2008, grandes y sorprendentes hallazgos
Curiosos descubrimientos los del a?o que termina: entre otros, comprobar la inmensa profundidad de las arcas de los Estados o ver c¨®mo la derecha acusa a la izquierda de no querer la reconciliaci¨®n
Mis¨¢ntropo por trabajado car¨¢cter, anticonsumista por ideol¨®gica convicci¨®n y ateo por sentido com¨²n, Jos¨¦ K. vive muy mal el periodo de navidades, cada vez m¨¢s dilatado y m¨¢s agresivo. Se le tuerce el rictus cuando oye hablar de las entra?ables fiestas, se ciega con tanta luminiscencia callejera, que se paga con sus impuestos, y echa a correr si alguien en su proximidad intenta cantar un villancico o pronuncia las palabras Nochebuena, Navidad, Nadal, Zorionak, con ese melifluo tono de quien en realidad est¨¢ pensando en el amor universal. Tanta felicidad a su alrededor, sin embargo, no evita que Jos¨¦ K. ande preocupado estos d¨ªas por algunas cosillas. Por ejemplo, se sume en la inquietud por saber si los hijos -Andrew y Mark- y nietos del se?or Bernard Madoff, si los hubiera, tendr¨¢n al menos una peque?a porci¨®n de pizza y una coca-cola light para celebrar la Nochebuena, dados los dif¨ªciles momentos por los que atraviesa esta atribulada familia. Es ¨¦ste un caso de estafador que nuestro amigo encuadra en la categor¨ªa de tontilisto. Listo por su capacidad para embaucar a tant¨ªsimo multimillonario, pero tonto por la misma raz¨®n. Se puede timar a miles de descamisados de Alabama -un suponer- porque polic¨ªas, fiscales y jueces mirar¨¢n convenientemente hacia otro lado para no investigar un carajo. Pero estafar a los m¨¢s ricos del lugar lleva aparejado, como se ha visto, que el FBI se cabree, investigue y espose. S¨²mese, pues, el se?or Madoff al ch¨®ped de Navidad, como lo han hecho aquellos otros arruinados rufianes de Lehman o Citigroup que ustedes ya conocen. ?Ser¨¢n tantas las estrecheces que ellos sufran como las que han de pasar los tres millones de parados de nuestro pa¨ªs?
No alcanza para luchar contra el hambre, pero para apuntalar el capitalismo ya nos llega
La caritativa Iglesia santifica a sus muertos y deja en las cunetas los de sus enemigos
As¨ª que Jos¨¦ K. ni siquiera ha querido acercarse a su caf¨¦ de siempre, lleno estos d¨ªas de guirnaldillas doradas, unas campanitas horrendas, nieve de espray y unos papanoeles rid¨ªculos. Se ha quedado en su casa, y as¨ª, aislado de la humanidad, con el televisor bien apagado, ante tanta y tanta estulticia, nuestro amigo repasa el 2008. A?o duro, s¨ª, pero a su modesto entender, adornado de grandes descubrimientos. No pasa mes, quincena o semana sin que la luz de la novedad deje de irrumpir en su cerebro todav¨ªa despierto. Mundiales y dom¨¦sticos, los hallazgos se han multiplicado. Ha descubierto Jos¨¦ K., por ejemplo, que los estadounidenses ya no son racistas -Martin Luther King fue un mal sue?o-, que los ultraliberales se abrazan a El Capital as¨ª les falte un d¨®lar, y que los iraqu¨ªes est¨¢n tan contentos con Bush que le tiran zapatos para que los llene, una vez m¨¢s, de oro, incienso y mirra.
Pero uno de sus mayores descubrimientos de 2008 ha sido que los Estados son poseedores de un dinero ilimitado, una f¨¢brica de chorros monetarios que desconoc¨ªamos. Sus arcas son cuevas profundas que arrancan en la superficie terrestre y llegan hasta sus ant¨ªpodas. Dentro, millones y millones de billetes. Cualquier cantidad que se le ocurra a los peticionarios, preferiblemente si son bancos, y mejor con una direcci¨®n que se haya demostrado fraudulenta e inepta, ellos la tienen. Pongan el n¨²mero de ceros al final que se les pase por la cabeza; da igual, est¨¢ bien, eso lo tenemos. Tenemos la l¨¢mpara de Aladino y adem¨¢s sin las odiosas tres limitaciones, dicen los gobernantes. Sumemos s¨®lo las principales cifras de Estados Unidos: 140.000 millones de euros para Freddie Mac y Fannie Mae; 117.500 para AIG; 540.000 del primer plan de rescate (aquel ¨¢ngel de la providencia de hace un par de meses que ya no sirve para nada: ?se acuerdan?); casi 16.000 para Citigroup y 615.000 para el segundo plan y otros 12.000 para la industria del autom¨®vil. Sumen a ello el nuevo anuncio del presidente electo Barack Obama de comprometer, aproximadamente, otros 500.000. As¨ª, a ojo, m¨¢s de dos billones de euros. Pero es que en Europa ya se llevan, entre los 95.000 millones de euros de Reino Unido, los 58.000 de Alemania, los 50.000 de Espa?a y otras cantidades menores, m¨¢s de 250.000 millones de euros, sin contar los avales bancarios, las ayudas a las familias con paro o problemas para pagar la hipoteca, etc¨¦tera, etc¨¦tera. Una broma, una risa. Hombre, no alcanza para luchar contra el hambre, pero para apuntalar el capitalismo occidental ya nos llega.
