Solidaridad necesaria
Estamos ante un gran viraje sobre la inmigraci¨®n. La adopci¨®n de la circular de junio de 2008 ya indicaba que a partir de ese momento la UE no se andar¨ªa con demasiadas consideraciones morales en la gesti¨®n de las migraciones no europeas en el seno del mercado ¨²nico. Prevalecer¨ªa la ley de la "la preferencia europea" y todos aquellos que no tuvieran la suerte de tener la nacionalidad de uno de los Estados de la Uni¨®n deber¨ªan aceptar, si hubiesen emigrado ilegalmente, acabar en centros de internamiento por per¨ªodos de hasta 18 meses antes de ser expulsados.
Varios gobiernos, entre ellos el espa?ol, dijeron sin embargo que no modificar¨ªan en nada su legislaci¨®n sobre el per¨ªodo de retenci¨®n. Vemos hoy lo que est¨¢ ocurriendo: en todas partes los poderes p¨²blicos alargan el per¨ªodo de retenci¨®n (en Espa?a pasamos de unos d¨ªas a tres meses), y todo hace pensar que nos encaminamos hacia medidas a¨²n m¨¢s dr¨¢sticas. Y lo haremos con m¨¢s facilidad en la medida en que la grave crisis econ¨®mica actual hace comprensibles a ojos de la opini¨®n p¨²blica todas las represalias sociales y jur¨ªdicas que afectan a los derechos de los inmigrantes.
La grave crisis social que se avecina no ser¨¢ generosa con los inmigrantes
La situaci¨®n ya era dif¨ªcil para los trabajadores no residentes en la UE. Los plazos para obtener los permisos de residencia eran sospechosamente largos, las trabas administrativas constantes, e incluso ocurri¨® que dirigentes pol¨ªticos reclamaran una especie de "apartheid escolar" para "proteger" el nivel educativo de los aut¨®ctonos ante los hijos de inmigrantes presumiblemente menos permeables a las culturas de los pa¨ªses de acogida.
Los inmigrantes tienen las espaldas anchas. Y a partir de ahora est¨¢n en el ojo del hurac¨¢n. La crisis social que se avecina no ser¨¢ generosa con ellos. Se prev¨¦n varios millones de desempleados en Europa. Son los primeros afectados. Y hay una diferencia en el trato de unos y de otros. Los que provienen de pa¨ªses del Este, amparados por la directiva de junio de 2007, al menos estar¨¢n a salvo de las expulsiones. Pero ello no significa que est¨¦n protegidos.
Los dem¨¢s se encontrar¨¢n en una situaci¨®n m¨¢s fr¨¢gil. Millones de ucranianos, moldavos, rusos, que sufren a veces graves enfermedades, ya no podr¨¢n recibir cuidados m¨¦dicos en Europa. En Alemania se habla de varios millones de personas a quienes se les niega el acceso a cuidados de primera necesidad en los hospitales. Adem¨¢s, es probable que dentro de poco los inmigrantes tengan que aguantar duras campa?as para que vuelvan a "su casa".
Deber¨¢n tambi¨¦n atenerse a un crecimiento de la propaganda xen¨®foba, que ciertos partidos conservadores no desaprovechar¨¢n para debilitar o reforzar electoralmente a los partidos en el poder. La competencia en el mercado de trabajo tambi¨¦n nos librar¨¢ de muchos tab¨²es morales, y podemos temer que la l¨®gica de la "preferencia nacional", ayer argumento de la extrema derecha racista a la francesa, hoy oficialmente instalada en la Italia de Berlusconi, se convertir¨¢ en leg¨ªtima un poco en todas partes. El discurso sobre la "necesaria restricci¨®n de los derechos sociales en tiempos de crisis" se convertir¨¢ en una evidencia, seg¨²n el viejo principio de la privatizaci¨®n de los beneficios para unos y de la socializaci¨®n de las p¨¦rdidas para otros.
En Espa?a el Gobierno no quiere dejarse llevar por este ciclo. Tiene raz¨®n. Pero ?podr¨¢ realmente hacerle frente? Deber¨ªa en todo caso poner menos el acento en el "retorno" de los inmigrantes y m¨¢s en su integraci¨®n en tiempos de crisis. Es cierto que la mayor¨ªa de gobiernos europeos defienden una pol¨ªtica de "retorno" a los pa¨ªses de origen. Pero esto nunca ha funcionado. ?Por qu¨¦ tendr¨ªa hoy que ser diferente en el contexto de una crisis mundial que desestabilizar¨¢ a¨²n con mayor dureza a los pa¨ªses pobres de los que provienen los trabajadores extranjeros?
Har¨ªan falta al menos dos requisitos para que esta pol¨ªtica saliera adelante: la puesta en marcha con los pa¨ªses de origen de vastos programas de reinserci¨®n socio-laboral financiados a largo plazo y la posibilidad de retorno al pa¨ªs de acogida sin l¨ªmites de tiempo de residencia en el pa¨ªs de acogida; dicho de otra manera, que el derecho al permiso de residencia en el pa¨ªs de acogida no sea retirado. Pero es poco probable que los gobiernos europeos acepten, porque no han entendido bien las din¨¢micas migratorias modernas. Para que el retorno pueda ser atractivo, los inmigrantes legalmente instalados tienen que poder beneficiarse del derecho de libre circulaci¨®n. El retorno se convertir¨ªa en un derecho m¨¢s y no en un castigo debido al desempleo. Este sistema funcionaba muy bien entre Francia y los pa¨ªses del Magreb, as¨ª como entre Alemania y Turqu¨ªa antes de que se cerraran las fronteras. Podr¨ªa convertirse de nuevo en una buena soluci¨®n en una situaci¨®n de crisis.
El futuro es sombr¨ªo para los inmigrantes. Por ello la solidaridad ser¨¢ en 2009 m¨¢s necesaria que nunca, ya que si es leg¨ªtimo dejar de acoger a trabajadores en tiempos de desempleo, tambi¨¦n es imperativo defender los derechos de quienes han contribuido al desarrollo de la riqueza colectiva.
Traducci¨®n de M. Sampons.
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