El dios monote¨ªsta sobrevivi¨® a Akenaton
El reinado de Akenaton, en el antiguo Egipto, fue un extra?o y alucinado par¨¦ntesis monote¨ªsta en un mundo lleno de dioses. Una revuelta de los sacerdotes tradicionalistas, un golpe de Estado aparentemente incruento, y la muerte de Amenofis IV, el fara¨®n carism¨¢tico, fueron suficientes para que la familia imperial, o mejor, la reina viuda y monja, Nefertiti, y unos pocos seguidores del Dios ¨²nico, se retiraran de la escena del poder y las cosas volvieran a ser lo que hab¨ªan sido siempre. Pero la arqueolog¨ªa contempor¨¢nea confirma que aquel episodio fugaz y cerrado en s¨ª mismo -esos 60 a?os tan singulares- dej¨® su rastro; que existe una relaci¨®n ¨ªntima, de continuidad, entre aquella revoluci¨®n y lo que ha sido y es un dato fundamental para entender la historia posterior de medio mundo: la instauraci¨®n de las culturas b¨ªblicas, las del Libro de Mois¨¦s, que se escribe justo all¨ª y en esas fechas, hacia 1700 antes de Cristo. Ese raro par¨¦ntesis monote¨ªsta parece haber sido el origen de la m¨¢s formidable y hasta ahora perdurable concepci¨®n del mundo.
Cay¨® el 'socialismo real', pero no ser¨ªa raro que lo mejor de su doctrina vuelva por la ventana
Cuando la URSS se deshizo, pens¨¦ y escrib¨ª: o sea, que el comunismo va a quedar como un episodio raro en la Historia. Como el reino de Akenaton. Han durado lo mismo y desaparecen sin discusi¨®n. Porque con el "comunismo real", que no es para a?orarlo, cay¨® todo el pensamiento marxista, y lo hizo sin ser contestado en su terreno, el de la teor¨ªa. Por antiguo, o por iluso. Quedaban el dogma del mercado como ¨²ltima raz¨®n, y la l¨®gica capitalista como ¨²nico m¨¦todo. Y, en lugar del deseo de igualdad pr¨¢ctica y real, la resignaci¨®n.
Ahora acabamos de entrar en una crisis en cadena que pone patas arriba, no s¨®lo al mundo real -con sus secuelas en cada vida cotidiana, de una en una- sino a la l¨®gica que lo sustentaba. Y en una cadena de soluciones de urgencia cuyo alcance econ¨®mico no se me alcanza, pero que parecen romper la tendencia liberal: la de la no intervenci¨®n del Estado en las cosas del dinero. Por primera vez en mucho tiempo vuelven viejas palabras: se habla de crisis del sistema capitalista. Y se vuelve a pensar que la l¨®gica del crecimiento del m¨¢ximo beneficio privado genera problemas que no es capaz de resolver. Tras la cadena de privatizaciones, ahora parece llegar la de las "nacionalizaciones"... y los que antes defendieron unas, ahora casi exigen las otras.
As¨ª que estamos un poco raros, yo al menos. Porque, ?c¨®mo explicarse esta historia? ?Con qu¨¦ categor¨ªas? Me parece casi de ciencia-ficci¨®n, y no es una sensaci¨®n muy agradable, pero siento como si se estuviera fraguando en muchos frentes convergentes, desde la biotecnolog¨ªa al asalto a la privacidad, desde el control sanitario a la globalizaci¨®n virtual y econ¨®mica, ese sistema nuevo que profetiz¨® Huxley, y que de alguna manera anunciaban Servan-Schreiber y Galbraith, cada uno por su lado. Un capitalismo de los tecn¨®cratas, quiz¨¢ un capitalismo de Estado, en el que los propietarios, cada vez m¨¢s an¨®nimos, sin dejar de tener poder (puede que hasta el poder), ceder¨ªan las decisiones a equipos muy cualificados... para equivocarse sin responsabilidad ninguna. Los tecn¨®cratas ya est¨¢n, y ya se han equivocado, ?no?
Con mucha suerte, porque la imaginaci¨®n es libre y el miedo m¨¢s, y porque, por qu¨¦ no, la salida de esta crisis puede ser de crecimiento. Y si no en los "beneficios", que quiz¨¢ tambi¨¦n, en el crecimiento humano. Hay indicios que los optimistas irredentos como yo, vamos viendo. Obama, por supuesto, con ese nombre, la ra¨ªz sem¨ªtica de la suerte. Baraka. Ese presidente de fusi¨®n quiere tomar el destino por los cuernos y corregir los extremos ruinosos del capitalismo, recortar sus decisiones suicidas y equilibrar un poco las suertes particulares de las personas. Un programa parecido al de la socialdemocracia europea, que intenta ampliar el Estado de bienestar.
En cualquier caso, el mundo que salga de esta crisis, global como ninguna, ser¨¢ distinto del que nos meti¨® en ella. Y ojal¨¢ sea para bien. Porque tambi¨¦n puede ser puro r¨ªo revuelto, ganancia de pescadores. Y ya sabemos qui¨¦n pesca.
Para bien: tanto en La sociedad opulenta como en El desaf¨ªo americano, se hablaba de la aproximaci¨®n tecnocr¨¢tica y econ¨®mica de los dos sistemas vigentes entonces. Los optimistas creemos que con lo mejor de cada uno. La solidaridad e igualdad, y la democracia y la libertad, respectivamente. Uno hizo crisis y desapareci¨® sin oposici¨®n notable. El otro parchea sus l¨ªos, pero ahora ya no puede mirar para otro lado. Es su l¨®gica la que ha hecho agua.
El dios abstracto, personal y ¨²nico de la Biblia no era el f¨ªsico y solar At¨®n. Pero coincid¨ªa con ¨¦l en su unidad esencial. Y le ganaba en su extraterritorialidad, aunque, como ¨¦l, era dios de un pueblo. Tambi¨¦n eso fue cambiando: todo cambia, hasta los dioses. El "socialismo real" ha ca¨ªdo por su peso, pero no ser¨ªa raro que lo mejor de su doctrina vuelva por la ventana. Y que, en el encuentro raro entre las realidades y los deseos, accedamos a un cambio sustancial. Un cambio poco cruento, espero.
Rosa Pereda es escritora y periodista.
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