La bomba que regresa
El Gobierno franc¨¦s teme una vuelta del terrorismo de extrema izquierda
En junio del a?o pasado, un informe policial reservado de 40 p¨¢ginas lleg¨® al despacho de la ministra francesa de Interior, Mich¨¨lle Alliott-Marie. Se titulaba La constituci¨®n de una red terrorista: investigaci¨®n sobre la extrema izquierda francesa y europea. En ¨¦l se alertaba sobre la organizaci¨®n de grup¨²sculos muy ideologizados antisistema radicalizados y dispuestos a cruzar la l¨ªnea de la bomba. Los expertos policiales situaban el origen de estos grupos no en las revueltas descontroladas y violentas con coches quemados en los barrios pobres de las afueras de Par¨ªs en oto?o de 2005, sino en las manifestaciones pol¨ªticas contra la reforma laboral celebradas meses despu¨¦s. El informe establec¨ªa varias comparaciones entre los emergentes grup¨²sculos y los inicios de Acci¨®n Directa, grupo de extrema izquierda fundado en 1979 que a lo largo de una decena de a?os llev¨® a cabo m¨¢s de 70 atentados, incluidos secuestros y asesinatos.
Los activistas llenan las cestas de comida y se niegan a soltar un euro
Los 'nueve de Tarnac' est¨¢n acusados de sabotear trenes
A la ministra no hubo que preocuparla con el asunto. Ya lo estaba desde hace mucho, seg¨²n ha confesado varias veces. De hecho, al final del verano de 2007, cuando llevaba tres meses en el cargo, inst¨® a sus colaboradores a vigilar la posible amenaza de este terrorismo como vigilaban a ETA, al islam radical o a los extremistas corsos.
La investigaci¨®n comenz¨® a dar sus frutos, seg¨²n la polic¨ªa. En noviembre pasado se detuvo a dos j¨®venes despu¨¦s de que explosionaran una bomba en un campo. En noviembre se arrest¨® a los "nueve de Tarnac", acusados de cometer los sabotajes en los trenes de alta velocidad y paralizar buena parte de la red viaria francesa durante varios d¨ªas.
Tarnac es una localidad de apenas 300 habitantes situada en la regi¨®n de Corr¨¨ze (centro del pa¨ªs). En 2003, Julien Coupat, un atento y brillante estudiante de Econom¨ªa, Derecho y Ciencias Pol¨ªticas, que por entonces contaba 28 a?os, se instal¨® all¨ª para buscar una manera de vivir menos consumista. Con otros amigos, puso en pie una tienda de alimentos y una granja. Criaron patos, conejos y gallinas. Confraternizaron con los lugare?os, que los han descrito siempre como chicos amables, simp¨¢ticos y generosos.
Todos eran j¨®venes, de entre 20 y 30 a?os e hipercualificados: la novia de Julian, Yldune, es arque¨®loga; Benjamin, soci¨®logo; Manon logr¨® hace pocos a?os el premio de clarinete en su conservatorio; Aria hab¨ªa participado en una telecomedia suiza haciendo el papel de adolescente rebelde...
Coupat, seg¨²n la polic¨ªa, no s¨®lo es el l¨ªder del grupo. Tambi¨¦n es el autor de un libro que circula por los grup¨²sculos de ultraizquierda titulado La revoluci¨®n que viene, parapetado tras la firma colectiva Comit¨¦ Invisible. En el libro se denostaba al Estado, al capitalismo, se elogiaban los disturbios y se hac¨ªa referencia al sabotaje de trenes. Coupat, de hecho, llevaba desde abril siendo observado por la polic¨ªa.
Tres de las 40 p¨¢ginas del famoso informe reservado que lleg¨® en el verano al despacho de la ministra estaban dedicadas a los "nueve de Tarnac".
Alain Bauer, criminalista profesor en la Sorbona y experto en temas de seguridad, advierte que los principios que inspiran La revoluci¨®n que viene son parecidos a los que impulsaron Acci¨®n Directa. "En este tipo de grupos de extrema izquierda hay dos fases: una en la que prima m¨¢s lo intelectual y otra en la que se radicalizan. En la actualidad, estos grup¨²sculos est¨¢n en la fase intelectual. Pero la debilidad de la izquierda francesa puede hacer que se radicalicen y pasen a la acci¨®n", a?ade.
Otros elementos intrigantes: el 16 de diciembre la polic¨ªa encontr¨® en los grandes almacenes Printemps del centro de Par¨ªs cuatro cartuchos de dinamita sin detonante escondidos en la cisterna de un retrete. La colocaci¨®n de los explosivos la reivindic¨® un extra?o y desconocido Frente Revolucionario Afgano. Sin embargo, el tono de la carta en la que se reivindic¨® el hecho, las expresiones utilizadas y la minuciosa descripci¨®n del lugar del escondite para que fuera encontrado sin ninguna duda, hicieron sospechar a los investigadores que quien verdaderamente estaba detr¨¢s de la dinamita era un grupo de extrema izquierda.
