Cuarto a?o y rev¨¢lida
Que las elecciones gallegas ser¨¢n el 1 de marzo no es noticia; semana arriba o abajo, todos sab¨ªamos que eran en marzo, no hay nada que comentar. El presidente de la Xunta pretendi¨® que fuesen antes de las vascas para que la conflictividad vasca, eterna como un castigo divino, no ensombrezca las nuestras, y antes de las europeas para que no se diluyesen en el debate pol¨ªtico de la pol¨ªtica estatal.
Tampoco hay nada que comentar en este fin de legislatura auton¨®mica, los dos grupos de gobierno acaban de aprobar con sus votos el presupuesto para el a?o pr¨®ximo, todo transcurre con normalidad. Parece que no pasase nada, pero eso es imposible. Aunque no se perciban en la superficie, nunca dejan de pasar cosas. Han pasado cuatro a?os por encima del partido que gobern¨® y ahora est¨¢ en la oposici¨®n y por los dos partidos que forman gobierno, tambi¨¦n por encima de quienes ahora se presentan candidatos. Todos son pol¨ªticos distintos a como eran hace cuatro a?os. Para Touri?o y Quintana estos cuatro a?os fueron su rev¨¢lida: son gobernantes, hace cuatro a?os no lo eran. Touri?o estuvo a la altura de lo que se esperaba, ocup¨® el lugar de presidente con naturalidad, ayudado por el paraguas del socialismo espa?ol, que es una corriente pol¨ªtica muy asentada en la sociedad. Quintana tuvo que asentarse ¨¦l mismo dentro de su formaci¨®n y luego dirigi¨® la creaci¨®n de una administraci¨®n nacionalista y el asentamiento del nacionalismo gallego en la sociedad. Cada uno de los dos desde su situaci¨®n inicial super¨® su prueba, eso por fuerza debe de ser apasionante para ellos personalmente, incluso para sus partidarios, pero l¨®gicamente no lo vive as¨ª la ciudadan¨ªa. Para buena parte de la sociedad probablemente lo que hubo estos cuatro a?os y lo que se ve venir es o un muermo sin inter¨¦s o algo decepcionante.
El resumen de estos cuatro a?os es que hubo cambio y no pas¨® nada
Las anteriores elecciones tuvieron su dramatismo. Si despu¨¦s de tantos a?os de AP y PP, el Prestige, la guerra de Irak, el atentado en Madrid, el caos y desmande de aquella administraci¨®n ¨²ltima de Fraga no perd¨ªan el poder, entonces es que este pa¨ªs no ten¨ªa arreglo, merec¨ªa aquella Xunta y m¨¢s. Aquella situaci¨®n l¨ªmite moviliz¨® todos los recursos humanos disponibles, el PP exprimi¨® el control sobre la poblaci¨®n y hasta el ¨²ltimo voto de Am¨¦rica y la oposici¨®n consigui¨® movilizar a los abstencionistas. A continuaci¨®n ten¨ªa que venir el "cambio". Pero cambio, lo que se dice un cambio, como venir no vino. Vino una etapa nueva, gobernaron otros. No est¨¢ mal, se rompi¨® una maldici¨®n, pero ahora esos dos partidos se presentan con un balance conjunto a la sociedad, lo que hicieron y lo que dejaron de hacer. ?Se pueden sentir satisfechos, ufanos?
Si lo est¨¢n, entonces debieran explicarse mejor, revelar las dificultades ocultas que tuvieron, los l¨ªmites que encontraron porque estos cuatro a?os s¨®lo pueden entenderse como una transici¨®n. Si el cambio era esto, entonces probablemente no consigan movilizar de nuevo los mismos votos. Y si optan por conformarse quitando los votos al PP, ocupando su terreno, entonces acabar¨¢n inevitablemente atrapados ellos mismos en las redes del clientelismo social, tan nuestras, y en una pol¨ªtica reaccionaria. El voto libre de alguien que lo medita y lo vive vale igual que el voto comprado, el voto de un rico vale igual que el de un pobre, el de un ilustrado igual que el de un televidente ¨¢grafo, es dif¨ªcil de explicar pero ¨¦sa es la grandeza de la democracia: los votos valen todos igual. Cualquier partido debe desear leg¨ªtimamente los votos de cualquier ciudadano, pero un proyecto progresista s¨®lo se puede construir con los votos de la ciudadan¨ªa progresista.
PSdeG y BNG demostraron capacidad para ocupar y administrar la m¨¢quina administrativa de la autonom¨ªa, lo demostraron incluso en exceso. Lo que no demostraron es que fuesen capaces o quisiesen hacer reformas profundas. Adem¨¢s de gesti¨®n ha habido algunas medidas y leyes, pero nada que marque una legislatura. El resumen de estos cuatro a?os es que hubo un cambio y no pas¨® nada. La derecha social y econ¨®mica comprob¨® que no s¨®lo no eran demonios a los que hubiese que temer, sino que adem¨¢s se pod¨ªa entender con ellos perfectamente.
Al comparecer ante el electorado unos y otros tendr¨¢n que esforzarse en animar a un electorado progresista o podr¨ªan estrellarse contra su decepci¨®n.
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