Muere la 'Garganta Profunda' del 'caso Watergate' que hundi¨® a Nixon
Mark Felt suministr¨® pistas decisivas a los periodistas del 'Washington Post'
La fuente an¨®nima m¨¢s conocida de la historia del periodismo, la que ayud¨® a Bob Woodward del Washington Post a destapar el esc¨¢ndalo del Watergate que provoc¨® la dimisi¨®n del presidente Richard Nixon, muri¨® ayer en Santa Rosa, California, a los 95 a?os.
Su identidad fue el secreto mejor guardado durante tres d¨¦cadas. Ni siquiera el compa?ero de Woodward que investig¨® el caso con ¨¦l, Carl Bernstein, conoc¨ªa su nombre. Hace tres a?os, Mark Felt decidi¨® salir del anonimato en una entrevista con la revista Vanity Fair. Garganta Profunda hab¨ªa sido el n¨²mero dos del FBI.
La historia del Watergate ha fascinado durante d¨¦cadas a periodistas y lectores. Cinco intrusos fueron descubiertos dentro de las oficinas del Partido Dem¨®crata en el complejo Watergate, en Washington, la noche del 17 de junio de 1972. Podr¨ªa haber sido un intento de robo sin mayores consecuencias. Los detenidos fueron juzgados, y el asunto probablemente hubiera quedado ah¨ª de no haber sido por la investigaci¨®n emprendida de dos jovenc¨ªsimos periodistas de la secci¨®n local de The Washington Post, y por la colaboraci¨®n de Felt.
Felt, que hab¨ªa sido 'n¨²mero dos' del FBI, decidi¨® salir del anonimato en 2005
Woodward y Bernstein tocaron todas las teclas que pudieron para aclarar la relaci¨®n entre la Casa Blanca y el extra?o episodio del Watergate. Llamaron tambi¨¦n a las puertas del FBI. Woodward habl¨® con Felt y tuvo un golpe de suerte. Se encontr¨® a un personaje con abundante informaci¨®n que estaba dispuesto a compartir. No s¨®lo eso, sino que como n¨²mero dos de la agencia pod¨ªa llevar adelante su propia investigaci¨®n, frenar los esfuerzos de Nixon por parar las pesquisas sobre el tema y seguir las pistas que despu¨¦s daba a Woodward.
Durante a?os, el periodista y su fuente se convirtieron en un equipo que deb¨ªa seguir unas estrictas reglas para que su relaci¨®n no saliera a la luz. Felt se jugaba el puesto, as¨ª que desarrollaron las m¨¢s rocambolescas f¨®rmulas para comunicarse. Una maceta cambiada de sitio con una bandera roja en el balc¨®n del apartamento de Woodward, significaba que el periodista quer¨ªa hablar.
Cuando era Felt el que deseaba pedir una cita, hac¨ªa una marca con rotulador rojo en la p¨¢gina 20 del ejemplar del d¨ªa de The New York Times que Woodward recib¨ªa en su casa. Para encontrarse, el periodista cog¨ªa un taxi hasta el centro de la ciudad. Se bajaba. Tomaba un segundo y se encontraban en un aparcamiento en Arlington, Virginia.
El supuesto robo inocente de las oficinas del Watergate acab¨® convirti¨¦ndose, gracias a la tenacidad de los periodistas y a la valiosa informaci¨®n proporcionada por Felt, en el mayor esc¨¢ndalo pol¨ªtico de la historia de EE UU, que acab¨® con la dimisi¨®n en agosto de 1974 del republicano Richard Nixon y con m¨¢s de 30 colaboradores de la Casa Blanca implicados en una compleja trama de espionaje pol¨ªtico, sobornos y uso ilegal de fondos.
Las motivaciones de Felt, como suele suceder, fueron probablemente complejas y heterog¨¦neas. Cuando en 2005 reconoci¨® ser Garganta Profunda habl¨® de la corrupci¨®n de la Administraci¨®n de Nixon y de la necesidad de frenar los abusos pol¨ªticos. Pero tambi¨¦n es cierto que el esc¨¢ndalo Watergate salt¨® seis meses despu¨¦s de la muerte del director del FBI Edgar Hoover, poco despu¨¦s de que Felt, que ten¨ªa aspiraciones para sucederlo en el cargo, sufriera el agravio de ver c¨®mo Nixon no lo pon¨ªa al frente de la agencia sino que eleg¨ªa a alguien m¨¢s cercano a su c¨ªrculo, el fiscal general adjunto Patrick Gray.
Su nombre no deb¨ªa haber salido a la luz hasta despu¨¦s de su muerte. Woodward se hab¨ªa comprometido a mantener el secreto. Pero, despu¨¦s de negar durante toda su vida haber sido Garganta Profunda -lo que el propio Nixon sospech¨®-, cambi¨® de idea a los 91 a?os. Despu¨¦s de cont¨¢rselo a su familia quiso "liberar su conciencia" seg¨²n declar¨® a Vanity Fair. Se present¨® sin m¨¢s: "Soy el tipo al que llamaban Garganta Profunda". Ah¨ª estaba, haci¨¦ndose carne y hueso, la historia del periodismo.
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