?Qu¨¦ significa "desproporcionada"?
Ante un conflicto, la opini¨®n se divide entre los incondicionales, que ya han decidido qui¨¦n tiene y qui¨¦n no tiene raz¨®n, y los circunspectos, que consideran ¨¦sta o aquella acci¨®n como oportuna o inoportuna en funci¨®n de las circunstancias, sin perjuicio de mantener cierta reserva hasta estar m¨¢s informados.
El enfrentamiento en Gaza, por sangriento y terrible que sea, deja asomar, sin embargo, una luz de esperanza que las im¨¢genes dram¨¢ticas muchas veces ocultan. Por primera vez en el conflicto de Oriente Pr¨®ximo, el fanatismo de los incondicionales parece minoritario. El debate entre los israel¨ªes (?es el momento?, ?hasta d¨®nde?, ?hasta cu¨¢ndo?) se desarrolla como es habitual en una democracia. Lo sorprendente es que hay un debate similar a micr¨®fono abierto entre los palestinos y sus partidarios, hasta el punto de que, incluso despu¨¦s de que comenzaran las operaciones israel¨ªes de castigo, Mahmud Abbas, jefe de la Autoridad Palestina, tuvo el valor de achacar a Ham¨¢s la responsabilidad inicial del sufrimiento de la poblaci¨®n civil en Gaza, por haber roto la tregua.
En Oriente Pr¨®ximo no se lucha s¨®lo para hacer respetar unas reglas del juego, sino para establecerlas
Por desgracia, las reacciones de la opini¨®n p¨²blica mundial -medios de comunicaci¨®n, diplom¨¢ticos, autoridades morales y pol¨ªticas- parecen ir con retraso respecto a la evoluci¨®n de los directamente afectados.
Es obligatorio destacar la palabra que triunfa y cimienta un tercer tipo de incondicionalidad, que condena urbi et orbi la actuaci¨®n de Jerusal¨¦n por considerarla "desproporcionada". A las im¨¢genes de Gaza bajo las bombas se a?ade, por consenso universal e inmediato, el subt¨ªtulo de que Israel act¨²a de manera desproporcionada. A veces, los reportajes y comentarios a?aden palabras como "matanzas" y "guerra total". Afortunadamente, hasta ahora se ha evitado el vocablo "genocidio". ?Ser¨¢ tal vez que el recuerdo del "genocidio de Yen¨ªn" (60 muertos), repetido machaconamente y despu¨¦s olvidado, paraliza el exceso de excesos? No obstante, la avalancha de opiniones se rige por la condena incondicional, a priori, de la desmesura jud¨ªa.
Consultemos el primer diccionario a mano: desproporcionado es lo que est¨¢ fuera de proporci¨®n, bien porque la proporci¨®n no existe, bien porque se ha roto, se ha transgredido. Esta segunda acepci¨®n es la que se utiliza para fustigar las represalias israel¨ªes, que se consideran excesivas, incongruentes, discordantes, que superan los l¨ªmites y las normas. El sobrentendido es quiz¨¢ que existe un estado normal en el conflicto entre Israel y Ham¨¢s y que el belicismo de Tsahal (el Ej¨¦rcito israel¨ª) lo desequilibra, como si el conflicto no fuera -como todo conflicto serio- desproporcionado desde su propio origen.
?Cu¨¢l es la proporci¨®n justa que hay que respetar para que Israel cuente con unas opiniones favorables? ?Que el Ej¨¦rcito israel¨ª no utilice su superioridad t¨¦cnica y se limite a emplear las mismas armas que Ham¨¢s, es decir, la guerra de los imprecisos misiles Grad, las piedras, la estrategia de los atentados suicidas a discreci¨®n, las bombas humanas y la selecci¨®n deliberada de las poblaciones civiles como objetivos? O, mejor a¨²n, ?convendr¨ªa que Israel espere pacientemente a que Ham¨¢s, gracias a Ir¨¢n y Siria, "equilibre" su potencia de fuego?
A no ser que se trate de equilibrar no s¨®lo los medios militares, sino los fines que se persiguen. Ya que Ham¨¢s -en contra de la Autoridad Palestina- se obstina en no reconocer el derecho de existir del Estado jud¨ªo y sue?a con la aniquilaci¨®n de sus ciudadanos, ?querr¨ªamos que Israel imite ese radicalismo y proceda a una gigantesca limpieza ¨¦tnica? ?De verdad queremos que Israel refleje "de forma proporcional" los deseos exterminadores de Ham¨¢s?
Cuando ahondamos en los sobrentendidos del reproche biempensante sobre la "reacci¨®n desproporcionada", descubrimos que Pascal tiene raz¨®n y que "quien quiere pasar por ¨¢ngel, se vuelve una bestia". Todos los conflictos, ya est¨¦n latentes o en ebullici¨®n, son por naturaleza "desproporcionados". Si los adversarios llegaran a un acuerdo sobre el uso de sus medios y los fines que reivindican, dejar¨ªan de ser adversarios. Donde hay un conflicto, hay una falta de entendimiento, por lo que cada bando se esfuerza en utilizar sus ventajas y explotar las debilidades del contrario. Tsahal no renuncia a ello y "se aprovecha" de su superioridad t¨¦cnica para escoger sus objetivos. Y Ham¨¢s tampoco, porque utiliza a la poblaci¨®n de Gaza como escudos humanos sin tener en cuenta los escr¨²pulos morales ni las obligaciones diplom¨¢ticas de su adversario.
Para trabajar a favor de la paz en Oriente Pr¨®ximo, es necesario huir de las tentaciones de la incondicionalidad, que persiguen no s¨®lo a los fan¨¢ticos dispuestos a todo, sino tambi¨¦n a las almas ang¨¦licas que sue?an con una sacrosanta "proporci¨®n" que equilibre de manera providencial los conflictos asesinos.
En Oriente Pr¨®ximo, no se lucha s¨®lo para hacer respetar unas reglas del juego, sino para establecerlas. Est¨¢ bien debatir libremente sobre la oportunidad de ¨¦sta o aquella iniciativa militar o diplom¨¢tica, pero sin considerar que el problema est¨¢ resuelto de antemano por la mano invisible de la buena conciencia mundial. Querer sobrevivir no es desproporcionado.
Andr¨¦ Glucksmann es fil¨®sofo franc¨¦s. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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