Juguetes que hacen bum
La chica disfrazada de Papa Noel deja ver sus abultados pechos comprimidos en un sujetador dos tallas menor de la necesaria. Al lado, este escueto eslogan: "Esta Navidad, regala BUM BUM".
El bum bum es un aumento espectacular de pecho. Una cadena de salones de belleza publicita de manera tan chabacana su oferta navide?a en la prensa andaluza: por 3.900 euros, pecho nuevo.
El sexismo en la publicidad no es novedoso. El mal gusto, tampoco. Pero lo peor es que muchos de esos mensajes publicitarios van dirigidos a ni?os y adolescentes.
El Consejo Audiovisual de Andaluc¨ªa acaba de publicar un Informe sobre menores y televisi¨®n que arroja datos preocupantes. Llega en un momento oportuno, cuando 1.600.000 chavales han tomado posesi¨®n del sal¨®n de casa y se han apoderado del mando de la televisi¨®n. Durante las vacaciones navide?as, dos peligros acechan a las familias: los regalos de navidad y las horas que los hijos pasaran ante la tele.
Uno de los aspectos m¨¢s relevante de ese estudio es la constataci¨®n de que los anuncios televisivos siguen abusando de los clich¨¦s sexistas. Uno de cada tres anuncios corresponde a mu?ecas y accesorios. Son los que m¨¢s abundan, seguidos de los veh¨ªculos (13%) y consolas (11%).
La vocal y responsable de Investigaci¨®n y Estudios del Consejo Audiovisual, Cristina Cruces, me resum¨ªa as¨ª el problema: "La publicidad trabaja el lado que mas refuerza el estereotipo femenino: la belleza, la seducci¨®n, todo ello en mu?ecas que tienen ya cuerpos de mujer". Al grito de "crea tu propio estilo", se les pide a las ni?as que vistan ropa fashion o que utilicen mechas y se maquillen "para ser una chica total".
No es extra?o pues, que sal salir de la adolescencia algunas demanden pechos bum bum.
Cristina Cruces alerta tambi¨¦n sobre el lenguaje de los anuncios y recuerda que la ley proh¨ªbe la exhortaci¨®n a la compra. "M¨¢s del 40% de los anuncios utilizan un tono desafiante, del tipo no podr¨¢s resistirte...", se?ala Cruces. La ley espa?ola que incorpora el ordenamiento de la televisi¨®n sin fronteras dice al referirse a la protecci¨®n de los menores que la publicidad "no deber¨¢ incitar directamente a tales menores a la compra de un producto explotando su inexperiencia o su credulidad". Y ojo: "Ni a que persuadan a sus padres" para que compren ese producto.
El otro problema que acecha es el consumo abusivo de la televisi¨®n, que aumenta estos d¨ªas navide?os con los ni?os sin cole y en casa. Los datos que arroja el estudio citado son concluyentes: cuanto mayor es el nivel de estudios de los padres, hay menos televisores en casa; cuanto mas y mejor se controlan las horas que los ni?os permanecen antes el televisor, se obtienen mejores notas. El 63% de los ni?os de hogares en donde el control es mayor, tienen notas "buenas o muy buenas". Donde no hay control, ese porcentaje se reduce al 24%. Los ni?os de familias dialogantes consumen menos televisi¨®n (2,03 horas) que los de familias autoritarias (2,31 horas).
La responsabilidad de los padres es pues clave. No se debe permitir que el ni?o controle el mando. Mucho menos que tenga un televisor propio en su cuarto (el 80% de los hogares tienen mas de un televisor). Tampoco se debe caer en el extremo opuesto: convertir al ni?o en un asceta, alejado de un aparato que muchas veces transmite cosas interesantes o simplemente entretenidas y adecuadas a su edad.
Se trata de controlar, seleccionar y dar ejemplo. De unos padres lectores, saldr¨¢n hijos lectores con casi toda seguridad. De unos padres enganchados en la tele basura, imag¨ªnense lo que saldr¨¢. Lo que deben hacer los padres es conversar sobre esos mensajes publicitarios con sus hijos. Hablarles, hacerles pensar. "Lo entienden; es lo que yo hago con mis hijos", concluye Cristina Cruces.
Lo importante es que tengan un cerebro bum bum.
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