"No sabes cuando parar"
Sebasti¨¢n, 47 a?os, responde al m¨®vil desde Palma Mallorca durante una pausa laboral. Es comercial, est¨¢ casado y tiene tres hijos. Hace siete a?os ingres¨® en Proyecto Hombre. Ahora acude de vez en cuando a contarle su caso a otros pacientes.
"De los 30 a los 40 a?os fui consumidor de coca¨ªna, los dos ¨²ltimos a un ritmo de tres o cuatro veces por semana. El gran problema de la coca¨ªna es que no sabes cu¨¢ndo parar. Puedes pasarte horas y horas. En el trabajo llegu¨¦ a ir colocado a reuniones, algo horrible. Mi mujer estaba al tanto, as¨ª que me encerraba solo en nuestra segunda casa. No quer¨ªa que nadie me viera. Tu cara se transforma despu¨¦s de meterte tres gramos, me daba verg¨¹enza. Ca¨ª muy bajo. Ten¨ªamos invitados a cenar y yo me presentaba colocado. Me comport¨¦ de forma lamentable, tuvimos bronca y me largu¨¦ a la otra casa a consumir toda la noche. Cuando me despert¨¦ no pod¨ªa parar de llorar. Abr¨ª los ojos y entr¨¦ en Proyecto Hombre".
"Ahora he cambiado de vida. Corro, toco la guitarra, he recuperado a mi familia, la tranquilidad y las ganas de vivir. Es una segunda vida. Pero es curios¨ªsimo. Aunque han pasado siete a?os es ver en la tele un programa sobre gente de marcha consumiendo y se me retuerce el est¨®mago. La coca siempre est¨¢ ah¨ª, latente. De vez en cuando te viene un chispazo: ahora me pondr¨ªa una raya. Pero la racionalidad me puede. ?Voy a tirar todo por la borda por darme un gusto de media hora? Lo que hago es evitar riesgos. No veo a los amigos de antes, no piso una discoteca. Tengo claro que la coca no se me ir¨¢ nunca de la cabeza y no pongo la mano en el fuego".
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