La gatomaquia del siglo XXI
Hace 30 a?os China imit¨® a Occidente. Con un ¨¦xito fuera de toda medida. Ahora es Occidente quien imita a China. De nuevo m¨¢s Estado, econom¨ªas intervenidas, obra p¨²blica a todo pasto y jornadas continuas para las impresoras de papel moneda. La ¨²nica ideolog¨ªa es la pr¨¢ctica, como quer¨ªa el peque?o timonel, aquel inteligente y astuto Deng Xiaoping que sedujo a Felipe Gonz¨¢lez con una frase que se hizo c¨¦lebre: "Qu¨¦ m¨¢s da que el gato sea negro o blanco, lo importante es que cace ratones". Y a estas ideas salidas del crisol mao¨ªsta se atienen ahora los rectores de las econom¨ªas mundiales.
Tres d¨¦cadas han pasado desde el momento crucial en que se produjo el pistoletazo de salida para la ascensi¨®n china. Fue en el Tercer Pleno del und¨¦cimo Comit¨¦ Central del Partido Comunista. M¨¢s burocr¨¢tico e intrincado, imposible. Deng impuso all¨ª las reformas que condujeron a la desaparici¨®n del colectivismo agrario. Y poco despu¨¦s, a la apertura de las cuatro zonas especiales donde se experiment¨® el capitalismo a escala y al pleno restablecimiento de relaciones diplom¨¢ticas con Estados Unidos. El ¨¦xito fue descomunal y en 1984 ya eran 14 las zonas econ¨®micas especiales. Quedaba as¨ª abierto el camino que conducir¨ªa a la integraci¨®n de Hong Kong, bajo el lema de "un pa¨ªs, dos sistemas". Diez a?os antes de la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn el capitalismo crec¨ªa a toda velocidad en China, aunque pronto -aquel mismo 1989 crucial- pudo comprobarse, con los sangrientos hechos de la plaza de Tiananmen, que libertad econ¨®mica y libertad pol¨ªtica no ir¨ªan a la par e incluso que en la s¨ªntesis de socialismo y capitalismo iba a amalgamarse lo peor de ambos sistemas.
El ¨¦xito chino ha sido hasta ahora la cara oculta de la econom¨ªa estadounidense
Este largo ciclo de 30 a?os se corresponde poco m¨¢s o menos con la era de Reagan, la larga ¨¦poca conservadora en la que el mercado se consagr¨® como el dios central de nuestras sociedades y se quiso limitar el papel del Estado al de guardi¨¢n de la seguridad y el orden p¨²blico y ¨²ltimo resorte del sistema econ¨®mico. Estas tres d¨¦cadas han llevado a Estados Unidos a la culminaci¨®n de su marcha ascendente como superpotencia durante todo el siglo XX. Venci¨® a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, hasta su liquidaci¨®n, en la competici¨®n ideol¨®gica, econ¨®mica y militar de la guerra fr¨ªa. Consigui¨® convertirse en superpotencia ¨²nica e imprescindible, capaz de arbitrar en todos los conflictos y modelar un nuevo orden mundial. Para terminar desbordando, cegada por los dioses como quiere el proverbio, los l¨ªmites de la raz¨®n y de sus razones a la hora de imponer su voluntad en el mundo, consiguiendo as¨ª como resultado que todas las energ¨ªas desplegadas se revolvieran en su contra. Hasta ahora mismo, en que los responsables de esta cabalgada de soberbia se han visto obligados a replegarse en el mismo pragmatismo de aquellos chinos astutos de 1979: "Gato negro, gato blanco...".
China ha sido desde entonces un alumno aventajado. Con la crisis financiera tambi¨¦n. Est¨¢ haciendo sus deberes, tanto o m¨¢s que los estadounidenses y los europeos para estimular el consumo interno con un vasto plan de obra p¨²blica y una reducci¨®n de impuestos a las empresas. El ¨¦xito chino ha sido hasta ahora la cara oculta de la econom¨ªa estadounidense. El ahorro, esos tres billones de d¨®lares de deuda en manos chinas, es el que ha venido financiando el d¨¦ficit de Washington. La mano de obra barata, la que ha permitido el consumo y el crecimiento. Hasta tal punto se superponen las dos revoluciones, la de Reagan y la de Deng, que una sin otra no hubieran funcionado. La globalizaci¨®n es la reaganomics m¨¢s el pensamiento-Deng Xiaoping.
El polit¨®logo Niall Ferguson, que ha puesto en circulaci¨®n el t¨¦rmino Chim¨¦rica para expresar la intensidad de esta simbiosis, considera que se trata de la relaci¨®n indispensable para el siglo XXI. Con un 13% del territorio mundial, una cuarta parte de la poblaci¨®n, una tercera parte del PIB planetario y la mitad del crecimiento de todo el mundo, esta doble y colosal naci¨®n transpac¨ªfica es el ingenio central que mueve la econom¨ªa global, asentada sobre dos patas, el ahorro de la mitad asi¨¢tica y el consumo de la mitad estadounidense. ?Seguir¨¢ funcionando la simbiosis en el momento en que la era de Reagan toca a su fin?
La segunda mitad del siglo XX, hasta entrados los a?os noventa, gir¨® alrededor de la relaci¨®n transatl¨¢ntica entre Estados Unidos y Europa, forjada en la guerra fr¨ªa. Quiz¨¢s seguir¨¢ sirviendo como referencia para los valores democr¨¢ticos, tan vapuleados por unos y otros. Pero no para la estabilidad y para la prosperidad econ¨®mica. Pero, a la vez, son muchas las dudas sobre la capacidad china para aguantar el tir¨®n de la crisis en plena acumulaci¨®n de tensiones sociales, peligros medioambientales, desequilibrios regionales, corrupci¨®n de funcionarios y empresarios, delincuencia y fraudes masivos, ausencia de Estado de bienestar, o disidencias dentro de la c¨²pula dirigente. La econom¨ªa china est¨¢ en plena desaceleraci¨®n. Queda ya claro que est¨¢ seriamente afectada y ahora s¨®lo resta por ver hasta d¨®nde llegan los da?os, algo que s¨®lo determinar¨¢n la profundidad y la duraci¨®n de la crisis. Por debajo del 8% de crecimiento China destruye puestos de trabajo, devuelve a la gente al campo y parpadean en rojo todas las alarmas sociales y pol¨ªticas.
"Enriquecerse es glorioso" fue otra de las consignas del peque?o timonel, el comunista que emprendi¨® la v¨ªa capitalista. El misterio de esta historia es saber qu¨¦ hacen los gatos cuando no hay ratones.
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