Euskadi y Galicia
Es evidente que la coincidencia de las citas electorales en el Pa¨ªs Vasco y en Galicia no favorece el protagonismo y la proyecci¨®n de nuestra campa?a electoral en el conjunto del Estado. Por razones bien conocidas, a las que en esta ocasi¨®n hay que a?adir la incertidumbre del resultado, Euskadi ocupar¨¢ el centro del escenario pol¨ªtico y ser¨¢ de nuevo el punto de atenci¨®n preferente de la opini¨®n p¨²blica espa?ola. Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de ese indiscutible perjuicio, no creo que la coincidencia de los dos procesos vaya a influir en nuestra din¨¢mica electoral ni en el veredicto que emitan los gallegos el pr¨®ximo 1-M.
Las diferencias socio-pol¨ªticas entre ambas comunidades son muy marcadas y exigen respuestas y proyectos tan diferenciados que dif¨ªcilmente podr¨¢n interferir en las din¨¢micas internas respectivas. Por eso las palabras del inefable portavoz del Partido Popular, Esteban Gonz¨¢lez Pons, afirmando que su partido dir¨¢ lo mismo en Euskadi que en Galicia, son el paradigma de la insoportable ret¨®rica electoralista, carente de sustancia, a la que recurren con indeseable frecuencia muchos de nuestros dirigentes pol¨ªticos.
En el 1-M s¨®lo existen dos alternativas: la continuidad de la coalici¨®n o la mayor¨ªa absoluta del PP
En Galicia las cosas est¨¢n bastante m¨¢s claras que en el Pa¨ªs Vasco. En efecto, cuando los gallegos nos acerquemos a las urnas el 1-M lo haremos sabiendo con toda certeza que s¨®lo existen dos alternativas de gobierno: la continuidad de la actual coalici¨®n entre socialistas y nacionalistas (con la composici¨®n interna que los propios electores decidan) o la mayor¨ªa absoluta del PP. En realidad, considerando los resultados electorales de los ¨²ltimos a?os y los datos recientes de los que disponemos, en las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas s¨®lo queda una verdadera inc¨®gnita por despejar: cu¨¢l ser¨¢ la correlaci¨®n de fuerzas entre los dos socios que hoy por hoy componen el Gobierno gallego.
S¨®lo cabe esperar que socialistas y nacionalistas, en su leg¨ªtima disputa por mejorar su posici¨®n relativa en la mayor¨ªa gubernamental, no difuminen a la coalici¨®n como fuerza de gobierno y garanticen la estabilidad, eficacia y coherencia de la futura Xunta de Galicia. As¨ª pues, pese a las reticencias de determinados sectores del PSdeG y del BNG, y a despecho de ciertos gur¨²s del an¨¢lisis pol¨ªtico, la colaboraci¨®n entre socialistas y nacionalistas se afirma como una estrategia de largo aliento, como un factor estructural de la pol¨ªtica gallega.
Frente a las certezas gallegas, en el Pa¨ªs Vasco, actualmente, s¨®lo existen interrogantes sin respuesta. ?Est¨¢ dispuesto el PNV a establecer una colaboraci¨®n estable (pacto de gobierno o de legislatura) con el PSE, caso de que ¨¦ste gane las elecciones en Euskadi? Porque si la respuesta es afirmativa, el partido nacionalista tiene que ser consciente de que deber¨¢ renunciar a sus propuestas soberanistas y que la cohesi¨®n interna del partido sufrir¨¢ hasta el punto de hacer crujir todas las cuadernas de la organizaci¨®n.
?Esta el PSE en disposici¨®n de hacer lo mismo, si qui¨¦n gana las elecciones es el PNV, o pasar¨¢, como anuncian algunos de sus dirigentes, a la oposici¨®n con todas las consecuencias? ?O quiz¨¢ Patxi L¨®pez est¨¢ decidido a ser investido lehendakari con los votos del PP en el caso de que la suma de esca?os de ambos partidos lo permita? En este ¨²ltimo supuesto los socialistas han de ser conscientes de que se convertir¨¢n en rehenes del PP y que, les guste o no, se ver¨¢n obligados a reeditar la pol¨ªtica de frentes, la confrontaci¨®n irreconciliable entre dos polos antag¨®nicos y excluyentes (el nacionalista y el no nacionalista). Y esta pol¨ªtica -que es hist¨®ricamente la del PP- se extender¨¢ inevitablemente al conjunto del Estado espa?ol con consecuencias pol¨ªticas incalculables. En todo caso, muy probablemente, el resultado electoral situar¨¢ al PNV y al PSE ante el mayor dilema de la historia reciente.
Comprender¨¢, pues, el se?or Gonz¨¢lez Pons que no podr¨¢ decir lo mismo, ni proponer las mismas soluciones, en Euskadi que en Galicia. Salvo, claro est¨¢, que quiera seguir haciendo el rid¨ªculo.
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