Pensamiento holgaz¨¢n
El cambio de paradigma intelectual -del Estado como problema al Estado como soluci¨®n- ha sido brusco. Los condicionantes macroecon¨®micos han sido olvidados por la profundidad de una crisis que no s¨®lo es la m¨¢s severa desde la Gran Depresi¨®n, sino que tiene el potencial de ser una de las peores de la historia. Por esa urgencia, el nuevo paradigma no ha ido acompa?ado de la necesaria reflexi¨®n te¨®rica.
En 2008 se han multiplicado las intervenciones p¨²blicas masivas: desde las poco aut¨®nomas bajadas de los tipos de inter¨¦s de los bancos centrales hasta las nacionalizaciones de bancos en apuros, pasando por mil y una f¨®rmulas de auxilio al sector financiero y, en una parte m¨ªnima, a la econom¨ªa real. Medidas con escaso rigor metodol¨®gico, que todav¨ªa no han dado de s¨ª todo lo que se esperaba. ?Habr¨¢ de ser Obama tambi¨¦n quien diseccione qu¨¦ est¨¢ pasando y hasta d¨®nde llega la met¨¢stasis, haga pedagog¨ªa sobre los nuevos factores de especulaci¨®n (que logran la haza?a, por ejemplo, de que el barril de petr¨®leo pase de 147 d¨®lares a menos de 35 en apenas un trimestre) y, en consecuencia, elabore un pron¨®stico factible de la duraci¨®n del ciclo depresivo?
La nueva pol¨ªtica econ¨®mica ha llegado por necesidad, sin elaboraci¨®n te¨®rica. Urge la reflexi¨®n
La crisis cay¨® casi sin previo aviso y el mundo olvid¨® la pol¨ªtica econ¨®mica vigente y aplic¨® otra muy distinta, que estaba olvidada en los anaqueles m¨¢s altos de las librer¨ªas de los ministros de Econom¨ªa. Pero no se puede pasar del neoliberalismo desregulador al neokeynesianismo en la globalizaci¨®n sin practicar una cr¨ªtica intelectual de lo que ambos han hecho bien y mal, para poder escoger. Este neokeynesianismo ha llegado sin los rudimentos te¨®ricos b¨¢sicos. No ha ocurrido como con la revoluci¨®n conservadora. Cuando Thatcher y Reagan toman el poder ten¨ªan detr¨¢s multitud de think tanks, con propuestas concretas para acabar con el consenso econ¨®mico nacido de la posguerra. Cuando Clinton y Blair los derrotaron, volvieron a sus palacios universitarios y a sus institutos de invierno con financiaci¨®n abundante y actualizaron su ideolog¨ªa. As¨ª llegaron los neocon a la Casa Blanca, aunque con tan desastrosos resultados. Mientras tanto, los laboratorios oficiales del pensamiento socialdem¨®crata siguieron atascados en una especie de liberalismo de rostro humano, un liberalismo con compasi¨®n, pero no produjeron una pol¨ªtica alternativa. Ahora lo han de hacer con rapidez. Sin cr¨ªtica intelectual y elaboraci¨®n te¨®rica s¨®lo surgir¨¢ un pensamiento holgaz¨¢n, que durar¨¢ lo que la crisis, pero que no perdurar¨¢ otro cuarto de siglo.
En sus extraordinarios Ensayos de persuasi¨®n, publicados en los a?os treinta (maravillosa la nueva edici¨®n que ha hecho de los mismos el servicio de publicaciones de la Fundaci¨®n ICO), Keynes lo confirma: "El m¨¦todo seguido por los estadistas modernos consiste en decir todas las tonter¨ªas que quiera el p¨²blico y poner en pr¨¢ctica muchas que justifiquen lo que han dicho, en la confianza de que aquellas tonter¨ªas, hechas realidad, se manifestar¨¢n bien pronto tal como son, brindando una oportunidad para regresar discretamente a la cordura". -
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