Los partidos ultiman en B¨¦lgica el pacto que debe poner fin a la crisis pol¨ªtica
Van Rompuy anuncia para hoy un acuerdo que le convertir¨¢ en primer ministro
B¨¦lgica tendr¨¢ hoy Gobierno si Herman Van Rompuy, democristiano flamenco de 61 a?os, lleva a la pr¨¢ctica lo que anunci¨® anoche en la emisora de radio RTBF: "Las negociaciones han ido muy. Ma?ana [por hoy] cerraremos un acuerdo" de Gobierno. Van Rompuy cerr¨® as¨ª una larga jornada en la que recab¨® el apoyo de los l¨ªderes de los cinco partidos de la coalici¨®n saliente para seguir trabajando en com¨²n tras 18 meses de par¨¢lisis pol¨ªtica. Todos estuvieron de acuerdo en la urgencia de constituir un nuevo pentapartito y, salvo una gigantesca sorpresa, Van Rompuy presentar¨¢ hoy el acuerdo al rey, que le encargar¨¢ encabezar el Ejecutivo.
Para calificar al formador del Gabinete, se agotaron ayer los adjetivos elogiosos. Van Rompuy insiste en que no tiene ambiciones pol¨ªticas y que se considera cualquier cosa menos indispensable. El veterano pol¨ªtico aparece como un mirlo blanco en el enconado panorama pol¨ªtico belga, la ¨²ltima esperanza de poner orden en el caos institucional y aliviar el encono de una desconfianza mutua entre los partidos gubernamentales. Unos recelos agudizados semana a semana desde las elecciones de hace a?o y medio, ganadas por un Yves Leterme nacido para exasperar y que ha acabado dejando tras de s¨ª una escombrera pol¨ªtica.
El nuevo Ejecutivo deber¨¢ aprobar los presupuestos para afrontar la crisis
Ha tenido que ser arrastrado Van Rompuy a la responsabilidad de formar Gobierno -una peculiaridad del enrevesado sistema pol¨ªtico belga, donde el formador no tiene necesariamente que ser quien finalmente dirija el Ejecutivo, aunque normalmente s¨ª lo sea- a petici¨®n del rey y tras sufrir inmensas presiones de sus correligionarios democristianos flamencos: o ¨¦l o nadie. Y elecciones anticipadas, perspectiva que a todos espanta y que malamente puede permitirse un pa¨ªs a las puertas de una profunda recesi¨®n. Antes, a finales de la pasada semana, se aclararon tres cuestiones cruciales que estaban en duda y que ahora permiten encarrilar la crisis: que el Gobierno lo seguir¨¢ siendo de la actual coalici¨®n (democristianos flamencos y valones, liberales flamencos y valones y socialistas valones); que s¨®lo quedar¨¢n fuera del Ejecutivo los dimisionarios primer ministro y ministro de Justicia, ca¨ªdos por sus presuntas presiones sobre los jueces que dirim¨ªan la resoluci¨®n del caso Fortis (el gran banco hundido por la crisis financiera); y que el Gobierno deber¨¢ culminar la legislatura y llegar a 2011.
Los problemas a los que deber¨¢ enfrentarse el futuro Ejecutivo son de largo alcance, empezando por la aprobaci¨®n de un presupuesto para el a?o entrante que debe sacar al pa¨ªs del marasmo econ¨®mico. Deber¨¢ tambi¨¦n dar una soluci¨®n aceptable al caso Fortis y, sobre todo, habr¨¢ de capear hurac¨¢n pol¨ªtico de las elecciones regionales de junio (simult¨¢neas con las europeas), que agudizar¨¢n las tensiones entre norte y sur (neerland¨®fonos y franc¨®fonos) y las ideol¨®gicas dentro de cada regi¨®n seg¨²n las familias pol¨ªticas que forman el Ejecutivo (democristianos, liberales y socialistas). Todos contra todos.
Pero antes debieron acordar con Van Rompuy c¨®mo abordar otras cuestiones, entre ellas la del per¨ªmetro y atribuciones de la comisi¨®n parlamentaria que debe investigar las injerencias pol¨ªticas en el caso Fortis, que afectan de lleno a Leterme y a su mano derecha y ministro de Justicia saliente, y pueden salpicar al viceprimer ministro liberal franc¨®fono Didier Reynders, responsable de Hacienda. "No puede convertirse en un juicio de los partidos pol¨ªticos", advirti¨® la presidenta de los democristianos flamencos. Al l¨ªder socialista val¨®n nada le gustar¨ªa m¨¢s que complicar la existencia a su gran rival Reynders.
El formador estaba anoche satisfecho al anunciar que hoy se cerrar¨¢n las cuestiones urgentes y se marcar¨¢ el camino a seguir. Van Rompuy es un hombre con larga experiencia pol¨ªtica, que fue un ortodoxo y satisfactorio ministro de Hacienda en la pasada d¨¦cada, y ahora ocupaba la presidencia de la C¨¢mara de Representantes. Serio, sobrio, riguroso, cat¨®lico practicante y hombre de consenso, ha repetido insistentemente que ¨¦l est¨¢ en el oto?o de su vida pol¨ªtica y que no ambiciona ya ser primer ministro. Con los pies en la tierra y dotado de un fino humor el pasado verano tomaba Van Rompuy distancia en el peri¨®dico La Libre Belgique con respecto a "algunos colegas que acaban por creerse que son importantes" y el s¨¢bado pasado declaraba a De Standaard: "Me siento cualquier cosa menos indispensable".
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