El PSOE quita al PP una alcald¨ªa de Madrid entre insultos y amenazas

Pinto, un municipio de Madrid con 41.000 habitantes, tardar¨¢ en olvidar lo ocurrido ayer en su Ayuntamiento. Y no tanto por el fondo como por las formas. El socialista Juan Jos¨¦ Mart¨ªn se convirti¨® en alcalde de la localidad al prosperar la moci¨®n de censura apoyada por PSOE, IU y el concejal de Juntos por Pinto Reyes Maestre; voto, el de este ¨²ltimo, que fue decisivo hace un a?o y medio para dar la alcald¨ªa a la popular Miriam Rabaneda, y ayer, para arrebat¨¢rsela.

Ocurri¨® durante un pleno en el que los gritos, los insultos y las amenazas ganaron la partida a la palabra, que apenas pudo escucharse. Al final de la sesi¨®n, el secretario general del Partido Socialista de Madrid (PSM), Tom¨¢s G¨®mez, tuvo que salir del Ayuntamiento escoltado por una veintena de agentes de Polic¨ªa Municipal y Guardia Civil. La imagen ilustraba una divisi¨®n social que, al menos ayer, parec¨ªa dif¨ªcil de resolver.

El mismo edil que dio el gobierno a los populares vot¨® ayer con los socialistas

El cambio de opini¨®n del edil Reyes Maestre, a primeros de a?o, sobre un proyecto urban¨ªstico que rechaza el PP y apoyan los socialistas est¨¢ en la g¨¦nesis de la moci¨®n de censura.

Ayer, bastaba con asomarse a las puertas del Consistorio desde primera hora de la ma?ana para comprender que la votaci¨®n de la moci¨®n de censura no ser¨ªa un tr¨¢mite f¨¢cil. Dos agentes de Polic¨ªa Local registraban a todo aquel que acced¨ªa al edificio con un detector de metales port¨¢til, con el objetivo de que nadie entrase armado. Dentro, decenas de personas se agolpaban a las puertas de un sal¨®n de plenos abarrotado.

Cerca de 300 personas llenaban la sala. A un lado, el derecho, los seguidores del PP, capitaneados en primera fila por el secretario general de los populares madrile?os, Francisco Granados. En el otro, el izquierdo, los seguidores socialistas: todos detr¨¢s de Tom¨¢s G¨®mez y varios alcaldes y concejales de municipios cercanos.

M¨¢s que un sal¨®n de plenos parec¨ªa una caja de resonancia. O un campo de f¨²tbol. La mitad de los asistentes abucheaba la presencia de dirigentes y alcaldes socialistas, y al tiempo lanzaba gritos del tipo "?Esto no es Marbella!", "?Socialistas corrupci¨®n!" o "?Miriam s¨ª, Juanjo no!". La otra mitad respond¨ªa a coro: primero con el estribillo de la canci¨®n Cielito lindo -"canta y no llores..."-, despu¨¦s repitiendo el lema "?Ista, ista, ista, Pinto socialista!".