Otro importante hallazgo de Jos¨¦ K. ha sido constatar lo que ¨¦l denomina "el misterio bituminoso". Esto es, que este a?o han ocurrido gigantescos movimientos tel¨²ricos, important¨ªsimos terremotos en el subsuelo, grav¨ªsimas alteraciones de ingentes cantidades de mol¨¦culas de carbono, hidr¨®geno, nitr¨®geno o azufre de los hidrocarburos, sin que nos di¨¦ramos cuenta. Sorprende descubrir que ning¨²n geof¨ªsico haya detectado alteraciones extraordinarias de las capas anticlinales de los yacimientos, o que bi¨®logos y qu¨ªmicos no hayan advertido mutaciones de las bacterias anaerobias que hacen que el petr¨®leo sea lo que es. Porque algo as¨ª ha tenido que ocurrir. C¨®mo, si no, es posible que el precio del barril de brent alcanzara los 147,27 d¨®lares el 11 de julio, y hoy estemos por debajo de los 50. Jos¨¦ K. estudia detenidamente los datos y no observa razones objetivas. Ning¨²n pa¨ªs productor importante, Arabia Saud¨ª, por ejemplo, ha cortado, ni poco ni mucho, el suministro, hasta que el mi¨¦rcoles tomara la OPEP dr¨¢sticas medidas, agobiados por tanto chapapote. Tampoco los cielos se han vaciado de aviones, los mares de cargueros, las carreteras de coches, y ni tan siquiera las f¨¢bricas, por ahora, han dejado de producir de una manera tan radical. Ni en Occidente ni en India ni China. ?Ha ca¨ªdo 100 d¨®lares en cuatro meses! Nuestro amigo sonr¨ªe de medio lado. ?l no tiene dudas. Y murmura: nadie va a creer, claro, faltar¨ªa m¨¢s, qu¨¦ tonter¨ªa, que esto sea cosa de los especuladores mundiales y de los due?os de los mercados...
Pero tambi¨¦n en el ¨¢mbito dom¨¦stico Jos¨¦ K. ha hecho grandes hallazgos. Ha descubierto, por ejemplo, vaya por Dios, que la izquierda no quiere la reconciliaci¨®n y se dedica fren¨¦ticamente a buscar huesos: perdone usted a mi padre por ocupar con sus c¨²bitos, f¨¦mures y parietales alguna de sus calzadas. D¨¦jenlo ya, qu¨¦ af¨¢n con remover el pasado, dicen las gentes de derechas. Es curioso. Es la izquierda que estuvo machacada durante 40 a?os la que no quiere reconciliarse. Qu¨¦ cosas. Porque la derecha, claro, siempre ha anhelado esa reconciliaci¨®n, como los torturadores chilenos con sus v¨ªctimas. Y as¨ª, han reconocido la perversi¨®n intr¨ªnseca de la dictadura que ellos sostuvieron, acabaron con todos los s¨ªmbolos franquistas, incluido el Arco de la Victoria en la Ciudad Universitaria madrile?a, y se aprestaron a facilitar a todos aquellos familiares de fusilados por las tropas franquistas el hallazgo de d¨®nde pod¨ªan estar enterrados, como ganado, su padre, su madre o sus abuelos. Y, l¨®gicamente, pidieron perd¨®n. Cree Jos¨¦ K. que si no hicieron tales cosas, y no recuerda que lo hicieran, bien har¨¢n en callarse y lograr, como mucho, que no se les rememore a todos ellos, d¨ªa a d¨ªa, hora a hora, d¨®nde estuvieron y c¨®mo actuaron durante esos a?os de oprobio. Conviene al partido que tiene un l¨ªder que no deja de pisar charcos, y una promesa de l¨ªder que los pisa de sangre, y no de barro, como su jefe nominal, que deje de dar la murga en la santa compa?a de la Iglesia, ejemplo de caridad que santifica a sus muertos y deja en las cunetas los de sus enemigos. Porque as¨ª es como ha descubierto Jos¨¦ K. -aleluya, aleluya- que aquella amnist¨ªa arrebatada a las autoridades en la transici¨®n, en manifestaciones con muerto un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n, en realidad se hizo para amnistiar a los servidores del dictador. Tan machacados estaban de no bajarse del sill¨®n oficial, pobres, que hubo que ganarse a pulso aquella ley no para sacar de la c¨¢rcel a los sindicalistas, socialistas o comunistas que estaban presos por millares, no, sino para que no entraran en ella los represores del r¨¦gimen franquista. ?No es para partirse de risa?
Y por poner nombre y apellido, Jos¨¦ K. ha hecho un ¨²ltimo hallazgo, no por microsc¨®pico menos relevante. Se trata de la astral conjunci¨®n de banqueros, gasistas, presidentes de cajas de ahorro, ministros, y hasta rusos en tropel, para lograr, unidos de la mano en multitudinaria marcha por grandes alamedas, un ¨²nico objetivo: que un se?or que se dedica a incontables negocios y se llama Luis del Rivero siga siendo siempre, pero siempre, siempre, inmensamente rico. ?Alguna cuenta donde depositar un modesto ¨®bolo para tan justa causa?
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