Espa?a se rompe por Madrid
Se ve¨ªa venir, porque a Espa?a se le hab¨ªan metido demasiados patriotas en el mismo traje y porque con tanto querer que los pantalones de la Constituci¨®n le sigan quedando bien al mismo tiempo a Fraga y a Carrillo, al final la tela se ha rasgado, el forro se ha desprendido y se han abierto todas las costuras, tanto las de las chaquetas nuevas como las de las camisas viejas. No hay m¨¢s que ver al PP votando con ERC en el Senado, no se sabe si porque creen que las siglas de esa formaci¨®n son la abreviatura de Espa?a Regia y Cat¨®lica o porque est¨¢n maquiav¨¦licos perdidos y piensan que el fin justifica los medios, los miedos y las medias tintas. En consecuencia, que se han puesto a romper Espa?a, sin duda cegados por lo que Manuel Aza?a llamaba "el brillo lacerante y enloquecedor del momento", y que sus rivales se frotan las manos con tanto entusiasmo que algunos parecen moscas con un ataque de ansiedad. Ah¨ª est¨¢, por ejemplo, el presidente Zapatero, que ha venido a decir que, para fastidiar al Gobierno, el l¨ªder de la oposici¨®n ser¨ªa capaz de encerarle la calva a la momia de Lenin usando como trapo la bandera nacional. O a la vicepresidenta De la Vega, que impulsada por el esp¨ªritu navide?o que es propio de esta ¨¦poca ha llamado a Rajoy ni m¨¢s ni menos que "Herodes presupuestario", convirti¨¦ndolo as¨ª en la figura m¨¢s antip¨¢tica del Bel¨¦n. O, sin ir m¨¢s lejos, al ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria, que acusa a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, de querer "romper el pa¨ªs" a base de hacer campa?as de vacunaci¨®n "a su aire", sin darse cuenta de que esas cosas hay que unificarlas y se deben llevar a cabo a la vez en todo el territorio espa?ol para que sean eficaces, "porque los virus no entienden de fronteras, no saben d¨®nde se acaba la Comunidad de Madrid y d¨®nde empieza Castilla La-Mancha", cosa que ¨¦l debe de saber porque es un cient¨ªfico que s¨®lo a fuerza de estudiar Biolog¨ªa Molecular y Medicina Regenerativa se regener¨® en pol¨ªtico, lo cual le permite reprocharle a Aguirre que despu¨¦s de quejarse tanto de que "Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco van a la suya", resulta que al final "quien rompe el pa¨ªs es ella".
Las urgencias de los grandes hospitales de la ciudad siguen colapsadas, seg¨²n los profesionales
"La autonom¨ªa no es violar los l¨ªmites del Estado", le dijo Manuel Aza?a, como si acabara de salir del Senado
Juan Urbano es de los que saben que cuando cambia el viento cambian de direcci¨®n todas las banderas, pero a¨²n as¨ª, qu¨¦ raro ver a los conservadores pint¨¢ndose de morado la mano para irse por ah¨ª de presupuestos con los mismos que, seg¨²n ellos, rompen Espa?a cada d¨ªa, mientras desayunan huevos revueltos con gaviotas. Eso s¨ª que es ponerle una vela al diablo y otra a Dios, los senadores del Partido Popular silbando la sinton¨ªa de Ezquerra Republicana de Catalu?a en la C¨¢mara alta y Esperanza Aguirre inaugurando el Nacimiento de la Real Casa de Correos.
Eso s¨ª, mientras las vacunas de Madrid se llenan de virus ideol¨®gicos y sus agujas se vuelven lanzas, las Urgencias de los grandes hospitales de la ciudad siguen colapsadas, seg¨²n denuncian los profesionales del Ram¨®n y Cajal, el 12 de Octubre y el Gregorio Mara?¨®n, que se quejan de tener cada vez menos medios a su alcance para combatir la avalancha de pacientes que arrastra el invierno. La causa es conocida en su superficie, pero tambi¨¦n se sospecha lo que hay en su fondo: por una parte, parece obvio que la apertura de los ocho hospitales nuevos de la regi¨®n se ha llevado a cabo por el proceso de desvestir a un sanitario para vestir a otro, puesto que para abastecer de personal los centros de Majadahonda, San Sebasti¨¢n de los Reyes, Coslada, Valdemoro o Parla se han reducido las plantillas de los sanatorios que ya exist¨ªan. Por otro lado, la mayor parte de la gente piensa que la destrucci¨®n de la sanidad p¨²blica es uno de los grandes objetivos del actual Gobierno de la Comunidad de Madrid, a cuya presidenta le priva privatizar.
Juan Urbano se fue a casa, no fuera a ser que Espa?a se rompiese justo por donde ¨¦l estaba y acabase en una zanja. Se sent¨® cerca de una ventana, para ahorrar luz, y volvi¨® a abrir el volumen VI de las obras de Manuel Aza?a, que acaba de publicar la editorial Taurus, por donde lo hab¨ªa dejado la noche anterior. "La autonom¨ªa no es violar los l¨ªmites del Estado", le dijo el antiguo presidente de la Rep¨²blica, como si en lugar de haber muerto en el 39 acabara de salir del Senado. Luego, Juan se abrig¨®, no fuera a resfriarse y tuvieran que ponerle una de esas vacunas que vaya usted a saber lo que pueden llevar dentro y, sobre todo, debajo.
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