Silva reactiva al Valencia
La reaparici¨®n del canario derrite a un Espanyol que jug¨® una hora con uno menos por expulsi¨®n de Rufete
Unai Emery se hab¨ªa pasado el verano repasando los v¨ªdeos de la pasada campa?a de su nuevo equipo y, tras muchas flechas y muchos c¨¢lculos, hab¨ªa llegado a una conclusi¨®n muy f¨¢cil: el Valencia s¨®lo juega bien cuando est¨¢ Silva. As¨ª que cuando el presidente del club, Vicente Soriano, estudi¨® la posibilidad de traspasar al canario al Bar?a, la respuesta de Emery fue tajante: de ninguna manera. La suerte se le torci¨® al t¨¦cnico cuando el tobillo de Silva, que ven¨ªa muy cascado de la Eurocopa, pidi¨® una tregua. Y la tuvo hasta anoche, cuando reapareci¨® en el momento justo en el que su equipo necesitaba la claridad que le permitiera derretir a un rival con inferioridad num¨¦rica pero con una gran concentraci¨®n defensiva.
VALENCIA 2 ESPANYOL 1
Valencia: Renan; Miguel, Albiol, Marchena, Moretti; Joaqu¨ªn (Silva, m. 61), Albelda, Baraja, Fernandes (Morientes, m. 52), Mata (Vicente, m. 74); y Villa. No utilizados: Guaita; Maduro, Del Horno y Michel.
Espanyol: Kameni; Lacruz, Jarque, Pareja, Beranger; Rufete, Rom¨¢n (Torrej¨®n, m. 57), Mois¨¦s, Nen¨¦ (Lola, m. 83); Luis Garc¨ªa y Callej¨®n (Valdo, m. 74). No utilizados: ?lvarez; Chica, Coro y Jonathan.
Goles: 0-1. Rom¨¢n marca tras desviar el bal¨®n Albelda 1-1. M. 59. Albiol. 2-1. M. 80. Vicente, tras una pared con Villa.
?rbitro: Iturralde. Expuls¨® a Rufete (m. 37) por doble tarjeta amarilla. Amonest¨® a Rom¨¢n, Lacruz, Moretti, Kameni, Mois¨¦s, Albelda, Beranger y Miguel.
Unos 30.000 espectadores en Mestalla.
Antes, un doble fallo de Albelda -primero pas¨® mal el bal¨®n y despu¨¦s recul¨® demasiado- propici¨® que el mediocentro Rom¨¢n se estrenase como goleador en el campeonato. Con la fortuna adem¨¢s de que su disparo rebot¨® en el cuerpo de Albelda y despist¨® al portero Renan. El Espanyol se encontr¨® as¨ª con una ventaja para la que hab¨ªa hecho escasos m¨¦ritos, si acaso un par de detalles de clase de Nen¨¦, que puso en evidencia al disparatado Miguel.
El Valencia, tan inc¨®modo con cualquiera que se le cierre ordenadamente, se puso de los nervios, atemperados poco despu¨¦s por la expulsi¨®n por tocar dos veces el bal¨®n con las manos del ex valencianista Rufete, que sali¨® ovacionado del campo. En parte en agradecimiento a viejos servicios; en parte por el favor que le hac¨ªa a su ex equipo.
Es muy evidente que al Valencia le falta claridad en el centro del campo, all¨ª donde Albelda y Fernandes vienen a ser redundantes, dependientes ambos de que al viejo Baraja se le encienda una luz cada vez con menos potencia. Desde la perspectiva valencianista, el partido estaba para Silva, que guardaba su turno en el banquillo. En el Espanyol, Man¨¦ retras¨® a Luis Garc¨ªa para que ocupara el espacio dejado por Rufete. Callej¨®n, muy desacertado, se qued¨® solo arriba. Solo y sin punter¨ªa. Un d¨ªa m¨¢s, Mata fue el m¨¢s punzante de su equipo, aprovechando las carencias de Lacruz para taparle. Sus centros, sin embargo, se quedaron sin el rematador esperado. En parte porque Villa da s¨ªntoma de cansancio, harto de bregar con una nube de defensores.
El Espanyol se enjaul¨® en su ¨¢rea y lo pag¨® con el empate de Albiol, que remach¨® a bocajarro a Kameni antes de dedicarle el tanto a su novia embarazada. El Valencia se quit¨® mucha ansiedad de encima, coincidiendo con la alegr¨ªa de ver otra vez a Silva sobre un terreno de juego.
El Espanyol busc¨® pelotazos largos para Callej¨®n, que le gan¨® la posici¨®n a Moretti sac¨¢ndole una tarjeta amarilla muy hiriente para Emery: el lateral izquierdo italiano se perder¨¢ la visita de la pr¨®xima jornada al Bernab¨¦u.
El efecto Silva fue inmediato. Llegaron las paredes, las ideas, los espacios. Man¨¦ -que contempl¨® la segunda parte en la grada, expulsado quiz¨¢ en el descanso- recurri¨® a otro central (Torrej¨®n), el tercero, para cerrar la muralla. Emery trat¨® de abrirla con Vicente por el flanco izquierdo.
El Valencia empuj¨® con todo y Mestalla, ahora s¨ª, alent¨® a su equipo mientras Kameni perd¨ªa todo el tiempo posible. No el suficiente para que Vicente se cargara de determinaci¨®n, avanzara hacia el ¨¢rea, se apoyara en Villa y marcara con la puntita de la bota izquierda antes de que Kameni pudiera tapar. El toque de Villa en la pared hab¨ªa sido de una sutileza extraordinaria.
Vicente, tantas veces esperado, tantas veces apagado, celebr¨® el gol con una rabia desaforada. La rabia respond¨ªa al escepticismo que despert¨® entre la hinchada su en¨¦sima reca¨ªda, enmara?ado en una cadena de lesiones sin fin. Ayer fue decisivo en la noche en que reapareci¨® la magia de Silva.
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