El Gobierno belga dimite por el esc¨¢ndalo Fortis
El Supremo afirma que hubo presiones sobre los jueces en una crisis bancaria
Yves Leterme, primer ministro belga, present¨® ayer la dimisi¨®n de su Gobierno al rey Alberto despu¨¦s de que un informe del presidente del Tribunal Supremo, Ghislain Londers, confirmara, aunque sin pruebas puramente jur¨ªdicas, los intentos del Ejecutivo de forzar la voluntad de los jueces que acabaron por desautorizar su plan de desmantelamiento de Fortis, el primer grupo bancario nacional, hundido por la crisis financiera. La decisi¨®n de Leterme sumerge al inestable sistema pol¨ªtico belga en su en¨¦sima crisis. El soberano se reserv¨® su decisi¨®n y comenz¨® a evacuar consultas. La clase pol¨ªtica belga ped¨ªa anoche salidas que no a?adieran m¨¢s caos al caos. La de ayer fue la cuarta vez que Leterme dimite tras ganar las elecciones de junio de 2007.
El golpe de gracia a la devaluada credibilidad del primer ministro llego a media tarde, cuando trascendi¨® una "nota detallada" del primer presidente del Tribunal de Casaci¨®n, la m¨¢s alta instancia judicial belga, dando pormenorizada cuenta de las peripecias e intentos de manipulaci¨®n a las que fue sometida la deliberaci¨®n del tribunal que analizaba la decisi¨®n gubernamental de desmantelar Fortis. "Vistos los l¨ªmites de mis posibilidades de investigaci¨®n, es cierto que lo que precede no aporta pruebas jur¨ªdicas sobre un intento de obstaculizar la justicia, pero incuestionablemente hay indicios importantes en ese sentido", conclu¨ªa Londers, presidente del tribunal.
En otro escrito previo, dirigido al presidente de la C¨¢mara de Representantes, Londers denunci¨® que "se ha hecho de todo para conseguir que el fallo de la Sala 18 del Tribunal de Apelaci¨®n no se pronunciara como lo hizo" y que incluso se intent¨® que fuera otra sala la que viera el caso de los peque?os accionistas de Fortis alzado contra el desmantelamiento del grupo sin haber sido consultados. La Sala 18 les dio la raz¨®n la pasada semana, a pesar de todas las presiones pol¨ªticas. La primera consecuencia fue la paralizaci¨®n de la prevista venta al grupo bancario franc¨¦s BNP.
Antes de que Leterme acudiera al Belv¨¦d¨¨re, la residencia del soberano, hab¨ªa tirado la toalla el viceprimer ministro y titular de Justicia, Jo Vandeurzen, hombre de confianza del jefe de Gobierno a cuya sombra hab¨ªa hecho toda sus carrera pol¨ªtica democristiana en Flandes. Vandeurzen estaba al tanto de filtraciones de las deliberaciones del tribunal, de las presiones y debiera haberlas denunciado. Fue el propio Leterme quien le comunic¨® el intenso vaiv¨¦n de telefonazos, correos electr¨®nicos y hasta SMS entre el personal de su Gabinete y los jueces.
En un egregio ejemplo de la domesticidad de la pol¨ªtica belga, el jefe de Gabinete de Leterme hab¨ªa sido alertado de que las cosas pintaban mal para el Gobierno ante el Tribunal de Apelaci¨®n por su correligionario Jan de Groof, esposo de una de los tres jueces que forman la sala. La juez Christiane Schurmans no suscribi¨® el fallo de sus otros colegas que dejaba en evidencia al Gobierno alegando una indisposici¨®n temporal. Londers no especula sobre si se trat¨® de un intento de retrasar el fallo. Pero deja claro que hubo intentos teledirigidos desde el Gobierno de sustituir a los otros dos jueces: "Al sentir la presi¨®n il¨ªcita de apartarles del caso, ambos decidieron emitir la sentencia por estimar que era la ¨²nica forma de no ceder a la presi¨®n".
Debacle en Bruselas
La dimisi¨®n de Yves Leterme, de 48 a?os, l¨ªder de los democristianos de Flandes, bate r¨¦cords: es la cuarta de un accidentado mandato que comenz¨® hace a?o y medio con una arrolladora victoria en las legislativas de junio de 2007 y la promesa de profundo reforma del Estado belga.
Su voluntad de sacudir el precario equilibrio institucional belga polariz¨® las tensiones entre franc¨®fonos y neerland¨®fonos y se convirti¨® en el catalizador de una inestabilidad pol¨ªtica que le ha tenido buena de este tiempo contra las cuerdas. A la crisis pol¨ªtica se sum¨® la financiera.
La rapidez de su intervenci¨®n en septiembre en los hundimientos de Fortis y Dexia, los dos principales bancos nacionales, dio a Leterme un barniz de hombre de acci¨®n que se ha revelado ef¨ªmero. Fue demasiado r¨¢pido para 2.000 peque?os accionistas de Fortis y, aparentemente, demasiado laxo con el Estado de derecho.
Esta nueva debacle eclipsa a las anteriores crisis. Dos de ellas lo fueron por su incapacidad para formar Gobierno y la tercera, ya como responsable del Ejecutivo desde marzo, ante la imposibilidad de poner de acuerdo a franc¨®fonos y neerland¨®fonos sobre la reforma del Estado. Fue en julio y el rey entonces no se la acept¨®.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.