?Pero d¨®nde estaba el supervisor?
Una vez m¨¢s, el organismo regulador de los mercados de EE UU no detect¨® las se?ales de alarma
La regulaci¨®n est¨¢ ah¨ª, el problema es que no se aplica. Las cr¨ªticas hacia las autoridades reguladoras en EE UU crecen al ritmo de la ansiedad que expresan los afectados por el fraude orquestado por Bernard Madoff. Se durmieron en los laureles, hasta el punto de que no supieron reaccionar ante las luces rojas que durante una d¨¦cada advert¨ªan de que algo no iba bien, que todo era demasiado bonito para ser verdad.
Algo extra?o se mueve por las turbulentas aguas del sistema financiero, en un momento en que la confianza brilla por su ausencia. Nadie sab¨ªa nada ni se responsabiliza de lo sucedido, a pesar de que Madoff recurri¨® a uno de los fraudes m¨¢s vulgares que se conocen: la trama Ponzi, una estafa piramidal en la que los rendimientos prometidos se pagan con el dinero de nuevos inversores que quedan atrapados en la Red.
La pregunta que surge ahora es ?cu¨¢ntos fondos as¨ª hay en el mercado?
Los supervisores ped¨ªan a Madoff consejo sobre temas reglamentarios
Para mantenerla viva, Madoff necesitaba captar fondos constantemente. Lo ten¨ªa f¨¢cil, porque muchos inversores estaban ansiosos por hacer dinero con ¨¦l. Le ve¨ªan como un Dios, y deseaban entrar en su distinguido club sin hacer m¨¢s preguntas de las precisas. Su registro parec¨ªa desafiar las leyes de la gravedad, al producir retornos de entre el 8% y el 12%, incluso cuando el mercado se ven¨ªa abajo. La firma Hennessee Group s¨®lo encontr¨® cinco meses con ca¨ªdas en la rentabilidad desde 1994. Primera luz roja.
Las piezas del puzzle empiezan a encajar. Madoff esquiv¨® a los inspectores creando una doble contabilidad y falseando documentos sobre las actividades de la firma. Su trama se alimentaba principalmente de hegde funds. La documentaci¨®n oficial de la Securities and Exchange Commission (SEC) habla de que gestionaba activos por valor de 17.100 millones de d¨®lares. Madoff tutelaba con celo las inversiones. Hac¨ªa a la vez de gestor, de broker y de contable. Segunda luz roja.
Los inversores se preguntan c¨®mo los reguladores no fueron capaces de detectar un fraude de tal dimensi¨®n y duraci¨®n. Laura Unger, antigua comisaria de la SEC, explica que los mercados financieros se est¨¢n haciendo "demasiado complejos y r¨¢pidos" para que la agencia supervisora pueda realizar su labor de polic¨ªa con eficacia. "La estructura reglamentaria est¨¢ rota", dice Unger, y por eso defiende una reforma profunda.
Dicho esto, precisa que el fondo no estuvo registrado hasta 2006, por eso escap¨® del control. "No hab¨ªa una jurisdicci¨®n clara". El problema es que la SEC no fue capaz de darse cuenta de lo que se estaba cocinando entre bastidores. La pregunta que surge ahora es ?cu¨¢ntos fondos de este tipo existen en el mercado? La respuesta que dan los expertos es "muchos", gestionados en su mayor¨ªa por influyentes figuras del mundo de las finanzas.
EE UU introdujo en diciembre de 2004 nuevas reglas que obligaban a los gestores de fondos especulativos a registrarse ante la SEC. La norma se aplica a todas las firmas que manejan activos por un valor superior a los 25 millones de d¨®lares y con m¨¢s de 15 inversores. El problema, como se?alan los profesionales del sector, es que los reguladores no disponen de personal para ir llamando a la puerta de las 11.300 firmas registradas e identificar riesgos potenciales.
El presidente de la SEC, Christopher Cox, acaba de pedir al inspector general, David Kotz, que lance una investigaci¨®n interna para aclarar c¨®mo se pudo escapar el fraude. Kotz no se ha mordido la lengua al criticar el trabajo de la agencia, a la que acusa de ser demasiado cercana a las entidades que regula, hasta el punto de que muchos re¨ªan las gracias a Bernard Madoff, incluido William Donaldson, que estuvo al frente de la SEC cuando surgieron las primeras sospechas sobre las actividades de la firma.
