"Nosotros, los l¨ªderes..."
Esta semana se cumplen dos meses de la reuni¨®n del G-20 en Washington, convocada para crear una nueva arquitectura financiera global y luchar contra la recesi¨®n. Desde entonces, apenas hay noticias de las decisiones que all¨ª se tomaron mientras avanza, con rapidez y profundidad desconocidas, una crisis que por primera vez no hace excepciones con parte alguna del planeta. La siguiente cumbre del G-20 tendr¨¢ lugar en el mes de abril, en Londres, y la pasada semana el primer ministro franc¨¦s, Nikolas Sarkozy, y la canciller de Alemania, ?ngela Merkel, anunciaron que los miembros europeos de ese club se ver¨¢n previamente en Berl¨ªn para que Europa tenga una voz ¨²nica en aquella.
Sarkozy y Merkel se juntaron en Par¨ªs para asistir a un seminario titulado Nuevo mundo, nuevo capitalismo. En su intervenci¨®n, la canciller germana explic¨® que de la misma forma que existe un Consejo de Seguridad en la ONU (el que ha sido incapaz de detener la masacre de palestinos en el campo de concentraci¨®n de Gaza), deber¨ªa haber una suerte de Consejo Econ¨®mico Mundial que vele por la estabilidad financiera, o una Declaraci¨®n Universal para una Econom¨ªa Razonable, similar a la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos.
No parece que las estructuras que gobiernan el mundo sean hoy eficaces
Seguramente sin saberlo, Merkel copiaba de modo literal una propuesta inatendida que, justo 10 a?os antes, tambi¨¦n en Par¨ªs, hizo el ex presidente de la Comisi¨®n Europea, Jacques Delors, padre de la actual l¨ªder del socialismo franc¨¦s, Martine Aubry. As¨ª pues, una d¨¦cada perdida en lo relacionado con la regulaci¨®n de las finanzas internacionales que, de haberse estudiado entonces, quiz¨¢ hubiese evitado los efectos m¨¢s lacerantes de la crisis actual.
En un seminario sobre el euro, organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo, Delors propuso la creaci¨®n de ese Consejo, que "establezca las bases del sistema econ¨®mico de la era de la mundializaci¨®n, para el que todav¨ªa no se ha encontrado una soluci¨®n satisfactoria". En ¨¦l estar¨ªan representados no s¨®lo los pa¨ªses del G-7 (todav¨ªa no se hab¨ªa a?adido Rusia), sino organismos regionales tales como el Mercosur, en Am¨¦rica Latina, o la Asociaci¨®n de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN), etc¨¦tera. No podr¨ªa ser una especie de G-7 ampliado, pues no lo tolerar¨ªa el mundo, ya que se daba la contradicci¨®n de que entre EE UU, la UE, Canad¨¢ y Jap¨®n pose¨ªan alrededor del 75% del PIB mundial pero representaban a menos del 20% de la poblaci¨®n.
En cuanto a la Declaraci¨®n Universal para una Econom¨ªa Razonable, eso es lo que pretendi¨® el Consenso de Washington con los resultados conocidos por todos. La dificultad est¨¢ en que en econom¨ªa es dif¨ªcil consensuar lo que se entiende por razonable, si a ello se incorporan materias tan centrales como la redistribuci¨®n de la renta y la riqueza.
La reuni¨®n del G-20 en Washington hizo a su final un comunicado, iniciado por el ampuloso encabezamiento de "Nosotros, los l¨ªderes del grupo de los veinte", en el que se establec¨ªa un cat¨¢logo de propuestas, divididas en dos fases: medidas inmediatas y a medio plazo. De las primeras, no se sabe nada: el gasto de los gobiernos para combatir la crisis es insuficiente y no est¨¢ coordinado; la ronda de Doha para liberalizar el comercio internacional sigue desactivada; no hay nuevas normas contables; de la regulaci¨®n financiera, ni rastro; las agencias de calificaci¨®n de riesgo siguen autorregul¨¢ndose (hiperactivas ahora, frente a su pasividad de antes); el Fondo de Estabilidad Financiera, que parec¨ªa llamado a jugar un papel m¨¢s significativo, contin¨²a sin ampliar el n¨²mero de sus socios (no est¨¢ Espa?a, como tampoco est¨¢ en el G-20); etc¨¦tera.
Antes de morir, en abril de 1945, el presidente dem¨®crata de EE UU, Franklin Delano Roosevelt, propici¨® dos conferencias con las que trat¨® de crear el nuevo orden internacional, tras las guerras mundiales: la de Bretton Woods, que signific¨® la creaci¨®n del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial; y la de Dumbarton Oaks, que dio lugar a la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas (ONU). A la luz de los conflictos en este comienzo del a?o (Gaza, la guerra del gas, la recesi¨®n econ¨®mica, etc¨¦tera) no parece que las estructuras que gobiernan al mundo desde mediados del siglo pasado sean hoy eficaces ni representativas. ?Tendr¨¢ tiempo Obama, hijo pol¨ªtico predilecto de Roosevelt, de abordar tambi¨¦n este problema?
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