C¨®mo salir de la crisis
Casi todas las noticias econ¨®micas hacen referencia a la crisis. Nos toca, pues, reflexionar sobre c¨®mo salir de ella. Si escudri?amos en la historia de las recesiones, sus magnitudes y la duraci¨®n de las mismas, podemos afirmar que quiz¨¢s ya hayamos pasado lo peor de la actual crisis financiera, ya que desde el 7 agosto de 2007 a la actualidad llevamos m¨¢s de a?o y medio, cuando el promedio de las contracciones econ¨®micas recientes no alcanzan los tres a?os.
La actual crisis procede, a diferencia de las anteriores, de un pa¨ªs desarrollado y tiene su origen en el sector financiero Desgraciadamente, los efectos de la crisis econ¨®mica se est¨¢n trasladando a los pa¨ªses emergentes y llama la atenci¨®n la velocidad de este efecto contagio. La r¨¢pida movilidad de los capitales y la intensa rapidez con que cambia de manos, hace que en aquellos pa¨ªses, las naciones en ascenso, empiecen a sufrir los efectos de la crisis al sumarse tres nuevos elementos: la subida de los costes crediticios, una reducci¨®n de la demanda de exportaciones y una ca¨ªda sustancial del precio de las materias primas. La crisis global est¨¢ provocando un descenso en la producci¨®n, un aplazamiento de las compras, se revisan los paneles de gasto y se incita a ser prudentes en la gesti¨®n. De ah¨ª que los gobiernos e instituciones reclamen actuaciones urgentes y apuestas contundentes para paliar y atenuar las implicaciones de la recesi¨®n.
Reducir impuestos no garantiza eficacia contra la crisis. Se necesita un est¨ªmulo a la actividad
Aunque no fueron muchos los economistas que salieron a explicar y a sugerir soluciones, o simplemente a recomendar normas de actuaci¨®n, bien merece la pena subrayar la apuesta de Olivier Blanchard, ex profesor del Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts (MIT) y actualmente en el FMI, que se?ala tres elementos a seguir. El primero, perfeccionar y consolidar aquellas medidas que permitan reafirmar el sistema financiero, esto es, obligar a los gobiernos a actuar en la mejora de la solvencia. Para ello, se inyect¨® liquidez con el objetivo de velar para que las instituciones financieras pudieran seguir prestando a las empresas y a particulares, tranquilizar a los depositantes e inversores y demostrar que el sistema podr¨ªa sostenerse. Aunque los resultados fueron muy diversos dadas las peculiaridades de cada pa¨ªs y del ingente mosaico de acciones puestas en marcha por las instituciones financieras, y a pesar de la confusi¨®n generada por actitudes enga?osas y fraudulentas de algunos, no cabe duda de que se retom¨® la senda de la ansiada solvencia, aunque todav¨ªa se presencia una paralizaci¨®n al advertirse tanta confusi¨®n y desconfianza
El segundo elemento es que la progresiva y continuada inyecci¨®n de liquidez, medida m¨¢s que correcta y profusamente utilizada desde las instituciones y gobiernos, todav¨ªa no ha llegado a las empresas. Es preciso que tal inyecci¨®n llegue a su destino con el objeto de evitar el desplome de la econom¨ªa productiva y de los servicios, para evitar los aumentos del paro y para romper con la tendencia de la paralizaci¨®n parcial de ciertas actividades. Es evidente que si aquellas trayectorias se propagasen, los resultados inmediatos nos encaminar¨ªan a una fase de desaceleraci¨®n del consumo y de la demanda de inversi¨®n, aspectos que, como todo el mundo sabe, son los peores enemigos de la activaci¨®n econ¨®mica. Por eso, concuerdo con la tesis que debiera ser mayor el intento de los gobiernos e instituciones por insistir en eliminar los riesgos del des¨¢nimo y del pesimismo.
El tercer elemento hace referencia a c¨®mo articular medidas de corte fiscal. Para algunos, la reducci¨®n de la fiscalidad parece ser la soluci¨®n id¨®nea para sortear la crisis. Se piensa, siguiendo a los defensores de esta tesis, que las moratorias de pago, las desgravaciones y exenciones, la reducci¨®n de tipos y la supresi¨®n de impuestos son excelentes ant¨ªdotos para una recesi¨®n econ¨®mica. Esta sugerencia no es v¨¢lida en tiempos de crisis, pues es f¨¢cil demostrar que cuando las expectativas empresariales son bajas y la actividad econ¨®mica decreciente, aplicar medidas basadas en reducciones impositivas no garantizan la eficacia. Conviene, m¨¢s que nunca, buscar un est¨ªmulo que genere actividad y flujos econ¨®micos. Contribuir menos a la hacienda p¨²blica es recortar las posibilidades que esta ¨²ltima posee de servir de palanca para estimular la econom¨ªa.
Las recetas dictadas desde el Gobierno espa?ol han consistido esencialmente en un incremento del gasto p¨²blico como instrumento de reactivaci¨®n e impulso de la demanda, junto a las propuestas de tipo fiscal (aplicaci¨®n de est¨ªmulos fiscales para impulsar la demanda frente a la reduccion de ingresos tributarios) para el periodo 2008-09, que representan el 4% del PIB espa?ol. A mi juicio pueden servir para alentar un nuevo clima y escenario para el a?o que empieza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.