Un varapalo al modelo de sociedades p¨²blicas

Al igual de lo ocurrido con el dictamen del caso Guggenheim, el de la comisi¨®n Balenciaga vuelve a poner el acento en el entramado de sociedades p¨²blicas constituido por los departamentos del Gobierno con la excusa de agilizar la gesti¨®n. En ese modelo, cuando ninguna Administraci¨®n supera el 50% del capital, queda libre de los rigurosos paso que deben seguir el resto de sociedades p¨²blicas a la hora de las contrataciones y de su gesti¨®n. Esa falta de auditor¨ªas posibilit¨® el desfalco en el Guggenheim y la ruinosa compra de d¨®lares, que sald¨® con una p¨¦rdida de m¨¢s de seis millones de euros para las arcas p¨²blicas. A esa ausencia de controles contribuy¨® el director general del museo, Juan Ignacio Vidarte, quien, seg¨²n el dictamen de esta comisi¨®n, dej¨® campar a sus anchas al ex director financiero Roberto Cearsolo.

Al PNV se le presenta un pleno infernal, con peticiones de dimisi¨®n a Azkarate

Casi de una forma mim¨¦tica, el dictamen de la comisi¨®n Balenciaga reproduce las recomendaciones dirigidas al Guggenheim. Adem¨¢s de solicitar al Ejecutivo que "adecue los mecanismos de control y de seguimiento econ¨®mico", apela a "distinguir entre los ¨¢mbitos de gesti¨®n y de control". El dictamen recomienda que "todas las sociedades p¨²blicas [aunque ninguna administraci¨®n supere el 51% del capital] se conduzcan por la Ley de Principios Ordenadores de la Hacienda P¨²blica, que establece controles y auditor¨ªas". Finalmente, reclama que "todos los proyectos culturales tengan perfectamente definido un plan de financiaci¨®n y de gesti¨®n".

En el caso de Berroeta-Aldamar, el Gobierno vasco cuenta con el 49% del capital, la Diputaci¨®n de Guip¨²zcoa con otro 49% y el Ayuntamiento de Getaria, el 2% restante, correspondiente a la cesi¨®n de suelo que realiz¨® y sobre la que se ha construido la ampliaci¨®n del museo.

El acto final de los dict¨¢menes en ambos casos se vivir¨¢ el pr¨®ximo lunes, con la celebraci¨®n de un pleno monogr¨¢fico para sustanciar las dos cuestiones. El hecho de que ninguno de los dos dict¨¢menes haya sido un¨¢nime abre las puertas a votos particulares de los partidos. El escenario que se le presenta al PNV es infernal, con peticiones de dimisi¨®n de la consejera de Cultura. Miren Azkarate ya asumi¨® su responsabilidad cuando compareci¨® ante la comisi¨®n de investigaci¨®n. Ahora algunos partidos pedir¨¢n que materialice esa asunci¨®n de culpa.

El PNV va a tener que capear el temporal en solitario despu¨¦s de que sus ¨²ltimos intentos de presionar a sus socios de EA durante el pasado fin de semana hayan fracasado. Los peneuvistas forzaron la m¨¢quina hasta el m¨¢ximo nivel para que se minimizase el reproche a Azkarate en el caso Balenciaga y se acentuara sobre el Ministerio de Cultura. Al final, EA ha aguantado la presi¨®n. Socialistas y populares se opon¨ªan a aceptar las rebajas solicitadas por el PNV, lo que ha determinado la actuaci¨®n de otros partidos.

En el caso del Guggenheim, el panorama tambi¨¦n resulta complicado para los nacionalistas, que rechazaron de plano el dictamen de la comisi¨®n.