Lo que el viento no se llev¨®
El desenlace del concurso e¨®lico va a conseguir aquello que seg¨²n G¨®mez de la Serna no logr¨® ni el tricornio de la Guardia Civil: la cuadratura del c¨ªrculo. Quienes en su d¨ªa adjudicaron a dedo todo el viento disponible, agitan hoy ese mismo dedo para acusar de tongo, denunciar ama?os o proclamar que algo huele a podrido en Finisterre. Qui¨¦nes hoy convocaron un concurso p¨²blico para conceder el viento con luz y taqu¨ªgrafos, sufren la aplicaci¨®n de la presunci¨®n de culpabilidad, teniendo que dedicar la mayor parte de sus esfuerzos a probar su inocencia al lucero del alba, especialmente cuando se invocan las insidiosas acusaciones provenientes de su socio. Dice Quintana que Galicia es la gran beneficiada del reparto e¨®lico. Y mirando la asignaci¨®n de molinillos y su apuesta por las Cajas gallegas o proyectos de ¨¢mbito local, seguramente tiene mucha raz¨®n, o no, o se podr¨¢ discutir. Pero la gesti¨®n pol¨ªtica, o mejor dicho, la falta de gesti¨®n pol¨ªtica del concurso tiene un beneficiario neto: N¨²?ez Feij¨®o.
La falta de gesti¨®n pol¨ªtica del concurso e¨®lico en el bipartito tiene un beneficiario neto: Feij¨®o
Y esta es la primera cosa que no acab¨® de llevarse en viento. El monumental l¨ªo generado entre unos y otros oscurece casi por completo aquel que pudo haber sido uno de los grandes logros e¨®licos: ejemplificar el cambio en la notoria diferencia entre quienes gobiernan ahora y antes respecto a los fondos y las formas de adjudicar beneficios p¨²blicos. A ello, ha contribuido sin duda la sincopada ¨²ltima semana de gesti¨®n concursal del socio nacionalista, con un cierto tono general de camarote de los hermanos Marx. Pero sobre todo, el inesperado e inexplicable cambio de bandera del socio socialista. Cierto es que siempre han defendido el concurso e¨®lico con la boca peque?a. Pero durante la misma semana, de ver al presidente acreditar a su modo la confianza en la gesti¨®n de su socio, se pas¨® a contemplar c¨®mo los socialistas se levantaban de la comisi¨®n de valoraci¨®n aduciendo un popurr¨ª de razones: desde la acusaci¨®n de inseguridad jur¨ªdica al juego revuelto del tute. Incluso, m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa, dando ruedas de prensa en sus sedes institucionales para poner a parir a sus compa?eros de gobierno.
Y esa es la segunda cosa que el viento no se llev¨®: el reparto e¨®lico era la ¨²ltima oportunidad para que el l¨ªder de la oposici¨®n pudiera servir al electorado una discrepancia severa dentro del bipartito, algo verdaderamente s¨®lido, que no fuera un cotilleo de pasillo sobre si los conselleiros se prestan dinero para caf¨¦ entre ellos, o un incidente con unas banderas en una cata de ribeiro en alg¨²n consulado de ultramar. Una resoluci¨®n tra¨ªda por vientos de paz y armon¨ªa condenaba a la irrelevancia o al ?D¨®nde est¨¢s coraz¨®n? el argumento estrella de Feij¨®o. Lejos de ello, el bipartito se ha entregado con fruici¨®n a la tarea de hinchar las velas de discurso popular. Puede que al votante medio ni le llegue, ni le importe, el jaleo sectorial: si le dieron m¨¢s a fulano o a mengano o si hay o deber¨ªa haber plan sectorial. Pero a ese votante medio s¨ª le llega alto y claro algo que le importa y le afecta bastante m¨¢s: un socio acusa al otro de chanchullero en un asunto donde vuelan miles de millones.
Y as¨ª llegamos a la tercera cosa que el viento tampoco se llev¨®. Valorando la bomba electoral que este asunto puede detonar y, sobre todo, teniendo en cuenta que ya ha sido resuelto, cab¨ªa esperar que los populares fueran los ¨²nicos interesados en seguir haciendo funcionar el ventilador de los l¨ªos bipartito. Pero no. El mism¨ªsimo presidente se ha puesto a dar a la manivela y protagoniza un nuevo episodio de un serial con pinta de ¨¦xito de aqu¨ª a la cita electoral. Touri?o anuncia solemne que, a partir de ahora, la transparencia la garantiza ¨¦l mismo. No lo dice expresamente pero sin duda se trata de un lapsus: se sobreentiende que as¨ª ser¨¢ si gana las elecciones y renueva mandato. Aunque salvo milagro, no puede ganarlas y parece que s¨®lo renovar¨¢ si cuenta precisamente con el apoyo de esos socios tan poco transparentes a quien no piensa quitar ojo de encima. Sin duda un futuro estimulante e ilusionante para ganar el voto del respetable en cualquier elecci¨®n ?No quer¨ªais cambio? Toma dos tazas. Con estrategias as¨ª, al bipartito no lo para ni el hurac¨¢n de las Azores. ?O era el anticicl¨®n?
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