Otros expertos -y parte de la opini¨®n p¨²blica francesa- han criticado la actuaci¨®n policial acus¨¢ndola de excesiva, han denunciado una cierta obsesi¨®n con la extrema izquierda de la ministra de Interior y han puesto en solfa un exceso de celo encaminado a sacar rentabilidad pol¨ªtica de la detenci¨®n de los integrantes del grupo de Tarnac. Se basan en que, a pesar de todo, ni Coupat ni los suyos manejaban armas y se insiste en que sus sabotajes -caso de resultar culpables- no persegu¨ªan matar a nadie.
De hecho, de los nueve arrestados el primer d¨ªa s¨®lo Coupat y su novia siguen en la c¨¢rcel, a¨²n acusados por pertenecer a un grupo terrorista. Los padres de uno y otra han descrito a sus hijos como muchachos antisistema sin ning¨²n ¨¢nimo de hacer da?o; j¨®venes que dan la espalda al capitalismo pero no a la gente, activistas comprometidos pero jam¨¢s terroristas. Y han insistido en que el Gobierno de Nicolas Sarkozy los utiliza para colgarse gracias a ellos y a su arresto la medalla de la seguridad.
Los polic¨ªas, mientras tanto, seg¨²n confes¨® un alto cargo de Interior hace un mes en una reuni¨®n con responsables de seguridad de empresas privadas, siguen buscando.
Robin Hood con carrito de supermercado
No son terroristas. Pero tampoco respetan la ley. Pertenecen a un grupo de nombre complicado: Movimiento de Parados y Precarios en Lucha. Y ¨²ltimamente han adquirido cierto renombre en Francia tras haber actuado estas navidades en los grandes almacenes Lafayette, en Rennes, y en dos Monoprix de Nantes y del centro de Par¨ªs.
Su m¨¦todo es simple: se citan un grupo (preferiblemente numeroso) en un supermercado grande (preferiblemente en hora punta, lleno de gente). Abarrotan los carritos o las cestas de productos b¨¢sicos y a la hora de pagar acuden en masa a las cajeras y se niegan a soltar un euro. Discuten con el gerente del establecimiento, argumentan que la comida no es para ellos, sino para grupos de parados o de personas sin recursos. Mientras tanto, paralizan la cola, con lo que la clientela que aguarda se impacienta (y el gerente m¨¢s, que ve peligrar el negocio). Al final, les dejan ir con el producto gratis para no complicar las cosas, sin llamar a la polic¨ªa.
En Par¨ªs ocurri¨® el 31 de diciembre, en el Monoprix del Fauburg Saint-Honor¨¦. Fue el golpe m¨¢s audaz. Acudi¨® una cincuentena de activistas. Llenaron 13 carritos de bolsas de arroz, de botellas de aceite, de leche, latas de at¨²n y de tomate; pero tambi¨¦n de foie-gras, de salm¨®n ahumado y de botellas de champ¨¢n, productos t¨ªpicos de cualquier cena de Nochevieja en Francia. Despu¨¦s se presentaron de golpe todos en la zona de las cajas y las bloquearon al negarse a pagar. Discutieron con el encargado y los empleados durante unos minutos. Todo dur¨® media hora. "El centro accedi¨® para que la situaci¨®n no degenerara en un d¨ªa de fiesta", explic¨® un portavoz de Monoprix al peri¨®dico Lib¨¦ration. Despu¨¦s, seg¨²n asegura el colectivo, repartieron todos los productos, incluido el foie-gras y el champ¨¢n entre personas paradas, inmigrantes sin papeles de un barrio de Par¨ªs.
"Las campa?as de movilizaci¨®n por los derechos sociales ya no funcionan, y por eso hay que buscar formas de solidaridad m¨¢s concretas, sobre todo ahora con la crisis y la degeneraci¨®n de las condiciones de vida y de trabajo", explicaba a ese mismo peri¨®dico franc¨¦s uno de los participantes en la acci¨®n sin decir su nombre. Algunos los han bautizado como los Robin Hood de los supermercados. Ellos mismos utilizan palabras de muchas s¨ªlabas para describir sus acciones: "autodefensa social", "autodistribuci¨®n"...
Para Monoprix, que cifr¨® en casi 5.000 euros el precio del producto escamoteado, el ¨²nico calificativo que tienen es el de ladrones y su actuaci¨®n, el de atraco.
Da la impresi¨®n de que no parar¨¢n aqu¨ª: en un comunicado colocado en su p¨¢gina web, este colectivo defiende su postura y a?ade: "La autodistribuci¨®n es algo tradicional en los movimientos de lucha de parados y trabajadores precarios y pedimos que se desarrolle ahora, en este a?o que se anuncia rico en revueltas".
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