La dificultad de una victoria total
La destrucci¨®n de los arsenales de Ham¨¢s no garantizar¨¢ el fin del lanzamiento de cohetes - Israel busca imponer una tregua con sus condiciones
Cambiar la vida cotidiana de la regi¨®n del Negev, en el sur de Israel. ?se es el objetivo de la campa?a militar israel¨ª. O dicho de otro modo: que el cruento castigo que Gaza y Ham¨¢s est¨¢n sufriendo disuada al movimiento islamista de lanzar cohetes en el futuro. Para ello hay que destrozar toda infraestructura posible de las milicias, al precio que sea, con la meta de ablandar a Ham¨¢s y forjar as¨ª una tregua ventajosa que ser¨ªa la victoria de Israel. Porque otros prop¨®sitos anunciados por los gobernantes —derrocar al Gobierno de Ham¨¢s y sustituirlo por el del presidente, Mahmud Abbas, o forzar que los palestinos de Gaza abandonen a sus l¨ªderes— suenan a quimera. Supondr¨ªan un caos total que a nadie conviene.
Ham¨¢s no es Hezbol¨¢. No cuenta con apoyo exterior para recibir armas
?sta es una guerra urbana y cualquier casa puede esconder grupos de milicianos
"El principio rector de la operaci¨®n es no asumir riesgos", afirma un analista
Incluso eliminar al cien por cien el disparo de cohetes —con un alcance ya de 40 kil¨®metros— se antoja casi imposible. El portavoz del Ej¨¦rcito, Avi Benayahu, precisaba nada m¨¢s comenzar el s¨¢bado la invasi¨®n terrestre que el objetivo es "reducir los ataques con cohetes" para "lograr una mejor situaci¨®n de seguridad a largo plazo" en el sur del Estado sionista.
Nada de maximalismos. Como si se preparara a la opini¨®n p¨²blica para que sea consciente de que, concluida la guerra, pueden escuchar de nuevo las sirenas de alerta en el Israel meridional.
Es muy probable que, como sucediera en la guerra de L¨ªbano en el a?o 2006, logren desmantelar o arrasar los silos de cohetes Katiusha de mayor potencia. O que, simplemente, se agoten las existencias de Ham¨¢s. Pero jefes militares de las Brigadas Ezed¨ªn el Kassam aseguraban recientemente a este diario que sus proyectiles artesanales, que ya impactaban a casi 20 kil¨®metros de distancia, son tecnolog¨ªa —aunque de andar por casa— made in Gaza. Siempre podr¨¢n volver a construirse.
Cientos de ellos se hallan escondidos en b¨²nkeres construidos desde junio de 2007, cuando Ham¨¢s tom¨® el control absoluto de Gaza.
A escasos cientos de metros de la frontera —salvo en la zona sur de Gaza, donde los campos de cultivo son m¨¢s extensos aprovechando la anchura de la franja— se levantan los primeros edificios. A partir de ah¨ª, la ciudad de Gaza, el campo de refugiados de Yabalia y Beit Lahia son un enjambre de milicianos con riesgos evidentes para los soldados israel¨ªes, por bien que conozcan el terreno.
Es una guerra urbana y cualquier inmueble puede esconder un escuadr¨®n de milicianos; en cualquier calle o carretera puede haber bombas enterradas, francotiradores o veh¨ªculos con suicidas a bordo. Apenas hay espacios abiertos. Un peligro que se mitiga empleando la fuerza militar sin ning¨²n miramiento por los civiles. Se trata de evitar bajas de soldados a toda costa, un dolor de cabeza para los l¨ªderes pol¨ªticos a cinco semanas de las elecciones generales. Lo explicaba ayer el analista militar Alex Fishman, del diario Yediot Ajoronot: "El principio rector de esta operaci¨®n es no asumir ning¨²n riesgo. Nos movemos con toda la fuerza. Disparamos todo lo que tenemos, incluido artiller¨ªa, para sufrir el menor n¨²mero de bajas posible. Pagaremos el precio internacional m¨¢s tarde por las bajas civiles. La Fuerza A¨¦rea, en la primera fase de la operaci¨®n, tampoco fue enviada a atender un simposio sobre da?os colaterales". M¨¢s de 500 muertos —un tercio de ellos civiles— y cientos de edificios derribados lo atestiguan.
Aunque el arranque de la guerra contra Hezbol¨¢ fue similar —masivos ataques a¨¦reos—, Ham¨¢s no es la milicia chi¨ª, y Gaza no es L¨ªbano. Aqu¨ª radica una diferencia fundamental. Ham¨¢s no tiene la suerte de Hezbol¨¢ de contar con una frontera porosa como la sirio-libanesa para abastecerse de armamento.
En sus lindes, vigilan dos enemigos. Uno, declarado: Israel. Otro, encubierto: Egipto. Los t¨²neles que desembocan en este pa¨ªs ¨¢rabe, que ha dado impl¨ªcitamente el visto bueno a la agresi¨®n israel¨ª, son s¨®lo una fuente menor. Y muchos de ellos han sido ya hundidos con bombas de gran tonelaje.
La guerra de Gaza, adem¨¢s, no ha sido improvisada, como la de L¨ªbano. Son meses de preparaci¨®n minuciosa sobre los objetivos —todav¨ªa estos d¨ªas lanzan panfletos los aviones pidiendo informaci¨®n a los ciudadanos de Gaza a cambio de promesas de ayuda a los afligidos vecinos—, y se ha tenido muy en cuenta el fiasco de la contienda contra Hezbol¨¢.
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