Las angustias de Milagrosa Mart¨ªnez
La presidenta de las Cortes Valencianas est¨¢ desbordada por el cargo
"Ella nunca podr¨ªa haber llegado tan alto, ni la instituci¨®n tan bajo". La frase lapidaria la expresa un rival pol¨ªtico de Milagrosa Mart¨ªnez (C¨®rdoba, 1958), pero la decisi¨®n de Francisco Camps de elevar a la presidencia de las Cortes a la que fuera alcaldesa de Novelda y consejera de Turismo caus¨® aut¨¦ntica sorpresa entre sus compa?eros de partido. La propia Milagrosa Mart¨ªnez no supo que iba a ser designada para ocupar la segunda instituci¨®n por rango de la Generalitat valenciana hasta unos minutos antes de que el presidente de la Generalitat lo anunciara ante el comit¨¦ ejecutivo regional del PP el 13 de julio de 2007. "Ha sucedido todo muy r¨¢pido", acert¨® a decir Milagrosa Mart¨ªnez cuando se hizo oficial su nombramiento.
"Ha sucedido todo muy r¨¢pido", acert¨® a decir Mart¨ªnez cuando la nombraron
Desde entonces, la presidenta de las Cortes est¨¢ desbordada por la dignidad de su cargo. "Vive angustiada", diagnostican compa?eros diputados de uno, otro y a¨²n otro signo. Su timbre de voz expresa un ¨ªntimo desasosiego, resulta exasperante para quien la escucha por primera vez. Los diputados ya se han acostumbrado. Milagrosa Mart¨ªnez, adem¨¢s, no habla mucho. Cuando preside los plenos solo est¨¢ pendiente del reloj. "Vaya terminando". Y ejerce un gesto certero para cortar el micr¨®fono a cualquiera que se exceda unos segundos sin atender el contenido del discurso. A cualquiera que no sea el presidente de la Generalitat, desde luego, ni alguno de sus consejeros. "Solo demostrar¨¢ cierta autoridad el d¨ªa que sea capaz de interrumpir en el uso de la palabra al presidente de la Generalitat", apunta un diputado socialista.
Francisco Camps no atendi¨® al peso pol¨ªtico ni al respaldo ciudadano ni a las maniobras internas en el partido cuando nombr¨® a Milagrosa Mart¨ªnez presidenta de las Cortes. "Se limit¨® a escoger una mujer, de la provincia de Alicante, que supo dar la espalda a Eduardo Zaplana justo en el instante preciso", comenta un compa?ero de partido. "Una mujer sumisa que nunca pondr¨¢ en cuesti¨®n las ¨®rdenes del presidente", subraya un rival pol¨ªtico. Mart¨ªnez no habla mucho con el presidente de la Generalitat. Sus interlocutores habituales son Vicente Rambla, vicepresidente primero y portavoz del Consell, o Ricardo Costa, s¨ªndico del PP. El primero le remite los escritos que lee religiosamente cuando debe plantear ante la Mesa de las Cortes alguna cuesti¨®n de cierta complejidad. El segundo le asusta.
Meses despu¨¦s de ocupar el cargo, la presidenta de las Cortes concedi¨® su amparo al diputado socialista Jos¨¦ Camarasa, que intentaba, sin ¨¦xito, recabar informaci¨®n del Consell. "No sab¨ªa lo que implicaba el amparo", coinciden diputados de todos los colores. Los socialistas se aferraron al gesto de Mart¨ªnez y suspendieron el acuerdo alcanzado con el PP para nombrar S¨ªndic de Greuges a Jos¨¦ Cholbi, vicepresidente de las Cortes, cuya experiencia pol¨ªtica y mano izquierda ha sido clave para no quebrar la Mesa de las Cortes hasta la fecha.
El Consell hizo o¨ªdos sordos al requerimiento que implica el amparo de la presidenta de las Cortes y Mart¨ªnez ha optado por el silencio. Ha consentido que se tramitara una modificaci¨®n del Reglamento del S¨ªndic de Greuges para desplazar a Emilia Caballero, que ocupa el cargo de forma interina desde abril de 2006; que se recurriera el auto del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana que suspendi¨® cautelarmente esa modificaci¨®n; y no ha levantado la voz ante la nueva iniciativa del portavoz del PP de intentar alterar a trav¨¦s de un reglamento el contenido de una ley que solo se puede modificar por mayor¨ªa cualificada. Cualquier cosa antes de que Jos¨¦ Camarasa pueda fiscalizar la gesti¨®n del Consell, parte esencial de la tarea parlamentaria, sobre todo cuando la mayor¨ªa absoluta del PP es apabullante.
Milagrosa Mart¨ªnez es abogada. Se licenci¨® con cierta edad. Eso demuestra su tes¨®n. Pero no su capacidad pol¨ªtica. Un acto p¨²blico de Eduardo Zaplana a tres d¨ªas de las elecciones fue decisivo para que Milagrosa Mart¨ªnez recuperara en 1999 la alcald¨ªa de Novelda que tuvo que dejar en 1997 por una moci¨®n de censura. Los hoteleros de Benidorm todav¨ªa recuerdan como una pesadilla su gesti¨®n como consejera de Turismo. Perdi¨® el control de la agrupaci¨®n local del PP cuando era miembro del Consell. Y como responsable del gobierno de las Cortes Valencianas pasar¨¢ a la historia como la presidenta m¨¢s austera frente a la arbitraria liberalidad en el gasto que dej¨® como impronta su predecesor, Julio de Espa?a. Otras navidades, los diputados han recibido de las Cortes televisiones de plasma o tel¨¦fonos de ¨²ltima generaci¨®n. Este a?o, en sinton¨ªa con la crisis, se han quedado sin nada. Las Cortes manejan su propio presupuesto y la instituci¨®n tiene dinero de sobra. Pero la austeridad ha llegado hasta los funcionarios. Las Cortes siempre han repartido una cesta a sus trabajadores. Alguien le hizo ver a Milagrosa Mart¨ªnez que pod¨ªa asumir un gasto de unos 30 euros por empleado con ocasi¨®n de las fiestas. La presidenta se mostr¨® conforme. Luego dud¨®. Despu¨¦s recibi¨® un presupuesto de 12.000 euros para pagar el regalo a los funcionarios. "?C¨®mo voy a justificar esto?", dicen que dijo. Milagrosa Mart¨ªnez se angusti¨®. Y en 2008 no ha habido cesta.
Una salida atropellada
El 30 de octubre, Francisco Camps, presidente de la Generalitat, solicit¨® entrevistarse con Milagrosa Mart¨ªnez inmediatamente despu¨¦s de la sesi¨®n de control ante el pleno. Todos los grupos hab¨ªan pactado una declaraci¨®n de apoyo a los trabajadores de la f¨¢brica de Altadis en Alicante. Luis D¨ªaz Alperi, alcalde de Alicante hasta septiembre pasado, hab¨ªa preparado su primera intervenci¨®n ante el pleno de las Cortes para defender la importancia de la f¨¢brica de tabacos. Sonia Castedo, la actual alcaldesa, estaba en la tribuna de invitados para subrayar el peso pol¨ªtico de la declaraci¨®n de las Cortes. Pero Milagrosa Mart¨ªnez ten¨ªa prisa. Hab¨ªa sido convocada por el presidente. Se salt¨® un turno de explicaci¨®n de voto y sali¨® de forma atropellada. El pleno estuvo interrumpido durante 20 minutos para intentar subsanar el error. La presidenta del Parlamento auton¨®mico se perdi¨® la trifulca.
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