Invertir en buenas ideas
Silvia Albert cre¨® la firma de comunicaci¨®n que lleva su nombre hace 10 a?os
La puerta siempre abierta; una luz blanca que lo inunda todo; un ambiente de trabajo relajado, sin por ello dejar de ser intenso. El despacho que Silvia Albert ocupa en la compa?¨ªa por ella creada para promover y facilitar la transmisi¨®n de informaci¨®n entre el mundo empresarial y financiero y los medios de comunicaci¨®n tiene un mucho de lo que ella es: intensidad, viveza, apertura de mente y esp¨ªritu hacia las ideas que otros puedan aportar. De hecho, "hasta hace poco, ni siquiera ten¨ªa despacho propio. Fueron mis compa?eras las que me dijeron que lo necesitaba para reunirme, pensar, tomar decisiones...", asegura. Aun despu¨¦s de m¨¢s de veinte a?os trabajando en el sector, la responsable de Silvia Albert in Company no deja de repetir que su verdadera fuerza son las ocho personas que trabajan al otro lado de la cristalera. "El ADN de la compa?¨ªa est¨¢ repartido entre cada una de ellas". De las mujeres que conforman la plantilla.
Cuando esta emprendedora "estaba en cuarto de carrera, con la idea de trabajar antes de terminar mis estudios, pas¨¦ un verano trabajando en la delegaci¨®n de la agencia EFE en Tenerife", recuerda. Eran d¨ªas en los que hubiera trabajado en cualquier parcela de la informaci¨®n, con excepci¨®n de la econ¨®mica, porque "no me atra¨ªa en absoluto. Pero acab¨¦ participando en la creaci¨®n del diario Expansi¨®n. Qued¨¦ tan fascinada con lo que vi, que ya no necesit¨¦ buscar m¨¢s. Hab¨ªa encontrado mi vocaci¨®n".
Cuatro a?os en Expansi¨®n, un lustro en Cinco D¨ªas, directora de comunicaci¨®n en 1994 de la Asamblea Anual del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial en Madrid; mismo puesto en FG Inversiones Burs¨¢tiles y en el banco de inversiones norteamericano Merrill Lynch... Hasta que decidi¨® volar sola.
"En 1996 particip¨¦ en la creaci¨®n de la red de comunicaci¨®n de Merrill en Europa; ten¨ªa previsto irme a Miami para crear desde all¨ª algo similar en Iberoam¨¦rica, aunque la crisis lo par¨® todo. Pero en 1999, cuando lo peor hab¨ªa pasado, ya ten¨ªa decidido establecerme por mi cuenta. Habl¨¦ con el banco y lo comprendieron bien, tan bien que me pidieron que siguiera trabajando desde fuera". As¨ª ocurri¨®, y Merrill Lynch sigue entre sus principales clientes a d¨ªa de hoy, junto a Inversis Banco, Comunidad de Madrid, Royal Bank of Scotland o Man Investments.
Cansada de que todo el mundo le pidiera consejos sobre qu¨¦ hacer en el mercado financiero, Albert pens¨® que hab¨ªa llegado el momento de rentabilizarlos. "Diez a?os despu¨¦s veo que fui una osada. Con el tiempo he asumido que, aunque peque?a, me he convertido en una pieza del engranaje empresarial de este pa¨ªs, y eso, si no para asustarse, s¨ª que da para enfrentar la situaci¨®n con un cierto respeto. Adem¨¢s, te das cuenta de que eres responsable de la gente que trabaja aqu¨ª: tienen que cobrar todos los meses, trabajar en las mejores condiciones posibles, hay que facilitarles cursos de formaci¨®n...". Pero acaba mereciendo la pena el esfuerzo. Ella y quien trabaja en la compa?¨ªa saben que merece la pena invertir en que una buena idea se haga realidad. "Aqu¨ª todo el mundo tiene derecho a dar su opini¨®n, todos pueden decirme: 'Silvia, ¨¦se no es el camino'. No podemos permitirnos que llegue el d¨ªa en que nos preguntemos: '?Por qu¨¦ no habremos...?". -
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