El Primavera Club se clausura certificando la vigencia del pasado
El festival se consolida en el calendario de las citas musicales
La ¨²ltima actuaci¨®n, una de las m¨¢s esperadas, dio la pauta de lo que ha sido el Primavera Club 2008. Escuchar a Eli Paperboy Reed, cerrar los ojos y sentirse en 1968 escuchando un concierto de soul y rhythm and blues fue todo uno. Sin que de ello deba desprenderse necesariamente recriminaci¨®n alguna, el festival, que propone nombres emergentes, poco conocidos y novedosos, ha mostrado que el efecto retrovisor est¨¢ en plena vigencia. El futuro se sigue construyendo mirando al pasado.
Eli Reed es cl¨¢sico en todo, hasta mim¨¦tico. Su concierto de clausura fue un calco de los que hac¨ªan los artistas de Stax en los sesenta, y lo fue desde la presentaci¨®n hasta el final, con el p¨²blico bailando en el escenario. Si alg¨²n pero se puede poner a este blanco de rugosa voz negra es que no parece aportar nada m¨¢s a lo ya existente, aspecto solicitable cuando el pasado aparece como fuente tan obvia de inspiraci¨®n. Lo mejor, las baladas, y con She walks se fundieron los plomos de la sensualidad. Fue lo m¨¢s destacado de una segunda jornada que, dada su irreguralidad, result¨® menos interesante que la primera.
La Buena Vida recuper¨® su ¨¢lbum Soidemersol y, en fin, que La Concha es bonita, ciertamente, y esa belleza produce languidez extrema en algunos donostiarras. Por su parte, Abe Vigoda sufri¨® la peor sonorizaci¨®n vivida en Barcelona en los ¨²ltimos 25 a?os -no es una exageraci¨®n, sonaba el backline y no los altavoces- y su mirada hacia atr¨¢s, en su caso una mezcla de Paul Simon, The Feelies y una reiteraci¨®n de l¨ªnea de guitarra que evoca la clave del soukous africano, simplemente se intuy¨®. Si quisieron evocar el sonido de un casete somal¨ª, el t¨¦cnico de sonido lo consigui¨®. High Places, lo m¨¢s original de la jornada con su pop electr¨®nico-¨¦tnico, reivindic¨® los sonidos org¨¢nicos (cr¨®talos, palos de agua, tambores, etc¨¦tera) mediante la electr¨®nica, y Espaldamaceta dej¨® patente que el cantautor cl¨¢sico no pol¨ªtico, el sensible que se lamenta con guitarra, sigue en boga.
En suma, que el futuro est¨¢ por detr¨¢s y mientras que hay artistas que lo reinterpretan -Manel, High Places, Dodos- a trav¨¦s del bagaje de una persona del siglo XXI, otros lo calcan tal cual, como es caso de Eli Reed. El Primavera Club permiti¨® esa sabida paradoja: lo m¨¢s moderno puede resultar lo m¨¢s cl¨¢sico.
En lo relativo al balance de un festival que se ha desarrollado en Barcelona y Madrid de manera simult¨¢nea, la organizaci¨®n del Primavera Club ha se?alado su consolidaci¨®n en el calendario invernal, poniendo ¨¦nfasis en el apartado art¨ªstico y de paso eludiendo el compromiso de las cifras de asistencia. Con todo, el comunicado oficial destaca que para las citas del festival en Madrid, salas Joy Eslava, El Sol y Nasti, se agotaron las localidades. A falta de datos oficiales, el Auditori barcelon¨¦s pudo acoger a unas 1.500 personas por sesi¨®n, a las que habr¨ªa que sumar las que asistieron a los conciertos programados en las dos salas Apolo. En conjunto, un festival muiltiformato que s¨®lo deja sin responder la pregunta de si resulta necesario un espacio tan amplio como el Auditori para presentar propuestas que por definici¨®n no resultan mayoritarias.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.