De aguantancia a resistencia
"Aqu¨ª, m¨¢s que resistencia (al franquismo), lo que ha habido es mucha aguantancia", ironizaba hace a?os el escritor bilba¨ªno Luciano Rinc¨®n (1931-1993). "Aguantar" es la receta de Arzalluz tras el asesinato del empresario Uria, porque "esto no se arregla con los polic¨ªas de Rubalcaba". Sin embargo, la eficacia de la recomendaci¨®n depende de cu¨¢l sea el objetivo. Si es acabar con el terrorismo, la ¨²nica constataci¨®n indiscutible de la experiencia internacional es que las organizaciones que lo practican s¨®lo se plantean la renuncia a la violencia por efecto de la actuaci¨®n policial (y judicial).
El resto, la forma de oficializar esa renuncia, depende de las circunstancias. Puede ser por extinci¨®n silenciosa o mediante una escenificaci¨®n (entrega de las armas, mesa de di¨¢logo, etc¨¦tera). Pero en ambas hip¨®tesis, la clave es la decisi¨®n de retirarse, y ¨¦sta depende en primer lugar de la eficacia policial-judicial. El papel esencial de los partidos es contribuir a tal desenlace mediante el respaldo a esa eficacia del Estado democr¨¢tico y la paralela desautorizaci¨®n de la pretensi¨®n de legitimidad de los terroristas.
Lo eficaz habr¨ªa sido poner de acuerdo a PP y PSOE en torno a una propuesta compartida
Tal vez ETA desaparezca sin una decisi¨®n expresa, como ocurri¨® con la Baader-Meinhof, que a?os despu¨¦s de dejar de actuar comunic¨®, por fax remitido a la prensa, su disoluci¨®n. Pero los apoyos sociales que conserva ETA hacen m¨¢s probable un final con escenificaci¨®n: con un acto de reconocimiento impl¨ªcito de la derrota de las armas -aunque sea al grito de "no nos arrepentimos", como ETA (p-m) en 1982- y en el que se establezcan garant¨ªas de que no permitir¨¢n la aparici¨®n de sectores disidentes armados. Pero esa escenificaci¨®n es posterior a la derrota: a la interiorizaci¨®n por parte del grupo terrorista (o de una parte de ¨¦l, que arrastra al resto) de que les conviene m¨¢s abandonar que seguir por esa v¨ªa.
En Espa?a existe actualmente un amplio acuerdo sobre esto: no se trata de negociar la retirada de ETA mediante contrapartidas; puede haber o no un di¨¢logo de cierre, pero si lo hay ser¨¢ despu¨¦s de la decisi¨®n de retirarse. Pues la mera invocaci¨®n de la posibilidad de di¨¢logo pol¨ªtico ha sido siempre interpretada por ETA como disposici¨®n a (y necesidad acuciante de) negociar por parte del Gobierno, lo que es visto como posibilidad de volver a dar un sentido a la lucha armada: para forzar las conversaciones, arrancar concesiones, etc¨¦tera. Por eso, desde el PP hasta Aralar (pasando por Eguiguren) han dicho que ninguna tregua de ETA tendr¨¢ ya credibilidad y que s¨®lo podr¨ªa tomarse en consideraci¨®n un cese unilateral, definitivo e incondicional.
Es cierto que en el proceso de 2006 tambi¨¦n se dijo que ¨¦se era el planteamiento, y que por eso lo primero era verificar (como en Irlanda) si la voluntad de retirada era firme. El error de darla por verificada cuando las palabras y los hechos indicaban que tal voluntad no exist¨ªa, o que hab¨ªa una divisi¨®n al respecto, dio argumentos a los partidarios de seguir, y ah¨ª estuvo seguramente el origen del fracaso. Pero todo el mundo aprende con la experiencia, y no es probable, pese a las sospechas levantadas por un sector del PP y algunos comentaristas, que el Gobierno vaya a tropezar en la misma piedra. Entre otras cosas, porque su defensa frente a las cr¨ªticas por el fallido intento es demostrar tanta dureza despu¨¦s de la ruptura como aguantancia tuvo antes de ella (De Juana, aplazamiento del encarcelamiento de Otegi, no recurrir todas las listas de ANV, etc¨¦tera).
No tiene mucho sentido, por ello, el proceso de intenciones planteado estos d¨ªas: el acercamiento de ex jefes etarras presos partidarios de la retirada (y expulsados por ello) en manera alguna puede considerarse un s¨ªntoma de que haya o se preparen contactos con ETA: nada puede irritar m¨¢s a los jefes actuales que los acercamientos de Pakito y compa?¨ªa.
Si hay acuerdo sobre la prioridad dada a la persecuci¨®n policial y judicial y en descartar cualquier di¨¢logo con la banda, es absurdo buscar motivos de enfrentamiento por asuntos como la v¨ªa para destituir a los alcaldes de ANV. Seguramente Rosa D¨ªez estar¨¢ muy satisfecha de haber conseguido, con un s¨®lo esca?o, el apoyo de otros 142 diputados; sin embargo, lo que hubiera resultado eficaz para la finalidad perseguida habr¨ªa sido poner de acuerdo a los dos partidos principales en torno a una propuesta compartida para sacar a la formaci¨®n ilegal de los ayuntamientos.
La "sacralizaci¨®n de los medios con olvido de los fines" es, seg¨²n Todorov, una caracter¨ªstica de los tiempos. El efecto del debate planteado el martes fue que dos partidos que est¨¢n de acuerdo en la estrategia contra ETA, y que llevan meses reclamando de los nacionalistas vascos que contribuyan a la deslegitimaci¨®n de la banda y su entorno, escenificaron una dur¨ªsima descalificaci¨®n mutua que cuestiona la unidad tan trabajosamente recompuesta y tambi¨¦n, en aras de un objetivo dudoso, uno realista: conseguir que los nacionalistas pasen de la aguantancia pol¨ªtica ante ETA a la resistencia contra ella, y de la censura moral a las mociones de censura.
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