"Yo soy fontanero de Bush"
La primera vez que Eduardo Aguirre y George Bush se encontraron fue en un aeropuerto de Dallas, cuando el hoy presidente de Estados Unidos estaba a cargo de un equipo de b¨¦isbol y el hoy embajador de EE UU en Espa?a era banquero. Ah¨ª se cruzan las trayectorias vitales de estos dos hombres, nacidos ambos en julio de 1946. A partir de 1996, Bush empieza a tirar de este cubano que lleg¨® a Miami con 15 a?os para distintos cargos: universitarios, en Tejas; de Seguridad e Inmigraci¨®n, a escala nacional. Hasta que un mi¨¦rcoles a mediados de 2005, se encierra con ¨¦l en el Despacho Oval por espacio de 45 minutos y le da una misi¨®n: recomponer las relaciones con Espa?a. "Yo soy fontanero de George Bush", dice sin vacilaciones Aguirre. "Yo voy a resolver los problemas que George me da. Me dice: resuelve ese problema. Y lo resuelvo".
El embajador de EE UU vuelve a casa: "Ahora har¨¦ lo que me d¨¦ la gana"
Hacia la mesa se acerca Custodio que, ceremonioso, saluda al se?or embajador, que, ceremonioso, celebra los conocimientos de Custodio en el mundo del vino. Aguirre -al que le queda en el puesto lo que falta para que nombren a Obama- y su mujer, Mar¨ªa Teresa, han recorrido hasta 40 bodegas en los tres a?os y medio de estancia en suelo espa?ol. El ma?tre anuncia que hay angulas, y Aguirre, que no puede resistirse a semejante llamada, confiesa su debilidad por la buena gastronom¨ªa: "Es uno de los grandes placeres que no conlleva crimen ni pecado". Bueno, crimen, probablemente, no; pecado, seg¨²n se mire: en este caso, el placer cuesta m¨¢s de 300 euros en Zalaca¨ªn, el restaurante que elige el se?or embajador para comer.
Vino a descongelar las relaciones y se va sin que se haya producido el encuentro Zapatero-Bush. Bueno, ¨¦l dice que s¨ª, que se ha producido, que el presidente de EE UU fue anfitri¨®n de Zapatero en la cumbre del G-20 ampliado del pasado noviembre. ?Pero, puede considerarse eso un encuentro?: "La m¨ªtica reuni¨®n donde juegan al mus, pues no, no hubo tal". Se r¨ªe con una sonrisa ahogada que parece casi una sucesi¨®n de chasquidos, suena el aire que expele por las comisuras de sus labios.
De los interrogadores de Guant¨¢namo dice que "pueden haberse pasado o no", que ¨¦l no es abogado ni jurista. De las escalas de los vuelos, que en ning¨²n momento EE UU ha promovido "actividades ilegales en suelo espa?ol". El ataque con ¨¢ntrax que al final era harina, el que oblig¨® a desalojar la Embajada estadounidense la semana pasada, le pill¨® en Valladolid. Recuerda que fue una acci¨®n coordinada en 17 embajadas de EE UU en el mundo. "El terrorismo es asustar".
Su momento preferido del d¨ªa es de siete a nueve de la ma?ana, cuando nadie le reclama. P¨¦simo golfista, como repite varias veces durante la entrevista, se entrega diariamente al pilates y dem¨¢s ejercicios aer¨®bicos. "La religi¨®n y la familia son los dos elementos m¨¢s importantes de mi vida", sintetiza.
Empez¨® como cajero de banco y considera cumplido su sue?o americano: "En Estados Unidos no tenemos ciudadanos de segunda clase". ?Y los millones que viven bajo el umbral de la pobreza?: "T¨² tienes el derecho de ser tan pobre como tan rico", responde.
De postre, pide una manzanilla -el vino, no la infusi¨®n- y reconoce que le apetece volver a Houston, poder conducir su propio coche, salir de compras sin tener que ir con guardaespaldas: "De ahora en adelante voy a hacer lo que me d¨¦ la gana".
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