Manuel Vicent convierte su memoria en novela

Es ¨¦l quien va a su pasado para rescatar la memoria. ?l quien se retrata mientras abandona la adolescencia y comprende el mundo aquel verano de 1953 en el viejo Hotel Voramar de Benic¨¤ssim. ?se que alguna vez fue testigo de las miradas lujuriosas que despertaba una "maliciosa e inocente" Brigitte Bardot en biquini. Pero Manuel Vicent (Villavieja, 1936) se esconde tras lo que ¨¦l ha definido como un g¨¦nero intermedio entre la ficci¨®n y la realidad en su novela Le¨®n de ojos verdes (Alfaguara). "Hasta que la memoria no se hace imaginaci¨®n no hay literatura", explica.

As¨ª, el joven Manuel, que veranea en Voramar con la excusa de acompa?ar a su t¨ªo enfermo, conoce a Mar¨ªa, una cocinera sabia y al doctor Aymerich, que se convierte en el maestro del aprendiz de narrador. "Siempre", dice, "me ha interesado sacar lo literario de mis propias experiencias".

"La memoria y la imaginaci¨®n hacen que esto sea m¨¢s real que la propia realidad", contin¨²a Vicent, que amparado en ese g¨¦nero h¨ªbrido en el que dice est¨¢ escrita su novela, igual pudo te?ir de negro el rub¨ªsimo pelo de la rica heredera propietaria del hotel, que subir el calibre del arma que su marido utiliz¨® para matarla. "Es una novela que llevo construyendo en mi cabeza muchos a?os, pero la escrib¨ª este verano en mi casa de Denia. Recuerdo -parece que Vicent ya comienza a novelar- que mis nietos hac¨ªan mucho ruido y pens¨¦ en largarme, hasta que dije: voy a pensar que son golondrinas. As¨ª logr¨¢ aislarme". Y se r¨ªe. ?Se hizo una especie de hipnosis como a la que se somete el protagonista de la novela? A Vicent le brillan los ojos verdes. Ha vuelto a dar pistas que le inculpan, que confirman al autor de Tranv¨ªa a la Malvarrosa como el protagonista de esta novela a la que "le falta tristeza para ser melanc¨®lica y le sobra a?oranza para ser feliz".