"A¨²n estoy en el camino"
Oh, petirrojo, canta! Pues el secreto de la eternidad est¨¢ en la canci¨®n".
Con estas palabras del poeta liban¨¦s Gibran Khalil Gibran (1883-1931) se despide Paco Ib¨¢?ez del visitante en su piso del barrio del Eixample barcelon¨¦s, a tiro de piedra del Conservatorio de M¨²sica. Est¨¢ resfriado, su voz suena m¨¢s cavernosa que de costumbre, pero mantiene ese vibrato tan especial que uno reconocer¨ªa desde las ant¨ªpodas. Por fortuna, hasta pasada la Navidad, no tiene actuaciones. La ¨²ltima fue el 25 de noviembre, en el Lope de Vega de Sevilla, donde present¨® el ¨¢lbum que ahora sale la venta: Paco Ib¨¢?ez canta los poetas andaluces (www.aflordetiempo.com). O sea, G¨®ngora, Garc¨ªa Lorca, Machado, Alberti, Cernuda... y tambi¨¦n un poeta no andaluz pero al que necesariamente hab¨ªa que invitar: Miguel Hern¨¢ndez. "Me parec¨ªa un sacrilegio sacar un ¨¢lbum dedicado a la poes¨ªa andaluza que no incluyera Andaluces de Ja¨¦n".
"Soy vascoparlante. 'I tamb¨¦ parlo el catal¨¤'. Yo pondr¨ªa obligatoria otra lengua espa?ola, aparte del castellano"
Salvo cuatro canciones no grabadas anteriormente, el resto forma parte de su repertorio conocido. Pero Paco Ib¨¢?ez (Valencia, 1934) les ha dado ahora nuevos aires y las ha agrupado de tal manera que, ahora s¨ª, las da por "acabadas". Lo cual le permite acometer nuevos proyectos, como una recopilaci¨®n de cantos de sobre poes¨ªa latinoamericana -Alfonsina Storni, C¨¦sar Vallejo, Rub¨¦n Dar¨ªo, Neruda, Nicol¨¢s Guill¨¦n- y otra de canciones vascas, catalanas, castellanas, francesas, portuguesas, provenzales e italianas. Cumplidos los 50 a?os de carrera art¨ªstica, Paco Ib¨¢?ez dice: "A¨²n estoy en el camino". Nunca ha dejado de estar en ese camino.
"A principios de la d¨¦cada de los 50, cuando me instal¨¦ con la familia en Par¨ªs, yo no era lector de poes¨ªa. Un amigo chileno me descubri¨® el Canto general de Neruda, por ah¨ª empec¨¦. Luego alguien me regal¨® un libro de poemas de G¨®ngora, un poeta dif¨ªcil, incluso el popular. Y por casualidad le puse m¨²sica a La m¨¢s bella ni?a. La vida decide por ti".
Corr¨ªa 1956, y si fue casualidad, desde luego cay¨® en terreno propicio: el Par¨ªs existencialista rebosaba chanson por las costuras de todos sus antros. Un a?o antes, Paco Ib¨¢?ez hab¨ªa conocido a Georges Brassens, no sin alguna resistencia por su parte. "Me lo present¨®, tras insistir bastante, Pierre Pascal, su traductor al castellano. A mi Brassens no me gustaba nada, me parec¨ªa un gorila [impagable la cara que pone cuando entona el Gare au gorille!], eso que los franceses llaman una maleta sin asas. Mi referencia de cantante era Jorge Negrete, guapo, joven. Pero Pascal me dio a conocer la canci¨®n Pobre Mart¨ªn y tuve una revelaci¨®n. ?Ese gorila pon¨ªa m¨²sica a poetas como Victor Hugo, Fran?ois Villon o Louis Aragon!", truena [Brassens y Paco se conocieron en el Olympia, donde el primero daba una tanda de recitales].
Siendo la m¨¢s importante, la de Brassens no fue su ¨²nica referencia. Con el artista venezolano Jes¨²s Rafael Soto (1923-2005) buceaba en otros ambientes, principalmente en los de la canci¨®n de protesta latinoamericana, con el "dios" Atahualpa Yupanqui -as¨ª le bautiz¨® Paolo Conte- en el altar. "Soto fue mi gu¨ªa por aquel Par¨ªs. Cuando nos ve¨ªan llegar, siempre nos dec¨ªan: '?Ah¨ª va Soto y su sat¨¦lite!".
