Fin del esperpento
La materia de Ciudadan¨ªa no se impartir¨¢ en ingl¨¦s; Camps debe asumir responsabilidades
La Generalitat valenciana ha tenido que rendirse a la evidencia: impartir la asignatura de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa en ingl¨¦s era una decisi¨®n extravagante. La movilizaci¨®n de profesores, padres y alumnos ha obligado al Gobierno de Camps a volver sobre sus pasos, poniendo fin al esperpento de una materia impartida mano a mano entre un profesor y un traductor.
El cap¨ªtulo dista de estar cerrado. Y desborda los estrictos l¨ªmites de la pol¨¦mica acerca de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa, en la que tantos excesos se han cometido desde algunos Ejecutivos auton¨®micos del Partido Popular y algunos sectores sociales, entre los que destaca la Iglesia cat¨®lica. La realidad de lo que ha sucedido en Valencia es que una decisi¨®n del Gobierno aut¨®nomo ha privado a los alumnos de la comunidad de la ense?anza de una asignatura que forma parte de su curr¨ªculo. Durante todo un trimestre, la Generalitat los ha utilizado como rehenes para obstaculizar la aplicaci¨®n de una ley estatal con la que no est¨¢ de acuerdo.
El pulso entre la Generalitat y la comunidad educativa se ha resuelto a favor de ¨¦sta, y Camps no puede ahora escamotear las graves responsabilidades pol¨ªticas contra¨ªdas. La renuncia a seguir adelante no devuelve las cosas al punto de partida, sino que obliga a un gesto inequ¨ªvoco. ?Ceses o dimisiones, por ejemplo? ?sa ser¨ªa una respuesta pol¨ªtica a la altura tanto de la falta de respeto hacia profesores, padres y alumnos de la que ha hecho gala la Generalitat, como de la frivolidad con la que ha dispuesto del derecho a la educaci¨®n de los j¨®venes valencianos.
La amplia movilizaci¨®n contra la decisi¨®n de impartir la asignatura en ingl¨¦s es la prueba de que no todo vale a la hora de gobernar. Y, en este sentido, bien har¨ªan en tomar nota de lo sucedido en Valencia comunidades como la de Madrid, que est¨¢ ejerciendo su oposici¨®n a la asignatura por procedimientos que anteponen el inter¨¦s pol¨ªtico o de partido a la obligaci¨®n de ofrecer a los j¨®venes la mejor educaci¨®n posible. Por muchas razones que puedan alegarse contra Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa, ninguna autoriza a prescindir de los procedimientos establecidos para impugnar una ley ni a sortear su cumplimiento mediante ardides.
El Gobierno de Camps se enfrenta ahora a los vientos que ha sembrado: gracias a una extravagancia, los valencianos han descubierto que su sistema educativo tiene carencias, y ahora piden cuentas.
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