Madoff estaba plenamente integrado en el sistema. Presidi¨® el Nasdaq a comienzos de los a?os noventa. Est¨¢ considerado como una de las figuras clave en el desarrollo de los mercados electr¨®nicos, un visionario que con su apuesta por la tecnolog¨ªa contribuy¨® a cambiar la forma en la que se opera en las Bolsas mundiales. Por su experiencia, los supervisores le ped¨ªan consejo y escuchaban su opini¨®n sobre cuestiones reglamentarias para proteger a los inversores.
La imagen de la SEC est¨¢ por los suelos. Las inspecciones s¨®lo revelaron tres peque?as violaciones t¨¦cnicas en la entidad. La trama pas¨® por delante de ellos sin que se dieran cuenta. Y esto a pesar de que algunos profesionales del mundo de las finanzas expresaron su preocupaci¨®n por las pr¨¢cticas de Madoff desde 1999, algunas alertando de una trama del tipo Ponzi. "Hubo alegaciones cre¨ªbles y espec¨ªficas", reconoce el presidente de la SEC.
Las primeras denuncias empezaron a circular en 1992, lanzadas por un rival de Madoff en Boston. ?sa podr¨ªa ser la fecha que marca el inicio del fraude, pero no est¨¢ claro. Pero el regulador hizo caso omiso a las numerosas alertas y se confi¨® en la informaci¨®n que voluntariamente les facilitaba Madoff. Ahora se trata de saber las razones por las que las acusaciones no fueron tomadas en cuenta, y determinar la relaci¨®n del personal de la SEC con la familia Madoff y su firma financiera.
Hasta ahora prevalec¨ªa en EE UU la idea de que fuera la propia industria la que se fijara sus propias reglas. Pero el esc¨¢ndalo Madoff puede convertirse en un motivo m¨¢s para que el Congreso pida una mayor regulaci¨®n de los mercados. Y eso es precisamente lo que la Federaci¨®n de Consumidores de EE UU espera del presidente electo, Barack Obama, cuando llegue a la Casa Blanca.
El presidente del subcomit¨¦ de Mercado de Capitales de la C¨¢mara de Representantes, Paul Kanjorski, no quiere perder el tiempo y se dispone a convocar una audiencia en enero para examinar el fraude y c¨®mo se le pudo escapar a la SEC. Su objetivo es ayudar al comit¨¦ de Servicios Financieros a reescribir las reglas que gobiernan el sistema financiero.
El congresista dem¨®crata dice que el esc¨¢ndalo debilita a¨²n m¨¢s la confianza de los inversores hacia el mercado y pone en entredicho la efectividad de la regulaci¨®n. El republicano Spencer Bachus se pronuncia en el mismo sentido, al afirmar que este episodio "crea serias dudas sobre la habilidad de la SEC de cumplir su misi¨®n de proteger y defender el inter¨¦s a los inversores".
La persona elegida por Barack Obama para crear el nuevo sistema que gobernar¨¢ Wall Street es Mary Schapiro, actual responsable del ¨®rgano que supervisa las firmas de intermediaci¨®n burs¨¢til. Su misi¨®n en ¨²ltima instancia ser¨¢ la de justificar la existencia misma de la SEC y dotarla del "esp¨ªritu de responsabilidad" que necesita para hacerse con la confianza del p¨²blico, como explic¨® el presidente electo.
"Necesitamos un marco regulador del siglo XXI, para que una crisis as¨ª no vuelva a producirse", reiter¨® Obama, que reconoci¨® que los comit¨¦s del Congreso que examinan estas cuestiones pecaron de ingenuos al creer que la regulaci¨®n era suficiente para controlar los riesgos. Schapiro se?al¨® en este punto que "la ¨²nica manera de recuperar la confianza es a trav¨¦s de una reforma efectiva y de una aplicaci¨®n consistente de la reglamentaci¨®n".
Poner reglas al riesgo es muy dif¨ªcil, como explican los expertos, y la vigilancia no es suficiente por s¨ª sola para evitar ser v¨ªctimas de los enga?os. Bernard Madoff gestionaba las fortunas de los m¨¢s ricos entre los ricos, gente que -se supone- sabe de n¨²meros. Por eso se pide a los inversores que tambi¨¦n pongan de su parte y exijan a sus gestores que sigan los procedimientos adecuados para ver las alarmas antes de que se venga abajo.
Obama, que asume la presidencia el 20 de enero, habla de restaurar el "sentido de responsabilidad, honestidad y transparencia" para que la gente "pueda confiar en el valor de los productos financieros que compran". Un cambio ¨¦tico en Wall Street que represent¨® en la siguiente frase: "Podemos tener los mejores reguladores del mundo, pero todos, ejecutivos, accionistas e inversores, deben preguntarse algo m¨¢s que si esto es rentable o si har¨¢ subir los bonos". -
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.