'Spain is different' o la impunidad mantenida
Como era de esperar cuando un juez espa?ol de la Audiencia Nacional, Baltasar Garz¨®n, que intent¨® en su d¨ªa enjuiciar al general Pinochet por sus cr¨ªmenes en contra de la humanidad, ha intentado hacer lo mismo y enjuiciar a los autores del alzamiento fascista en contra de la Rep¨²blica espa?ola, responsables de cr¨ªmenes en contra de la humanidad en Espa?a, muchas voces se han alzado en contra de tal enjuiciamiento. Los argumentos utilizados han variado. Uno de los m¨¢s frecuentes es que tal juicio reabrir¨ªa las heridas supuestamente cerradas durante la transici¨®n, argumento que se utiliza sobre todo por los herederos de los autores que infligieron tales heridas con el objetivo de que se olviden los cr¨ªmenes que realizaron. No desean que se conozcan y condenen las enormes crueldades que sus antecesores hicieron, llev¨¢ndolos a los tribunales, tal como se ha hecho en otros pa¨ªses europeos que sufrieron el nazismo y el fascismo, como Italia, Alemania y Francia (con las autoridades del Gobierno colaboracionista de Vichy).
El juicio no tendr¨¢ lugar como consecuencia del enorme poder que los vencedores tienen en Espa?a
Muchas voces se han alzado contra del intento de Garz¨®n de enjuiciar a los autores del alzamiento fascista
Justifican su petici¨®n de olvido escud¨¢ndose en que los republicanos tambi¨¦n abrieron heridas, argumento que muestra una escasa sensibilidad democr¨¢tica, pues el motivo de enjuiciar a los golpistas es su responsabilidad de alzarse contra un r¨¦gimen democr¨¢tico, llevando a cabo un exterminio sistem¨¢tico y genocida del vencido, como est¨¢ ampliamente demostrado. Tal acusaci¨®n no se puede hacer a las autoridades republicanas democr¨¢ticamente elegidas, cuya autoridad derivaba no de un golpe militar, sino de las urnas y que no fue responsable de ning¨²n genocidio.
Otro argumento que se ha utilizado es el del relativismo hist¨®rico seg¨²n el cual cada persona o cada grupo social tiene su propia historia, y que no tiene por qu¨¦ una versi¨®n hist¨®rica tener mayor protagonismo que otra. A esta argumentaci¨®n se a?ade que es un error, cuando no un peligro, que exista una historia oficial del Estado, ignorando que en cualquier sociedad democr¨¢tica es la propia poblaci¨®n a trav¨¦s de sus representantes la que establece los par¨¢metros de definici¨®n de tal historia basada en los valores que tal poblaci¨®n sustenta. La historia es subjetiva por definici¨®n y se ense?a en instituciones, como la escuela p¨²blica, cuyos libros de texto, incluyendo los de historia, tienen que ser aprobados por las autoridades democr¨¢ticamente elegidas, que, por higiene democr¨¢tica, tienen que promover valores democr¨¢ticos. Atribuir esta labor ¨²nica y exclusivamente a la subjetividad espec¨ªfica de cada historiador (como se ha propuesto en estas p¨¢ginas recientemente) es, adem¨¢s de sostener un relativismo moral, una defensa de un corporativismo profesional monopolizante que es profundamente antidemocr¨¢tico. Es m¨¢s, la historia no la escriben s¨®lo los historiadores, sino la propia poblaci¨®n a trav¨¦s de su propia memoria, que, de no ser facilitada y ayudada por el Estado, puede desaparecer, como ha estado ocurriendo en Espa?a con las v¨ªctimas del genocidio.
Otro argumento en contra de tal enjuiciamiento es que ¨¦ste rompe la reconciliaci¨®n sobre la que se bas¨® la transici¨®n. Seg¨²n tal versi¨®n, tanto los vencidos como los vencedores de la guerra decidieron un¨¢nimemente cerrar las llaves del recuerdo hist¨®rico, aprobando con la Ley de Amnist¨ªa la amnesia colectiva. Tal argumento ignora la gran desigualdad que exist¨ªa en el periodo de la transici¨®n entre los vencedores (que controlaban el aparato del Estado y gran parte de los medios de persuasi¨®n) y los vencidos que estaban saliendo de la clandestinidad, sobreviviendo una de las dictaduras m¨¢s represivas y sangrientas habidas en la Europa occidental en aquel siglo. Si la transici¨®n hubiera ocurrido, como ocurri¨® en Alemania, Italia y Francia (bajo el r¨¦gimen de Vichy) en una derrota de los golpistas, Espa?a tendr¨ªa otra Constituci¨®n, y los responsables de aquel alzamiento fascista habr¨ªan sido enjuiciados, como ocurri¨® en aquellos pa¨ªses. No fue as¨ª en Espa?a, donde la estrategia de los vencidos, fruto de su debilidad, fue la de no cuestionar aquel pasado.
Es l¨®gico que en la medida que las v¨ªctimas y sus sucesores vayan adquiriendo mayor poder, exijan que se realice la justicia negada a los vencidos, que fueron los que defendieron la democracia de la cual es heredera la actual. Ver esta exigencia por parte de las v¨ªctimas como un mesianismo mal aplicado a la figura de Garz¨®n (tal como tambi¨¦n se interpret¨® en estas p¨¢ginas) es no comprender la enorme movilizaci¨®n que ha ocurrido en este pa¨ªs por parte de familiares y amigos de las v¨ªctimas de aquel genocidio. Como uno de ellos, me temo que tal juicio no tendr¨¢ lugar como consecuencia del enorme poder que los vencedores tienen en Espa?a, cuyo jefe de Estado, el Monarca, ha indicado en repetidas ocasiones que no tolerar¨¢ que se hable mal en su presencia del general Franco. Me temo que Espa?a continuar¨¢ siendo el ¨²nico pa¨ªs de Europa que no enjuiciar¨¢ a los golpistas asesinos. Despu¨¦s de todo, como se dec¨ªa durante la dictadura, Spain is different.
Vicen? Navarro es catedr¨¢tico de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad Pompeu Fabra.
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