Aquel Par¨ªs era el de la efervescencia que preludiaba al Mayo del 68 [un movimiento por el que Paco no siente ninguna simpat¨ªa: "Fue un espect¨¢culo, nada m¨¢s. El tiempo no le ha dado la raz¨®n"] y donde se produc¨ªan happenings tan locos como los que montaba Dal¨ª en el Hotel Meurice. A esa corte extravagante fue llamado Paco. Dal¨ª hab¨ªa escuchado las canciones de Lorca que siguieron a las de G¨®ngora, todav¨ªa no publicadas -el disco no aparecer¨ªa hasta 1964- y hab¨ªa quedado hondamente impresionado por Canci¨®n del jinete. "Mi hermano [es el menor de cuatro] era amigo de Dal¨ª y del capit¨¢n Moore. Aquello era ins¨®lito, se paseaba un tipo con una pantera encadenada, a m¨ª me empujaron para que saliera en la foto. De ese encuentro sali¨® la portada de mi primer disco. Dal¨ª ilustr¨® la canci¨®n con una gran mancha de tinta negra, 'sangre, a la manera espa?ola', dijo. ?Garc¨ªa Lorca simboliza la gran pu?alada, el asesinato de Espa?a!", vuelve a tronar [Soto y Dal¨ª abrieron la senda de los artistas pl¨¢sticos que han colaborado con Paco: Antonio Saura, Oteiza, Josep Guinovart. El disco que ahora sale est¨¢ ilustrado por Frederic Amat].
La Rep¨²blica espa?ola puede que tuviera cara de cupletista con rizo en la frente, a diferencia de la mucho m¨¢s glamourosa Marianne de los franceses, pero voz s¨ª tiene: la de Paco Ib¨¢?ez, seg¨²n Enrique Vila-Matas. La historia de los Ib¨¢?ez es la del exilio republicano: huye primero la madre con los cr¨ªos de Barcelona a Francia, el padre lo hace con los ¨²ltimos resistentes en invierno de 1939, pasando por los campos de refugiados de Argel¨¨s y Saint-Cyprien. Al a?o siguiente, Paco es enviado al caser¨ªo materno de Apakintza, en Aduna, a pocos kil¨®metros de San Sebasti¨¢n, donde vive hasta los 14 a?os impregn¨¢ndose del euskera de un pu?ado de generaciones que le preceden. "Una familia de bertsolaris, joder
[saca un libro con fotos]. ?Mira, aqu¨ª est¨¢ mi t¨ªo Gorostidi junto al gran Txirrita! Soy vascoparlante. I tamb¨¦ parlo el catal¨¤, a ver. Yo pondr¨ªa como obligatorio estudiar otra lengua espa?ola, aparte del castellano. ?Porque, joder, es castellano y no espa?ol, ya se lo puedes decir a tus jefes, a ver qu¨¦ es eso de 'diario global en espa?ol', como si el catal¨¢n, el euskera o el gallego no pertenecieran a Espa?a!", arrecia.
Luego vendr¨ªan las giras con Rafel Alberti y Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo. "Las Palabras para Julia dorm¨ªan en un caj¨®n olvidado, Goytisolo me dijo si me pod¨ªan servir para una canci¨®n. Hice una adaptaci¨®n, resum¨ª el poema. En la ¨²ltima versi¨®n he suprimido la parte en que el poeta confiesa que no puede decir nada m¨¢s porque a¨²n est¨¢ en el camino". Goytisolo ya no est¨¢ en el camino. Paco Ib¨¢?ez s¨ª, ya se ha dicho.
Pasado el temporal, sale el arco iris. Da gusto hablar con Paco Ib¨¢?ez de canciones. "?Damia es la madre de todas las Piaf! ?Su canci¨®n Sombre dimanche es impresionante, la gente se suicidaba escuch¨¢ndola! ["No tengas miedo de mis ojos, si ya no te pueden ver. / Ellos te dir¨¢n que te amaba m¨¢s que mi vida / Sombr¨ªo domingo", reza el estribillo, puro sartrianismo mel¨®dico]. Como no olvida Paco su gran referencia libertaria, L¨¦o Ferr¨¦ (1916-1993), que puso m¨²sica al Bateau ivre de Arthur Rimbaud.
De Italia cita, faltar¨ªa m¨¢s, al ineludible Paolo Conte. Y, muy de pasada, a Fabrizio de Andr¨¦ (1940-1999), el traductor de Brassens al italiano, el cantautor anarcoide que puso la banda sonora al Mayo italiano como ¨¦l la puso al antifranquismo. Pero de ese pa¨ªs Paco Ib¨¢?ez destaca sobre todo a Roberto Murolo (1912-2003), el astro de la canci¨®n napolitana, que es la madre de todas las canciones italianas. "Llevaba 40 a?os queriendo conocer a Murolo y al final me decid¨ª. Me recibi¨® sentado en el sill¨®n de su padre [el poeta y dramaturgo Ernesto Murolo, 1876-1939], a cuyos poemas ¨¦l puso m¨²sica. Estuvimos cantando juntos, pero no me atrev¨ª a grabarlo en v¨ªdeo. Tuve la sensaci¨®n de que se desped¨ªa".
Murolo estaba dejando el camino, en efecto. Pero mientras haya un Paco Ib¨¢?ez para recordarle, se cumplir¨¢ la predicci¨®n de Gibran Khalil Gibran: la eternidad est¨¢ en las canciones. Especialmente en aqu¨¦llas que pasan de una generaci¨®n a otra. Las de Paco, que no ha dejado de ser nunca un ni?o que so?aba, forman parte de esa selecta, privilegiada y eterna minor¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.