La crisis 'opulenta'
El ¨²ltimo cuatrimestre de 2008 ha sido desconcertante en cuanto a la orientaci¨®n de las pol¨ªticas fiscales, que se movieron desde una conspicua acci¨®n de gabinete a la urgente respuesta a un cataclismo; es decir, de la gesti¨®n ordinaria al socorrismo.
Tal cambio es congruente con la evoluci¨®n de la crisis, que, m¨¢s que como un proceso social, se ha comportado como una cat¨¢strofe natural: por el mes de marzo era una borrasca un tanto amplificada, transformada all¨¢ por julio en una tormenta tropical que a lo largo del verano evolucion¨® a hurac¨¢n y acab¨® sembrando de devastadores tornados el final del a?o.
As¨ª, no es de extra?ar que lo que a la altura del mes de septiembre era una estrategia fiscal de contenci¨®n del gasto para absorber los incrementos autom¨¢ticos y las reducciones de ingresos derivados de la crisis, haya evolucionado hacia la provisi¨®n de diversos fondos, a financiar con deuda, destinados a incrementar la actividad.
Crisis aparte, Galicia necesita m¨¢s y mejor Administraci¨®n local, ah¨ª queda mucho por hacer
Pero lo m¨¢s llamativo es que uno de esos fondos, ?de 8.000 millones de euros!, se haya orientado a la financiaci¨®n de obras municipales, en uso imprevisto del principio de subsidiariedad.
En efecto: los municipios juegan en el club de las administraciones p¨²blicas espa?olas el papel de se?or rural o de peque?o burgu¨¦s venido a menos y poco de fiar, porque, como los miembros de las castas inferiores hind¨²es, han llegado a la indigencia por dem¨¦ritos propios, por su mal karma. A los ayuntamientos se les reprocha el urbanismo disparatado, la corrupci¨®n, el estilo cutre y hortera de Juli¨¢n Mu?oz, la frivolidad y la venalidad de obras infinitas, a veces fara¨®nicas, otras liliputienses, pero muchas veces dudosas, precipitadas, discutibles.
Por eso, los ayuntamientos, a la altura de octubre, se enfrentaban solos a un lamentable escenario para sus cuentas de 2009: gastos crecientes y menores ingresos, tanto por participaci¨®n en los del Estado como por la ralentizaci¨®n de la actividad urban¨ªstica.
Y en estas aparece el nuevo fondo estatal: unos 500 millones de euros para los ayuntamientos gallegos, a gastar en un a?o en relaci¨®n proporcional a los habitantes empadronados. Esa cantidad es algo superior a lo que van a costar los 12 a?os de construcci¨®n de la Cidade da Cultura, y algo inferior a lo necesario para concluir el puerto exterior de A Coru?a.
Todas las obras tienen que empezar a principios del segundo trimestre de 2009 y concluirse en el primer trimestre de 2010. Para que los tr¨¢mites sean ¨¢giles, cada actuaci¨®n no puede superar los 5 millones de euros, l¨ªmite hasta el cual la normativa europea no exige formalidades de publicidad incompatibles con la urgencia del caso.
Pues bien, este fondo puede enjuiciarse desde dos perspectivas: la de su eficacia como paliativo de los efectos de la crisis sobre la actividad y el empleo del sector de la construcci¨®n, y la de su racionalidad para la atenci¨®n a las necesidades de infraestructura de nuestros pueblos y ciudades. Si en lo primero caben pocas dudas sobre su impacto, en lo segundo el efecto ser¨¢ m¨¢s discutible.
Las actuaciones ser¨¢n variad¨ªsimas, y mientras los municipios que trabajan con seriedad encontrar¨¢n la forma de aplicar esos recursos a atender los dos problemas m¨¢s acuciantes de nuestras ciudades (la renovaci¨®n y adaptaci¨®n a las nuevas exigencias ambientales de las infraestructuras -ciclo del agua, servicios tecnol¨®gicos y energ¨ªa-, y la movilidad -peatonal y de transporte p¨²blico metropolitano-), otros muchos, sin capacidad ni inter¨¦s, gastar¨¢n "su" dinero en reurbanizaciones de dudoso gusto o en equipamientos ociosos, ejerciendo de opulentos a cuenta de la crisis.
Para evitar que las an¨¦cdotas pintorescas y extravagantes, que seguro se dar¨¢n, consoliden la mala prensa de los ayuntamientos, estos deber¨ªan recordar que la mejor inversi¨®n es un buen proyecto, que los proyectos requieren recursos y que en casi todas las ¨¢reas de la acci¨®n p¨²blica un buen proyecto acaba necesitando de una visi¨®n local: ese plano en el que todas las cosas se relacionan, se integran y se potencian.
Porque, crisis aparte, la comunidad gallega necesita de m¨¢s y mejor Administraci¨®n local, y ah¨ª a¨²n queda mucho por hacer.
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