Todo un microcosmos en Las Arenas y sin acercarse a la playa

Quien conozca a F¨¦lix Go?i sabr¨¢ que un paseo con ¨¦l no puede ser previsible. Nada que ver este catedr¨¢tico de Bioqu¨ªmica de la UPV con el estereotipo acad¨¦mico de rat¨®n de biblioteca. Extrovertido, afable, sus ingeniosas y at¨ªpicas opiniones no dejan indiferente. La cita se celebra en el Bar R¨ªo, en los arcos sitos frente al Puente Colgante en Las Arenas (Getxo), donde el Premio Vasco de Investigaci¨®n, nacido en San Sebasti¨¢n en 1951, reside desde hace dos d¨¦cadas.

En el primer minuto llega la primera sorpresa: el director de la Unidad de Biof¨ªsica UPV-CSIC muestra con satisfacci¨®n que ha hecho los deberes. Adelant¨¢ndose a la petici¨®n de que recomiende un plan, trae apuntados un buen n¨²mero de bares y restaurantes con sus direcciones. La hoja incluye un peque?o plano del recorrido que propone y la entrega con un recorte sacado de un callejero. Tiene claro d¨®nde va a invitar a un vino y ya ha reservado mesa en un restaurante.

El catedr¨¢tico de la UPV considera el barrio de Santa Ana "como un pueblito"

Segunda sorpresa. El fot¨®grafo y el catedr¨¢tico resultan ser vecinos. As¨ª que el paseo transcurre relatando a dos voces todo tipo de an¨¦cdotas sobre los edificios y habitantes de este barrio residencial. Tercera sorpresa: la propuesta no es el recurrente paseo desde el Puente Colgante a la playa de Ereaga, sino que elige dar una vuelta por el barrio de Santa Ana. "Es como un pueblito, mi microcosmos", arguye.

La primera parada es en la antigua ermita de Santa Ana, que ha quedado aislada en la isla que conforma un parque infantil de arena. S¨®lo pasan tres minutos cuando aparece la "p¨¢rroca", como Go?i llama a la voluntaria a la que ha pedido con antelaci¨®n que abra el templo. La siguiente parada es la iglesia nueva construida justo al otro lado de la carretera. Bromea sobre su dudosa belleza, pero le interesa mostrar su curioso interior. "Han aprovechado el antiguo colegio, de manera que se entra a la iglesia por ¨¦l". El resultado es un ins¨®lito contraste entre un interior gris perla moderno y minimalista y la fachada posterior de la tradicional escuela, blanca con su balconcito verde, convertida en pared de entrada.

Go?i demuestra un sorprendente dominio de los asuntos religiosos. ?Se puede conciliar ser cient¨ªfico y cat¨®lico? "Por supuesto. Yo soy ambas cosas, y tambi¨¦n nacionalista, pero todo de una manera muy heterodoxa". La explicaci¨®n es contundente: "El ser humano ha decidido unilateralmente que la ciencia sirve para explicar los secretos de la naturaleza", critica.

Conocido tambi¨¦n por su sibaritismo, Go?i invita al primer crianza en un restaurante italiano que recomienda con entusiasmo: "Me atrevo a decir que es el mejor fuera de Italia". De camino hacia el establecimiento, para primero en la peluquer¨ªa a saludar a Eduardo, el propietario del negocio del que Go?i es fiel cliente y amigo. Incluso ha contribuido a su colecci¨®n de cuchillas con unas antiguas hojas de afeitar procedentes de Argentina.

Para almorzar se decide por un men¨² sencillo, pero casero, en un local sito junto a la parada de taxi cercana a su casa que le permite prescindir de tener coche. A la universidad va en autob¨²s; aprovecha el viaje para adelantar trabajo. Sigue renunciando tambi¨¦n al m¨®vil. "Me gusta poder desconectar". Durante la comida, diserta sobre las elecciones a rector de la UPV, la apuesta del Departamento de Educaci¨®n de crear los llamados BERC (centros de investigaci¨®n b¨¢sica) y la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica. Acaba sus siempre irreverentes, pero aplastantes juicios de opini¨®n con una petici¨®n: "Mejor no escribas nada de esto. Hoy s¨®lo toca hablar de iglesias y de Las Arenas".