Culpables de genocidio
La sentencia del tribunal de la ONU para Ruanda abre camino para liquidar la impunidad en ?frica
En abril de 1994, un misil tierra-aire abati¨® el peque?o jet en el que iba a aterrizar en Kigali, la capital de Ruanda, su presidente, de la mayor¨ªa ¨¦tnica hutu. Fue la se?al para uno de los genocidios m¨¢s vertiginosos y gigantescos de que se tiene noticia. En poco m¨¢s de tres meses, soldados y fan¨¢ticos hutus instigados desde el Gobierno y sus emisoras de radio dieron muerte a machetazos y tiros a alrededor de 800.000 tutsis -la minor¨ªa ¨¦tnica dominante desde la colonizaci¨®n belga- y hutus moderados. Los poderes occidentales no hicieron nada para impedir este genocidio tribal de proporciones b¨ªblicas. Bill Clinton, entonces presidente de EE UU, dir¨ªa a?os despu¨¦s que no comprendi¨® bien lo que ocurr¨ªa en el pa¨ªs africano, donde fue liquidada una d¨¦cima parte de su poblaci¨®n.
En un veredicto de gran trascendencia, pese a su tardanza y la duraci¨®n del proceso, cinco a?os, el tribunal ad hoc de la ONU que juzga los cr¨ªmenes de Ruanda ha condenado a cadena perpetua al que considera principal responsable de la masacre, el ex coronel Teoneste Bagosora, entonces al frente del Ministerio de Defensa, y a dos de sus c¨®mplices, tambi¨¦n oficiales. En las primeras horas tras el derribo del avi¨®n presidencial, Bagosora orden¨® el asesinato del primer ministro de Ruanda, del presidente del Tribunal Constitucional y de tres l¨ªderes opositores. Lo que sigui¨® despu¨¦s fue una org¨ªa de sangre tan sistem¨¢tica y bien organizada que todav¨ªa asombra a los estudiosos de los cr¨ªmenes contra la humanidad.
La sentencia del tribunal internacional con sede en Tanzania, donde esperan otros 60 detenidos, ratifica, ahora en ?frica, el final de la impunidad internacional para los grandes asesinos, adem¨¢s de levantar ampollas en otros frentes. No es menor la buena conciencia de las potencias democr¨¢ticas, que asistieron como si no fuera con ellas a uno de los aniquilamientos m¨¢s siniestros de la historia; hasta el a?o 2000, el Consejo de Seguridad no reconoci¨® su incapacidad para prevenirlo. El fallo es muy importante tambi¨¦n para Ruanda, donde todav¨ªa algunos niegan que hubiera genocidio, y representa un nuevo aviso directo para personajes como el presidente de Sud¨¢n, por su papel en Darfur. La justicia internacional, al igual que sucede en el caso de la antigua Yugoslavia -con Karadzic hoy en el banquillo- se toma su tiempo. Pero acaba llegando hasta donde hace muy poco tiempo parec¨ªa impensable.
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