¨¢ficas. La acusaron de mostrar pornograf¨ªa a sus alumnos y un juez la conden¨® a 40 a?os de c¨¢rcel. Por fin, en noviembre la declararon inocente.
"Saber siempre d¨®nde te metes"
A pesar de todo, los cuerpos de seguridad del Estado quieren combatir la sensaci¨®n de indefensi¨®n que tiene el ciudadano. Un portavoz del Grupo de Delitos Telem¨¢ticos de la Guardia Civil asegura que, junto con las dificultades que se encuentran polic¨ªas y jueces, otro punto en contra es la "sensaci¨®n subjetiva de indefensi¨®n de los ciudadanos, que no creen que puedan hacer algo y dan el dinero por perdido, cuando muchas veces se puede denunciar y aclarar". Seg¨²n la Guardia Civil, "cada d¨ªa nacen amenazas nuevas en la Red, pero no hay un aumento de estos delitos, no se puede dar la sensaci¨®n de que estamos perdidos. No es as¨ª". La informaci¨®n y concienciaci¨®n de las personas para una navegaci¨®n responsable es tan esencial como los acuerdos internacionales sobre cibercrimen, aseguran. "Hay que saber siempre d¨®nde te metes y estar atento".
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