"A Ridruejo le dar¨ªa verg¨¹enza Bono"
De padre de algunos de los versos del Cara al sol, orador estelar del primer franquismo y soldado de una Divisi¨®n Azul que medio invent¨®, a conspirador democr¨¢tico e impulsor del bautizado Contubernio de M¨²nich (1962), demoniaca pesadilla de Franco. El de Dionisio Ridruejo (1912-1975) fue un caso ¨²nico, vivido con una tensi¨®n y un nervio que se reflejan tanto en el estilo del ensayo biogr¨¢fico La vida rescatada de Dionisio Ridruejo (Anagrama) que le ha dedicado Jordi Gracia (Barcelona, 1963), que quien fuera secretario del pol¨ªtico entre 1964 y 1971 le dijo tras leerla: "Parece que lo hayas conocido". Eso era casi biol¨®gicamente imposible, pero es que Gracia lleva ya varios libros y a?os buceando (art¨ªculos, correspondencia) en una figura cuyo enigma sigue estando en esa voltereta gigantesca que fue su vida. "Es bien sencillo: s¨®lo se hizo dem¨®crata; en realidad, su cambio no es tan grande porque es m¨¢s de m¨¦todo que de objetivo, defend¨ªa la revoluci¨®n social del falangismo", argumenta Gracia, que corona su pol¨¦mico comentario con una guinda: "Su caso es exactamente el mismo que el de Jorge Sempr¨²n, que hace el viaje desde el estalinismo dogm¨¢tico: los dos tienen la suficiente lucidez y coraje intelectual para hacer lo que hacen".
Su problema es que nadie se puede quedar con ¨¦l. En un solo hombre est¨¢n las dos Espa?as
Cuesta, para buena parte del imaginario de la intelectualidad progresista, salvar a Ridruejo, "el m¨¢s fascista de los fascistas espa?oles junto a Ernesto Gim¨¦nez Caballero", admite sin tapujos su bi¨®grafo. Porque el jefe nacional de Propaganda y miembro de la Junta Pol¨ªtica de Falange se alistar¨¢ voluntario para luchar en el frente ruso "por ambici¨®n de revolucionario fascista, por ganar la guerra de verdad con Mussolini y Hitler", pero tambi¨¦n "por desplante torero: sabe pronto que Franco no est¨¢ por la labor del falangismo, que nunca soltar¨¢ el poder y ¨¦l no quiere aceptar una revoluci¨®n pendiente". Si se cherche la femme ante la huida, como siempre, tambi¨¦n est¨¢: se ha enamorado perdidamente de una mujer casada, Marichu de la Mora, cuyo epistolario hasta ahora in¨¦dito Gracia ha consultado. La se?ora juega a medias, no da esperanzas al atractivo joven que, en cambio, s¨ª ha dejado huella en la herman¨ªsima, Pilar Primo de Rivera.
El regreso no ser¨¢ triunfante. Y en 1942 renuncia a todo cargo tras cantarle las cuarenta a Franco. El dictador, seg¨²n Gracia, "le mira hasta con un fondo de simpat¨ªa por su valor, pero quiere tenerlo vigilado para que no se convierta en un segundo Jos¨¦ Antonio". El confinamiento al que ser¨¢ sometido Ridruejo y donde empezar¨¢ su particular v¨ªa crucis le har¨¢ bien porque se cruz¨® con los catalanes de la revista Destino, una influencia decisiva por el trato personal "pero tambi¨¦n por la inmersi¨®n en una sociedad m¨¢s moderna y un pasado cultural activo en el que nadie se salta ni a Pla, ni a D'Ors, ni a Vicens Vives ni a Fuster: fue la conquista de una lucidez despojada de fumisteries, que dir¨ªa Pla". Ser¨ªa una constante: en Catalu?a, Ridruejo es una figura "quiz¨¢ m¨¢s considerada por serlo desde la v¨ªa cultural, mientras en Madrid fue mirado m¨¢s como pol¨ªtico".
Desde entonces, lo que har¨¢ Ridruejo ser¨¢ "construir poco a poco un liberalismo democr¨¢tico de centro que acabar¨¢ siendo indispensable para la futura democracia", un trabajo de "ide¨®logo de la democracia cuando no hay dem¨®cratas convencidos y fiables". Porque sus primeros compa?eros de viaje son Mart¨ªn de Riquer, Antonio Tovar, Pedro La¨ªn Entralgo... "?Con qui¨¦n si no lo ten¨ªa que hacer? ?Con los exiliados?", replica Gracia, que tambi¨¦n justifica que hasta 1956 Ridruejo no se opusiera frontalmente al franquismo. "Hasta entonces quiere reformar el r¨¦gimen desde dentro porque cree que se lo debe al sistema, quiere cambiarlo porque ya no es un totalitario". El proceso ha sido largo y duro: ha de rectificar con la familia ("sus hermanas, que son del r¨¦gimen, no entienden nada") y rehacer contactos y amistades y cargar con el exilio y quedarse sin sueldo. El precio ser¨¢, en lo personal, muy alto. "Ni la b¨²squeda de dinero, ni la salud, ni la actividad conspirativa le dejaron ser el padre que hubiese querido, m¨¢s constante... Lo peor es que lo supo sin ser capaz de remediarlo".
Egotista, "con cierta complacencia en sus puntos de vista", narcisista "educadamente controlado pero con un fondo duro", tambi¨¦n se dio cuenta de que la democracia se iba a saltar su generaci¨®n. "?l detecta que a Gil Robles, Carrillo o Tierno Galv¨¢n se les hab¨ªa pasado el arroz... y a ¨¦l mismo, claro, a pesar de haber organizado el Congreso de M¨²nich con 80 personas del interior, derrotados y no, y 40 del exilio", puntualiza Gracia, que recuerda que Ridruejo fue all¨ª aplaudido tras su accidentada llegada clandestina, acto que despu¨¦s le cost¨® el exilio. Pero, ?hubiese sido ese hombre inquieto un buen pol¨ªtico? "No, hubiese sido desastroso en el trabajo de codos y traiciones". ?En cualquier caso, en qu¨¦ partido? "?l es un UCD de los a?os cincuenta-sesenta, pero no creo que hubiese seguido ah¨ª en los setenta porque no le hubiera gustado un hombre del r¨¦gimen como Su¨¢rez". ?Con un discurso socialdem¨®crata no habr¨ªa estado m¨¢s cerca del PSOE? "El PSOE le est¨¢ entendiendo hoy m¨¢s, pero a Ridruejo le dar¨ªa verg¨¹enza un personaje como Jos¨¦ Bono y su ¨²ltimo episodio con la placa a sor Maravillas: no pod¨ªa con la ignominia moral de la Iglesia, con nadie fue tan duro... Pero lo que es indignante es que sean los que vienen de un pasado totalitario los que han tenido m¨¢s problemas para entender a un ex totalitario, si exceptuamos la inteligente lucidez de Sempr¨²n o de Javier Pradera".
Gracia considera injusto el encasillamiento al que ha sido sometido Ridruejo. "?Lo dejamos siempre como icono fascista, desautorizado de por vida? Pues resulta que un ex fascista puede ser un ide¨®logo de la democracia y traductor de Pla... Su problema es que nadie se puede quedar con ¨¦l. En un solo hombre est¨¢n las dos Espa?as". -
La vida rescatada de Dionisio Ridruejo. Jordi Gracia. Anagrama. Barcelona, 2008. 320 p¨¢ginas. 20 euros.
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