Al calor de los a?os veinte
Novela. Ellen Glasgow forma, con Willa Cather, el gran d¨²o de las letras femeninas norteamericanas inmediatamente posterior a Edith Wharton e inmediatamente anterior a Gertrude Stein y la Generaci¨®n Perdida. Ambas escriben al calor de la liberaci¨®n que se produce en torno a los a?os veinte. Su caracter¨ªstica com¨²n es la aplicaci¨®n de la modernidad, la indagaci¨®n en el pasado y la belleza estil¨ªstica. Willa puso enseguida sus ojos en el mundo de los pioneros de Nebraska y Ellen se dedic¨® a escudri?ar en su Virginia natal y ah¨ª reside la principal diferencia entre ambas, pues mientras Willa Cather constru¨ªa un canto a los pioneros, Ellen Glasgow se adentr¨® en el modo de vida del rom¨¢ntico sur de aire victoriano para llevar a cabo, con delicada crueldad, la disecci¨®n de una sociedad cuya decadencia comenz¨® tras la Guerra Civil.
La vida resguardada
Ellen Glasgow
Traducci¨®n de Amado Di¨¦guez Rodr¨ªguez
Espasa Calpe. Madrid, 2008
344 p¨¢ginas. 23,90 euros
Las torres de Barchester
Anthony Trollope
Traducci¨®n de Jos¨¦ Miguel Santamar¨ªa
y C¨¢ndido Santamar¨ªa
Espasa Calpe. Madrid, 2008
512 p¨¢ginas. 29,50 euros
La vida resguardada es una novela excepcional donde brilla en su m¨¢ximo esplendor el talento de Ellen Glasgow. Cuenta la historia de dos familias vecinas, a las que la Guerra de Secesi¨®n transforma de "opulentos hacendados en ciudadanos eminentes", que se refugian en un ya deslucido barrio elegante cuyos pies muerden la adversidad, el progreso y el cambio. El hedor de las f¨¢bricas va echando a los que pueden huir a zonas m¨¢s acomodadas o regresar al campo, pero estas dos familias se mantienen con sus menguados recursos en una especie de isla y ah¨ª es donde transcurre el conflicto dram¨¢tico. La novela es un soberbio tratado de la vida fingida, de ese "h¨¢bito consolidado de no querer ser uno mismo", de modo que estamos ante un texto de fondo sat¨ªrico que, sin embargo, Ellen Glasgow trata con extrema delicadeza porque su inteligencia creativa es una inteligencia anal¨ªtica (ver, adem¨¢s, su propio pr¨®logo), pero la narratividad es admirablemente literaria, lo que permite crear un conjunto de personajes emotivamente humanos movi¨¦ndose sobre un fondo de convicciones que, imperceptiblemente, se convierte en cr¨ªtica y s¨¢tira del pasado en el que sobreviven.
Glasgow expone opiniones, pero lo hace por medio de la escritura literaria, por medio de textos tan precisos y sugerentes como ¨¦stos: "Viv¨ªan tan unidas en la emoci¨®n que carec¨ªan de convicciones y sus creencias eran inconsecuentes y variables como el estado de ¨¢nimo" o "La conversaci¨®n, concebida para evitarse mutuamente, se estir¨® durante dos ag¨®nicas horas" o "Lo que ella m¨¢s tem¨ªa no era la muerte, sino la vida y su interminable fatiga, su escrupuloso fingimiento". El fingimiento va saliendo a la superficie por medio de un contraste de personajes extraordinariamente bien construidos, encabezados por el viejo General (una creaci¨®n genial), Jenny Blair, la se?ora Birdsong, George, los Archbald o el joven John Welch. Desconocida en Espa?a, esta presentaci¨®n de Ellen Glasgow es un acontecimiento que merece celebrarse con una buena lectura, de esas que procuran serenidad, felicidad y lucidez.
Las torres de Barchester nos conduce a otro autor casi desconocido aqu¨ª. Las ¨²nicas ediciones existentes son El custodio (Alfaguara, 1987) y una edici¨®n para estudiosos de Las torres de Barchester en C¨¢tedra. Anthony Trollope (1815-1882) es contempor¨¢neo de Dickens y, aunque carece de la genialidad de ¨¦ste, es sin duda un muy notable escritor, un perfecto artesano que retrat¨® como nadie la vida del hombre com¨²n. Observador, meticuloso, victoriano hasta la m¨¦dula, sus novelas carecen de h¨¦roes, son gente normal, ni poco ni muy agraciados, pero la penetrante capacidad de observaci¨®n y recreaci¨®n del autor los hace ¨²nicos en la literatura de su tiempo y hoy conservan todo su vigor e inter¨¦s. Sus problemas son los del ambiente clerical de la Inglaterra rural de aquellos a?os, pero son universales; en la segunda parte de su vida, Trollope cambi¨® de registro, intent¨® centrarse m¨¢s en la vida pol¨ªtica de su pa¨ªs, lo que hizo con similar agudeza, aunque su obra m¨¢s popular es la serie Barsetshire, con seis libros en total, uno de los cuales, el que comentamos. El hecho de que Trollope, funcionario de Correos hasta que se dedic¨® a la literatura, fuera el inventor de los pillar-boxes, es decir, los t¨ªpicos buzones rojos cil¨ªndricos de las calles de Londres, da idea de la apacible vida y escritura de este singular escritor caracterizado por su falta de singularidad. Trollope es un constructor paciente y met¨®dico de vidas relatadas con verdadero m¨¦rito y esfuerzo, vidas que transcurren entre conflictos peque?os que se hacen grandes por lo que revelan en hondura acerca del comportamiento humano. En Las torres de Barchester encontraremos de nuevo al maravilloso protagonista de El custodio, el Dr. Harding, y a otros tan notables como Grantly o Slope, cuyo enfrentamiento vertebra el libro. No es comprensible que Trollope haya sido tan poco editado en Espa?a (Glasgow creo que no lo fue nunca); en todo caso, estos dos libros quedan unidos por ese destino com¨²n y por la satisfacci¨®n de ser descubiertos en una Espa?a donde todo parec¨ªa estar editado. -
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