Madrid hace 30 a?os
?C¨®mo era Madrid hace 30 a?os cuando votamos la Constituci¨®n? Todos estos d¨ªas se han estado pasando por televisi¨®n im¨¢genes setenteras con pelos con permanente, jers¨¦is de cuello alto, chaquetones de piel vuelta, barbas y gafas de concha, y adem¨¢s en blanco y negro, lo que lo convierte en un tiempo m¨¢s lejano a¨²n del que ha sido, que ya es bastante. Aunque recuerdo que en ese a?o la mayor¨ªa de la gente ten¨ªa televisi¨®n en color. Lo que a¨²n no exist¨ªa era el mando a distancia, ten¨ªamos que levantarnos del sof¨¢ cada vez que quer¨ªamos cambiar de canal entre los dos que manej¨¢bamos. Y me rebelaba contra la idea de que hubiese televisiones privadas (deb¨ªa de pensar que la televisi¨®n era un bien p¨²blico), ahora creo que no tendr¨ªa que existir la televisi¨®n p¨²blica, la televisi¨®n no nos tendr¨ªa que costar ning¨²n dinero a los ciudadanos. ?Por qu¨¦ tenemos que sostener ese gasto cuando hay televisiones privadas que nos ofrecen lo mismo, e Internet, prensa? Me parece mucho m¨¢s sensato que ese dinero se destinase a la ense?anza y a la sanidad.
Hay mentes algo retorcidas que quieren que reaparezcan colegios con separaci¨®n por sexos
El sereno era un c¨®mplice, que llenaba la noche con su ruido de llaves y que acud¨ªa a nuestras palmadas
Una ense?anza p¨²blica de calidad y una buena sanidad p¨²blica es lo que necesitamos con urgencia y lo que sit¨²a a un pa¨ªs en un nivel de progreso, porque es lo que iguala a todos los ciudadanos y lo que nos ofrece las mismas oportunidades de aprender y de curarnos. Tal vez se deber¨ªa aprovechar este tiempo de crisis para dar importancia a lo realmente importante, en las casas particulares sabemos que no malgastando se ahorra bastante. Me vienen a la cabeza muchas maneras en que derrochamos. Creo que los altos cargos est¨¢n excesivamente mimados, que hay demasiado coche oficial y demasiada historia, incluidos los de los Gobiernos aut¨®nomos. Y en medio de este panorama no deja de ser pueril y exagerado que la c¨²pula de Miquel Barcel¨® haya levantado tantas cr¨ªticas. Si digo la verdad me parece una apuesta art¨ªstica distinta y que tal vez se aprecie pasado el tiempo, y no s¨¦ cu¨¢nto dinero ha costado pero al menos se ha gastado en algo concreto que perdurar¨¢.
Para seguir con la ense?anza, sobre la que se hablan pestes, pero que no se hace nada para mejorarla, hace 30 a?os en Madrid (aparte de los colegios religiosos) hab¨ªa institutos de ense?anza media exclusivamente femeninos como el Isabel la Cat¨®lica, el Beatriz Galindo, el Santa Teresa..., que despu¨¦s se han transformado en mixtos. Y hab¨ªa piscinas divididas en zonas para hombres y zonas para mujeres. Cu¨¢nto da?o ha hecho esta segregaci¨®n en la convivencia porque ha favorecido el desconocimiento de unos y otras y la desigualdad. Pero hay nostalgia, hay por ah¨ª mentes algo retorcidas que quieren volver a las andadas y que reaparezcan en nuestra Comunidad colegios con separaci¨®n por sexos, bas¨¢ndose en la t¨ªpica majader¨ªa de que las mujeres somos m¨¢s diestras en unas materias y los hombres en otras.
Sobre esto habr¨ªa tanto que decir que mejor dejarlo aqu¨ª. Mejor pensar en aquel Madrid en que la diferencia entre clases sociales era extraordinariamente visible. Los barrios perif¨¦ricos eran feos y estaban llenos de aquellos bloques franquistas que endurec¨ªan la mirada y deprim¨ªan. Fue con Tierno Galv¨¢n cuando se emprendi¨® su humanizaci¨®n y embellecimiento con parques, polideportivos... y afortunadamente hoy la calidad de vida y el nivel cultural son semejantes en todas partes y cada vez importa menos en qu¨¦ zona vives sino lo que haces. Pero sobre todo habr¨ªa que romper una lanza por las asociaciones de vecinos, que sin estar vinculadas necesariamente con partidos pol¨ªticos, tuvieron una acci¨®n directa en la infraestructura y desarrollo de algunos barrios. Y ah¨ª est¨¢n los magn¨ªficos ejemplos del Pozo del T¨ªo Raimundo o de Orcasitas.
Hace 30 a?os todo comenz¨® a cambiar. Adem¨¢s de recuperar la libertad perdida, quer¨ªamos salir del olor rancio del franquismo, cuya est¨¦tica no pod¨ªa ser m¨¢s cutre, tanto para los pobres (para quienes a¨²n no exist¨ªa el dise?o) como para los ricos (que no sab¨ªan salir del loden y los mocasines castellanos). Pero tambi¨¦n es cierto que de las calles han desaparecido personajes entra?ables como el sereno. El sereno no era polic¨ªa, ni guarda de seguridad. El sereno era un c¨®mplice, que llenaba la noche con su ruido de llaves y que acud¨ªa a nuestras palmadas.
Hace 30 a?os en Madrid no hab¨ªa cajeros autom¨¢ticos, ni la gente iba hablando por la calle por el m¨®vil, no hab¨ªa ordenadores en las casas, ni se pod¨ªa sospechar que un d¨ªa fuese a inventarse el DVD y todo lo que ha venido detr¨¢s. ?C¨®mo ser¨¢ Madrid dentro de otros 30?
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